Sin tiempo aún para realizar un análisis más meditado, que considere también la opinión de las personas participantes, avanzamos unas primeras impresiones sobre el XXI Simposio de la Red Renta Básica celebrado en A Coruña los días 28 y 29 de Octubre.

Desde el punto de vista del Colectivo de Renda Básica de A Coruña ha supuesto todo un reto organizativo, que – por el ambiente vivido y los comentarios que nos han ido llegando – podemos considerar satisfactoriamente superado. El mérito – como a veces pasa con la lotería – ha estado muy repartido.

Nos hemos sentido acompañados y respaldados, siempre desde el mayor respeto a nuestra autonomía para diseñar el programa que estimamos más interesante dentro de nuestras posibilidades. En este sentido agradecemos la confianza depositada por la Red Renta Básica, así como el apoyo de entidades sociales como Attac, el CEESG (Colexio de Educadoras e Educadores Sociais de Galicia), además del apoyo institucional (Ayuntamiento, Diputación y Universidad de A Coruña ), mediático, por parte del diario digital Praza Pública, y de particulares que han puesto generosamente a nuestra disposición su trabajo y su tiempo ayudándonos con la difusión digital, en el caso del Grupo Sysega, o con el sugestivo diseño de cartelería y escenarios en el que contamos con The Raspa´s Crew.

El lema de este XXI Simposio, “Colocando la vida en el centro” nos pareció estimulante a la hora de cuestionar las reglas del juego al que se abocan nuestras vidas bajo la lógica neoliberal y heteropatriarcal dominantes. Poner la vida en el centro del análisis permite enfocar desde otras perspectivas, colocando en primer plano la situación de muchas personas que se ven obligadas a vivir sus vidas en los márgenes de la dignidad.

La RBU es una herramienta que, en el marco del reforzamiento del estado del bienestar, permite poner cierto coto a la pobreza y a la cascada de problemas a ella asociados. Por eso nos interesaba tener en cuenta la percepción sobre esta propuesta de quienes directamente trabajan con las personas más vulnerables. Con los colectivos del tercer sector compartimos una dinámica muy facilitadora como es el “Café del Mundo”, en un ambiente de confianza e interacción que nos permitió ver como la propuesta de la RBU, no siendo desconocida, sigue precisando de un proceso pedagógico de acercamiento, empezando por suscitar el interés de muchas entidades que, seguramente por sus propias urgencias, no han podido hacer un análisis sobre esta alternativa. En relación al ámbito multidisciplinar de las profesiones de lo social – psicología, trabajo social, educación social – hay que señalar que protagonizaron una mesa redonda en la que cuestionaron fuertemente las rentas condicionadas y la gramática de un sistema que refuerza la exclusión social cuando su responsabilidad es precisamente combatirla. En un tono crítico general – poco complaciente con su propio ejercicio profesional, por veces anclado en el asistencialismo y la cultura de la sospecha individual respecto del origen de las desigualdades – pusieron encima de la mesa las muchas contradicciones de un sistema que envuelve a los y las profesionales de lo social en un marasmo burocrático, impidiendo que desarrollen la ética del cuidado y atención a la persona que sus códigos deontológicos demandan a estas alturas del siglo XXI. Saludamos muy positivamente que, a la colaboración del Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Galicia, se sumasen con su participación activa los Colegios de Psicología y de Trabajo Social, proyectando una visión muy esperanzadora sobre un cambio de paradigma profesional, asociado a la consecución de un derecho social como el que representa la RBU.

Entre los hechos que merecen ser destacados está el incremento de mujeres como ponentes. Era un objetivo marcado desde la organización, que se cumplió sobradamente, y que, en nuestra opinión, facilitó también un abordaje de los distintos temas desde un enfoque ligado a las evidencias emanadas del análisis de la cotidianeidad, sobre el modo en que las vidas se ven afectadas por mandatos sociales que deben ser puestos en cuestión. Además de en la mesa de feminismos, la mirada violeta atravesó muchas otras temáticas.

El derecho a tener proyectos de vida propios, con la confianza que aporta disponer de una renta básica que permita actuar con autonomía fue el denominador común, punto de confluencia de las distintas intervenciones: autonomía para no sentirte explotado en el ámbito laboral; para poder escoger compañeros y compañeras de distintos viajes vitales desde la libertad y no desde la necesidad; para que la creatividad – individual y colectiva – pueda brotar y alimentarse. Esta idea estuvo muy presente en la mesa centrada en el ámbito cultural, precarizado y sometido a códigos no escritos de relegación social.

