POEMA

 

 

 

 

No he sabido

lo que era amar

hasta que marchaste

al llegar el final.

 

Te llevo dentro de mí

cada segundo,

cada instante en mi caminar,

añorando tu presencia

sin poderte hablar

a la luz de la luna

con tu mirada celestial.

 

Parece que fue ayer

cuando no pudiste más

y te entregaste

con los brazos extendidos

en tu marcha triunfal.

 

Dejamos proyectos

perdidos al azar,

el volcán que sonreía,

nuestro rincón en la playa

que nos hacía danzar,

la luz de la esperanza

que se fue sin avisar.

 

Y ahora… ¿qué?

no encuentro tus ojos

y tu forma de mirar,

no siento

tus manos

en las mías calentar,

no escucho tu voz

para poderte consolar,

no siento tu ser

donde me pueda apoyar.

 

Aún sigo escribiendo

versos para soñar

como cuando éramos jóvenes

y te quise conquistar.

 

Mire donde mire

hasta ti sin dudar,

tu imagen, tu recuerdo,

en mi corazón siempre estás.

 

Cada palabra,

cada pensamiento,

no acierto a diseñar

nuestro mundo derribado

sin poder chillar.

 

Cuando cierro los ojos

y deambulo en sueños rotos,

deseo siempre encontrar

tus besos apasionados

y hasta ti poder llegar.

 

Me das fuerzas

para no naufragar

y sentirme a salvo

en tu navegar.

 

Ver espacios blancos

con versos para rellenar,

me dan fuerza

para poder pelear,

para buscar rimas

y poetizar

jugando con prosa

y así pactar

la ausencia amarga

de tu palpitar.