Nos recibe Rafael de la Rubia en su casa y nos acomodamos en un salón lleno de libros. Sobre la mesa un enorme libro ilustrado sobre la Marcha Mundial por la Paz y la Noviolencia que se organizó en 2010 y que, después de un larguísimo recorrido por todo el planeta, terminó a los pies del Aconcagua, en los Andes, en el parque histórico del humanismo universalista de Punta de Vacas. Aquella marcha, apoyada por gentes muy diversas −por científicos, artistas, políticos, representantes de cientos de culturas− y que fue recibida y apoyada personalmente por presidentes de distintos países, hoy es más recordada que nunca. Después se han hecho otras marchas, alguna regional en América Latina, y a nadie se le escapa que hoy más que nunca sería necesario desplegar esta bandera universal y sobre todo en Europa. A la marcha de tanques Leopard o de tropas invasoras habría que oponerle una descomunal marcha de buenas gentes que exigen el cese inmediato del conflicto, de todos los conflictos. El doble interés que nos despierta en este momento entrevistar a este viejo amigo humanista, no es solo por su militancia por la paz y la noviolencia, es también por su conocimiento personal de Rusia y su afecto y respeto hacia el pueblo ruso, un pueblo del que se está proyectando en este momento una imagen monstruosa y deformada…

En este momento, en el barrio son varias las convocatorias por la paz y la noviolencia, desde muestras de cine a espacios de convergencia entre culturas. El “No a la guerra” de advertencia de que, además de las acciones belicistas de Putin, las de la OTAN tampoco han sido o están siendo inocentes.

P. Parece, Rafa, que sigues con esto de las marchas mundiales. Después de aquel despliegue enorme en 2010, sabemos que después ha habido otras…

R. Sí, hicimos una y después no sabíamos si haríamos otra. No estaba planificado y, a los siete años de la primera, todavía tenía ese comecome y nos dijimos: “Vamos a hacer unas pruebas previas”. Queríamos saber si había músculo suficiente para abordar una segunda marcha. Hicimos una marcha centroamericana, como testeo en 2017, y de ahí surgió la idea de hacer una marcha sudamericana y también la hicimos. En algunos países como Perú y Chile habían participado más ciudades que en la primera Marcha Mundial.

P. Aquella primera marcha fue tremenda. Fue algo grande, apoyaron muchos presidentes de Gobierno, sobre todo de América Latina, y no eludisteis zonas de conflicto…

R. Sí, nos movimos por zonas de conflicto, en la frontera de Corea del Norte con Corea del Sur. También estuvimos en negociaciones con el Gobierno marroquí y con el Gobierno Argelino para ver si podíamos abrir un paso simbólico, pero no quisieron. Estuvimos en Tijuana, en la frontera de México con Estados Unidos, y luego en fronteras que no son muy conocidas y que reforzamos con la segunda Marcha Mundial. Estuvimos en la frontera entre Honduras y El Salvador, que tiene la particularidad de haber hecho la guerra más breve y más rápida de la historia. Fue una guerra que duró tres días y que, a raíz de un conflicto en los Mundiales de México, tenían problemas internos cada uno de los Gobiernos y les vino bien crear esta guerra. Tuvo seis mil muertos y trescientos mil desplazados. Durante la segunda Marcha Mundial, hicimos un acto en la frontera, se movilizó gente de universidades de Honduras y El Salvador. En la zona libre que hay entre las fronteras, como una zona neutral, hicimos un evento y una ceremonia, rememorando.

P- En la primera Marcha Mundial fuisteis a lugares difíciles, como Palestina o China.

R. Hubo una ramificación. Lo que ocurre en estas marchas es que se va escalando. Nosotros diseñamos un primer armado, pero luego se van sumando nuevas cosas y una de ellas fue la ruta de Medio Oriente. Ahí yo no participé, pero hubo gente que empezó en Palestina y recorrió toda esa zona, hasta que confluimos en Italia y se hicieron actividades en todos esos países.

P. Y ahora preparas otra marcha… Lo mismo no queda mundo para esa marcha.

R. Sí, estamos preparando la 3ª Marcha Mundial que saldrá y acabará en Costa Rica después de recorrer el planeta, será en el 2024. Ahora tiene mucho más sentido que nunca porque estamos en una situación muy complicada.