Esta XXI edición del Simposio se apoya en unos buenos datos de inscripción: 355 personas, 146 presenciales y 209 online, de los que podemos constatar que 300 personas estuvieron atentas al desarrollo de las sesiones en uno u otro formato. De manera presencial puede hablarse de unas 80 personas aproximadamente de media, en cada una de las actividades. Hay que señalar que ha sido muy gratificante conseguir una convivencia grupal de cierta confianza y complicidad. Se ha mantenido el interés en las intervenciones y en conocer más a fondo las líneas de trabajo de las personas y sus colectivos de referencia para dar a conocer la RBU. En la creación de este ambiente de camaradería ha ayudado el hecho de compartir cafés, comidas, cenas y espacios , como el Paraninfo de la Universidad, abierto a un magnífico paisaje marítimo que invitaba a imaginar otras vidas posibles.

En cuanto al impacto del trabajo en redes, los números, en relación a lo invertido, demuestran la importancia de contar con una campaña profesional para difusión y mayor alcance. Si bien ha habido trabajo voluntario, fue desarrollado por perfiles profesionales, que optimizaron y maximizaron el alcance de la misma ajustándose a los reducidos recursos de que disponíamos. 71.471 personas fueron alcanzadas y visualizaron la publicidad del Simposio, siendo que en sólo 16 días alcanzamos 631 visitas a la página de registro y 215 registros de asistencia al Simposio a través de redes. Podríamos resumir, en números gruesos, que por cada 1,5 – 2€ invertidos en campaña de redes (no olvidándonos de que ha habido una importante parte de trabajo voluntario) se ha conseguido 1 registro de asistencia al Simposio.

Mencionar con agradecimiento la importancia de haber contactado y coordinado con Nerea Pérez de las Heras, copresentadora junto con Inés Hernand, de uno de de los podcasts más seguidos del país, «Saldremos Mejores», la presencia de dos de nuestras ponentes, Mayte Quintanilla y más brevemente Sergi Raventós, en su programa dedicado específicamente a la Renta Básica (https://youtu.be/WGCM017LLa8), con más de 20.000 visualizaciones. Podcast en el que se publicitó explícitamente nuestro Simposio. El haber optado por la posibilidad de seguir el Simposio también por streaming nos ha permitido disponer de la grabación integral de todas las charlas, de modo que puedan ser seguidas en diferido al quedar dicho contenido colgado en la red (https://youtu.be/YisODLIS6wM) y (https://youtu.be/CK8izKabRZQ), con unas 900 visualizaciones en la plataforma YouTube cada parte, sólo una semana tras el acto presencial en A Coruña. Mencionar también la creación de un grupo de Telegram, llamado «XXI Simposio Red Renta Básica» con más de 80 miembros en el que se genera participación y debate y que pone en contacto a distintos colectivos estatales centrados en Renta Básica.

Desde el Colectivo de Renda Básica de A Coruña estamos muy agradecidos a todas las personas que han aceptado participar en el Simposio como ponentes, tanto a aquellas que son referencias indiscutibles en RBU, como a las que no tienen aún mucho recorrido en el ámbito, pero se han atrevido a pensar en esta propuesta y presentarnos sus reflexiones. A los que han venido de fuera de Galicia, y a los gallegos y gallegas que han mostrado nuestra realidad tal como es. Nos ha parecido que, aunque haya requerido un cierto esfuerzo suplementario por comprender realidades diferenciadas, ha sido una buena idea conocer reflexiones asentadas en contextos de vida distintos y distantes. Ha sido muy de agradecer el broche final protagonizado por Victor Grande, cómico, mago y cantante que nos ha brindado un torrente de risas y ha sido capaz de crear un himno para tararear las ventajas de la RBU.

Poner la vida en el centro, con el corazón entre los dedos, como se reflejaba en el cartel, ha hecho posible sumar la complicidad emocional a la proximidad de las ideas. Gracias, a todas las personas que de una u otra forma lo habéis hecho posible.

Queda mucho camino por andar para la consecución de una RBU como derecho de ciudadanía. Necesitamos el conocimiento y la complicidad de muchas personas y colectivos que aún no conocen la propuesta o que la rechazan. Necesitamos, por lo tanto, articular un trabajo en red que prolongue las iniciativas territoriales que se tomen y los análisis que estos días compartimos.

¡A por el XXII Simposio de la Red Renta Básica desde ya!

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