CUENTO

 

 

Este y los demás cuentos de la serie son el soporte de nuevos significados y comprensiones, surgidos todos a raíz de un trabajo de campo intenso con pedidos y entidades de luz. Fueron seis meses de varias horas al día aplicadas con fuerza, resolución y entusiasmo.

Se condensaron gran cantidad de experiencias que se ordenaron de cierto modo, produciendo una expansión y aclarando el camino. Sumado a esto se profundizó el compromiso ineludible, del propósito: el de encontrar una vía para transmitir todo lo más fielmente posible.

Horacio Mesón

 

Serie El multiverso VIII

A la memoria del Maestro Néstor Giorlandino, el tan querido “Diógenes”

Desde el punto de vista del registro de presencia, con cada una de ellas fue manifestándose una gran familiaridad. Oleadas de intuiciones con sucesivos despertares desembocando en miradas nuevas, distintas y con perspectivas superadoras. Enlazadas a un mecanismo de reconciliación permanente jalado por el futuro, liviano y liberador.

Seleccioné doce para el trabajo y fui poniéndolas a prueba una por una, enfocando y relacionándome con precisión con sus virtudes y otras capacidades. Solicitándoles pruebas de su existencia con un tono de exigencia, les pedí milagros.

En un primer momento me permití poner en duda a alguna de ellas, digamos que hice un nuevo empadronamiento y una re-categorización. Pero todo fue disipado, pudo ser valorado el devocional vínculo con cada ser y la necesidad de obrar en consecuencia.

Cada uno de los hechos milagrosos sucedidos involucraron a terceros, que han sido testigos compartiendo estas asombrosas experiencias de sentido. Por ejemplo, mi abuelo Antonio. A él directamente le pedí que diera señales desde su plano y que comunique cómo se encuentra. A mi papá también, y la respuesta fue casi inmediata.

En el preciso instante de caer en cuenta que se cumplió mi petición, algo sucedió. Fue como si se hubieran encendido luces, todo de pronto comenzó a estar mucho más claro. ¿Cómo transmitir lo sucedido? ¿Cómo trasladar un milagro a unas pocas palabras o a un papel?

Se conformaron nuevas estructuraciones entre la conciencia y “la realidad” cotidiana. Fueron sucediéndose provocadas por mí una serie de situaciones y encuentros. Al unirlos, completaron en su totalidad la respuesta a mis intereses. En cada uno de los hechos y en sus alegorías, descubrí el significado y comprendí el argumento.

Hay un tiempo para cada cosa, luego de tener la certeza de la existencia de cada una de mis entidades y de ir perfeccionando el modo de relacionarme. Luego de esto fueron sucediéndose, por añadidura, secuencias de inspiraciones, algo que pasó tan solo por fortalecer los vínculos y relajar el corazón.

El interés en el trabajo se pudo mantener gracias a la motivación. Sin ella, no se pueden abrir puertas. A cada una de las elegidas en el momento de ponerlas a prueba, les fui haciendo sugerencias y solicitudes de acuerdo a sus facultades. Me respondieron en su idioma “alegorosignosimbólico”.

Ellas son como una atmosfera, así las siento, así lo vivo, con un fuerte intercambio de energía. Están siempre, es uno el que va y viene variando de frecuencia. Están presentes o copresentes, son fondo de sentir y una red, brindan asistencia y transmiten bienestar.

Ajustado el andamiaje y resuelto el armado del “equipo”, llegó el momento de profundizar en el pedido. Para pedir no solo tuve que tener en cuenta lo que quería, sino también el plan para cuando se concediera lo solicitado.

El salvoconducto que permitió realizar la travesía, fue tener la certeza que entregaría inmediatamente a otras y a otros todo lo que se me transmitiera. El para qué, la actitud básica, el motivo original.

Pedir, para dar.