P. Además, me consta que tú conoces Rusia…

R. Yo estuve en Rusia. Viví siete años y escribí un libro. Yo quería escribir sobre temas sociopolíticos. Fui en la época de la Perestroika (Reconstrucción) y también de la Glásnost, que es “transparencia” en ruso. Allí yo tenía relación con medios de comunicación de aquí y trataba de hacer análisis socioeconómicos de la situación. Solía comentar cosas de la vida cotidiana en Rusia. Aquí había un gran desconocimiento sobre el pueblo ruso. Algo se oía sobre el Comité Central, el Kremlin, el Politburó, pero poco más. De la vida de los rusos, nada. Cuando contaba anécdotas vividas en primera persona, como que hay momentos de treinta grados bajo cero o que los buses llegan exactamente a su hora porque no puedes esperar en la calle y abrían las puertas, un largo bus articulado y una gran cantidad de gente para un solo conductor que conduce y cobra, pues la pregunta que te surge es cómo puedes hacer para pagar el viaje, aunque yo estaba ya avisado… La gente va sacando su billete de cinco rublos, que va pasando de mano en mano al de delante, hasta que llega al conductor y a los diez minutos te vuelve el billete con el dinero del cambio.

P. ¡Qué disciplina! Una sola anécdota muestra la capacidad de este pueblo para coordinar las acciones más sencillas.

R. Claro, yo comentaba todo esto y me decía el director del medio: “¿Por qué no escribes sobre eso?”. Estas anécdotas acabaron siendo lo más leído de la revista.

P. Es importante eso porque ahora mira qué imagen más monstruosa se está proyectando de Rusia y sus gentes… Se los describe como gente fría y desalmada.

R, Una imagen totalmente equivocada. Son muy solidarios y admirables en muchos aspectos. En su cultura está mal visto que envíes al colegio a un niño con cuatro años sin saber leer y escribir perfectamente, y aprenden en casa. En Rusia, yo he sido librero y los visados eran cada tres meses. Yo tenía que salir cada tres meses de Rusia y regresar. Ellos aprovechaban porque les venía bien cobrar en dólares, que en aquel momento era interesante. Fui cambiando de residencia, no estuve en menos de veinte casas en los siete años y en ninguna había menos de mil libros. En mi librería había cinco mil o seis mil por lo menos…

P. ¿Cómo te explicas este conflicto, así, en un trazo muy grueso? ¿Es algo tan sin salida?

R. Lo han dicho exdiplomáticos españoles que han estado en Ucrania y Rusia. Les han estado durante mucho tiempo tocando las narices a los rusos… Cuando con Gorbachov se disuelve la Unión Soviética, los gerifaltes de Occidente se comprometieron, y sobre todo Estados Unidos, a que la OTAN no se expandiría en los países que antes formaban esa Unión Soviética, y es todo lo contrario a lo que han hecho. Como último lugar, estaba Ucrania.

Hay que saber la historia rusa. Antes de que Moscú existiera ya existía el Principado de Kiev, un principado ruso. La cultura rusa está insertada totalmente en el pueblo ucraniano. Los principales barcos nucleares rusos llevan nombres de príncipes ucranianos. En 2014 se da un golpe de Estado apoyado por los Estados Unidos y se derroca al que era un presidente prorruso. Se producen bombardeos sobre el propio territorio, como si aquí, en España y desde Madrid, se tirasen bombas sobre el País Vasco o Cuenca. La OSCE tiene documentados quince mil muertos por acciones militares del propio Gobierno ucraniano sobre su población. Zorrilla, el embajador español, dio una charla en el País Vasco y dijo que podía hablar de ello, porque ya estaba jubilado, pero ha visto niños con papás que habían sido movilizados en esta guerra y en el colegio no se les permitía hablar en ruso, cuando todos sus ascendientes eran rusos.

P. La amenaza de guerra nuclear total por parte de Putin, ¿ha sido exagerada o supone un riesgo real?

R. A mí me parece que no depende de Rusia. Depende de hasta dónde quieran llegar las presiones. Es ingenuo pensar que los rusos van a perder esta guerra. En la Primera y Segunda Guerra Mundial quienes más muertos y heridos tuvieron fueron los rusos. Ellos solos igualaron casi la suma del resto de países.

P. Entonces, pretender la retirada del ejército ruso del territorio de Ucrania, ¿es para ti una ingenuidad?

R. Sí, es una ingenuidad total porque no es un problema de Putin, es un problema de la amenaza que ellos interpretan, porque lo que les viene de Ucrania, y se ha gestado como se ha gestado, para ellos son grupos fascistas que potenciaron y pertenecieron al Tercer Reich. Desde ahí vienen algunos núcleos ideológicos del fascismo alemán. Esa es la interpretación. La agresión procede de quienes dejaron en Rusia más de quince millones de muertos.

P. Entonces, ¿existe una salida noviolenta?

R. Sería necesario ponerse de acuerdo de verdad. Tendría que haber un mediador internacional reconocido. Los Estados Unidos han eliminado estos modos de mediación. Recuerdo que antes existían aquellos cascos azules como árbitros. En una guerra, lo primero que se pierde es la verdad, cada uno cuenta su película. Cuando he contado recientemente en Costa Rica que en España censuraban, por ejemplo, un canal de Telegram por seguridad, para evitar que jaqueen tu móvil, les parecía increíble. No, les comentaba yo, en España no permiten dar cualquier información, depende de donde venga…

P. Entonces, ¿ves complicado que haya una solución? ¿Se tendría que mover Europa sin la influencia y el control de Estados Unidos?

R. Obviamente, pero no solo eso. Teníamos una idea equivocada de la libertad de Europa. En la segunda Marcha Mundial, conversando con amigos de Chile, unos dieciocho amigos, casi todos latinoamericanos y dos italianos, la discusión era: ¿qué democracia es más democracia? Una de las cosas que los italianos decían es que la democracia es en Italia distinta de las democracias de Latinoamérica. Yo les decía; “¿Sabéis cuántas bases militares hay en Italia?”. Cuando me decían que dos o tres, yo les proponía buscar en el teléfono rápidamente y, respuesta: aunque no se sabe con total precisión, mínimo nos salían treinta y dos. Les proponía preguntar por el ¿número de marines en suelo italiano?, respuesta: que es una información reservada, pero que como estimación puede estar entre quince mil y cincuenta mil, porque esa información es secreta. ¿Cuántas bombas nucleares hay? respuesta: Como mínimo cincuenta, ¿Cuántos años llevan estas bases? respuesta: Como mínimo setenta. ¿Tú crees que a una democracia que ya tiene setenta años y con bases extranjeras se la puede llamar democracia plena? En Latinoamérica hay países con muchos menos años de democracia que no tienen tantas bases. Los italianos, para gastarse un euro en armamento, tienen que pedir permiso al jefe, y los alemanes para gastarse medio euro. El jefe son los EE.UU.

P. La propuesta principal de Gorbachov fue un acuerdo sólido y permanente entre Europa y Rusia. Una gran Europa que incomodaba a Estados Unidos.

R. Y se articuló en su primer momento y había problemas con el comunismo. Se emitieron informes. Lo que les molesta a los norteamericanos es que Rusia es muy grande, es enorme, es un área con once husos horarios. Madrid con Estados Unidos, con la costa oeste, tiene siete.

P. En todo caso, Putin no es Gorbachov..

R. No, estaba en contra. Además, los ingenuos dicen que es comunista, Putin es un oligarca. Yo he visto cómo se repartían todos los grandes negocios entre los hijos de los altos dignatarios.

P. ¿Qué se puede hacer entonces? El panorama es muy oscuro.

R. No, al revés. Nos estamos enterando de lo que ya pasaba. No hay novedad, Pero también se está abriendo y extremando la confrontación a nivel social e internacional. Creo que los yanquis y Occidente, protagonizado sobre todo por ellos, tenían el neoliberalismo con su máxima de libertad de comercio y libre mercado, y se lo han cargado ideológicamente. Ahora el petróleo ruso tiene distinto precio, no por libertad de mercado, sino por el origen. El petróleo ruso vale menos. Han dado una patada a su base ideológica. Se basaban en que hay que ser competitivo y apostar por el mejor postor. Eso se le está volviendo en contra en el mismo Estados Unidos, que es la cuna o una de las cunas de la democracia, y ahora tienen un país al borde de una guerra civil. Se están abriendo posibilidades porque la gente se está dando cuenta y, cuando uno mira la televisión, ya no ocurre lo que pasaba hace treinta años, que la gente se lo creía. Ahora, cuando alguien habla, la gente sabe que la están engañando, aunque se trate de una verdad oficial. Las cosas no son así. La gente sabe cuándo le dicen la verdad o no.

P. A mí me queda claro que el objetivo es Europa. La están desarmando.

R. Por supuesto.

P. Toda la construcción incompleta de “bienestar, derechos y libertades” se está desarmando y empobreciendo a la población.

R. Eso es lo que pretenden, y pretenden también hacer un ensayo en Europa porque el gran problema es China ¿Tú crees que Rusia les preocupa? Recordemos hace poco más de un año, en agosto fue, la salida de Afganistán del ejército de la OTAN. Fue desastrosa. El mayor complejo armamentístico del mundo mundial, con supertecnología, salió corriendo contra un ejército de casi arcos, flechas y piedras. No pudieron con él.

P. Parece que vamos hacia una globalización monstruosa.

R. Eso es lo que pretenden. Ellos quieren seguir siendo los gendarmes del planeta, pero ya no, ya no. Y ellos están generando precisamente lo que no querían, lo están acelerando.

P. Tú ahí no vas a entrar, pero nosotros ahí vemos claro que la pandemia es parte de la agenda.

R. Ah, bueno, por supuesto. Yo estuve siguiendo a los datos de laUniversidad de Hopkings, no sé si los conoces. He ido viendo todos los test y el mismo que creó los PCR dijo que no servía para eso. Y no lo han aislado ni nada. Han montado un bluf sobre un bluf, y ahí seguimos.

P. La población está en shock. Tú hablas de otra marcha mundial, pero la gente, especialmente aquí en España, está totalmente desmovilizada.

R. Bueno, nosotros de todas maneras la vamos a hacer, pero de otra manera.

P. Cuenta…

R. Hay alguna gente que dice “qué bien que se cae el sistema…”, y yo digo “tú no tienes ni puta idea de lo que supone que se caiga el sistema”. Que se caiga el sistema quiere decir que ya no hay luz, que ya no hay pan, que no hay internet y que la barbarie campea por todos lados. Entonces son los grupos armados y las pequeñas facciones los que… No creo que ese sea el mejor mundo como para poder avanzar. Nosotros venimos desde hace tiempo estudiando el tema de las acciones ejemplarizantes y yo a un conocido le comentaba que se están dando casos de gente que quiere hacer algo, pero no sabe qué hacer. A esa gente la invitamos a que reflexione, que piense en sus hijos, que piense en su familia, en sus nietos si tiene. En una situación de crisis, ¿qué acción haría que tenga sentido para él y que tenga permanencia? O sea que no sea una explosión de un día que voy a una manifestación y ya me olvido. Media hora a la semana o una hora. ¿Es que nadie tiene una hora a la semana? ¿Qué te encajaría hacer? Y lo más importante es que tenga sentido para ti y ojalá vea que puede sintonizar con otros. Nosotros nos creemos seres únicos, pero igual que nosotros hay miles. Lo que pasa es que no lo manifestamos y nos creemos que somos únicos, pero si nos abriéramos veríamos que hay montones de Rafas por el mundo, muy parecidos, y montones de otra gente. Entonces, ¿qué hago? Cada uno puede ver. Pues yo voy a un coro, perfecto, voy a cantar. ¿Y eso lo voy a escalar o no? ¿Y qué hago? Todos los sábados, esa media hora o una hora, hago lo mismo y lo repito y lo mejoro, y puedo invitar a otros coros De pronto descubro que en Vallecas o Lavapiés hay como 25 coros, ¡25 coros en Vallecas! Pues en algún momento podemos juntarnos y ya hay gente que está juntando los coros. Entonces va escalando eso y hay algunos que dicen “anda, eso es en Vallecas, pero podemos hacer eso en cualquier barrio”. Eso ocurrió contra la guerra, que se juntaron en el Reina Sofía. Claro, no eran muchos, solo tres mil quinientos cantando. Bueno, pues muy bien, ¿qué problema hay? Y de ahí alguien dijo: “Hagámoslo a nivel europeo”. A ese nivel querían juntar cien mil, pero solo juntaron treinta y cinco mil. Pero ahí se cortó y lo que estamos planteando es que haya proceso, que haya empoderamiento de la gente y que eso se vaya escalando. Que continúe…

Te pongo otro ejemplo. En Mundo sin Guerras, en Costa Rica, había unas jóvenes que querían hacer “Montañistas sin Fronteras por un Mundo sin Guerras”. Ellas hacen caminatas en la montaña, aprovechan y están media hora o una hora y hacen talleres, leen cosas, hacen intercambio. Y nos decían que, si hubiera gente en otros países, se podían poner en relación y ayudar a que eso se fuera expandiendo. Pero, de cara a todo este tema de la marcha y también porque es muy distinto que tu hagas una cosa fuera de lo común a que hagas una cosa muy habitual, entonces llama un poco más la atención. En el caso de ella, dijo: “Subamos a hacerla al Cerro”, como lo llaman ellos al cerro más alto de Costa Rica, muy bien. “¿Y si nos conectamos con gente de Ecuador y hacen lo mismo y también suben?”. Yo le planteaba: “No te quepa duda de que, si hacemos eso en tres o cuatro países, movemos toda Latinoamérica porque, en el momento en que haya tres o cuatro países que suben a la cumbre más alta de cada país, alguno en otro país va a decir que ellos también”. Así se ha montado el megamaratón, que estamos por definir la fecha latinoamericana, que es otra de las acciones.

Rafa sigue enlazando unas imágenes con otras, unas acciones con otras y siempre con la idea de concretar, de encontrar el sentido propio a una acción y de escalar, de elevar la escala de esa acción que empieza pequeña y puede alcanzar una enorme dimensión. No hay espacio ni tiempo para reproducir tal cantidad de imágenes y, pasado un tiempo, interrumpimos…

P. Pero este periódico sale en Lavapiés, y todo esto puede pillar bastante lejos.

R. Pero en Lavapiés se puede hacer lo mismo. Por ejemplo, yo hablaba con una persona de la zona de Ópera de la posibilidad de que saliera y diera dos vueltas a la manzana con un cartel de “Yo no a la guerra”, y luego me siento en este banco a conversar. Si eso lo hace durante tres o cuatro semanas, va a ser muy fácil que la gente se acerque a hablar y preguntar el porqué… Y es fácil que luego conozcas a alguien en Vallecas que diga que va a hacer lo mismo.

P. ¿Para qué fecha es la marcha?

R. Estos son preludios para ir preparando la marcha. La marcha será en 2024, el 2 de octubre de 2024. Lo que queremos transmitir es la idea de mover la acción válida individual, la acción referente, la acción ejemplarizante.

P. Todo esto que estás planteando, ¿son acciones para ir preparando la marcha?

R. Sí, son acciones para que la gente vaya empoderándose con las capacidades que tiene y después la marcha sirve para interconectar y para mundializar. Con los símbolos humanos de la no violencia hay cerca de mil colegios.

Decenas de imágenes, conversaciones y experiencias se están produciendo en este momento y Rafa no para de contar. Nos habla de amigos comunes y otros no conocidos. De marchas andando o en bicicleta que ya se están ensayando, de símbolos en colegios y en plazas, de una antorcha que saliendo de Hiroshima y dando la vuelta al mundo termina llegando a Nagasaki, de conversaciones recientes y pasadas con gentes muy diversas con mayor o menor influencia y, sobre todo, de lanzar cada cual su propia acción y de escalarla y conectarla con otras acciones confluyentes. Por último, y ante nuestro intento infructuoso de regresar una y otra vez al barrio, nos dice…

R. Ha habido gente que ha dado la vuelta al planeta sin salir de su barrio, recorriendo las comunidades. Se iba a China, a Ecuador, o a Senegal conectando con los emigrantes del barrio… Y así hacia el mismo recorrido que la Marcha Mundial. Esto en Lavapiés sería posible…