“Qué patético fue tratar de relegar la muerte a la periferia de la vida cuando

la muerte estaba en el centro de todo”. Elif Shafak

Inauguramos desde REHUNO Salud una serie de notas que resumen los principales aspectos del Informe publicado este año por la Revista Lancet sobre el tema del valor de la muerte.

La Revista Lancet (www.lancet.com), publicación de reconocido prestigio científico, publicó en febrero de 2022 el reporte de una de sus Comisiones de Estudio e Investigación titulado: “El Valor de la Muerte: Trayendo la muerte a la vida”. Este Informe, de 48 Páginas, es fruto del trabajo de un equipo de especialistas que abordó el estudio sobre el enfoque actual que tiene la sociedad sobre la muerte y las consecuencias directas e indirectas que derivan de él. El informe completo de la Comisión puede consultarse en:  (The Lancet Commissions: Report of the Lancet Commission on the Value of Death: bringing death back into life. www.thelancet.com – Vol. 399 February 26, 2022)

Agradecemos los aportes que compartiera el Dr. Enric Benito en sus entrevistas con REHUNO Salud y con la Organización Al final de la Vida, ya que ellos han sido de gran utilidad para esta serie de artículos. 

Resumimos aspectos relevantes del reporte:

  • La imagen desequilibrada y contradictoria de la muerte y el morir es el fundamento de esta Comisión.
  • La historia de morir en el siglo XXI es el reflejo de una paradoja contradictoria: mientras muchas personas reciben sobre-tratamientos en hospitales e instituciones médicas, muchas más siguen sin recibir tratamiento alguno, muriendo por situaciones prevenibles, sin acceso a los medicamentos básicos. 
  • La muerte y el morir han pasado de un entorno familiar y comunitario a ser principalmente parte del dominio de los sistemas de salud. El tratamiento inútil o potencialmente inapropiado en este entorno generalmente continúa hasta las últimas horas de vida.
  • Los roles de las familias y las comunidades van retrocediendo. La muerte y el morir se vuelven desconocidos y se pierden habilidades, tradiciones y conocimientos. 
  • En los países de altos ingresos económicos existe un enfoque de excesivas intervenciones clínicas (“medicalización excesiva”) en detrimento de intervenciones y acompañamientos más adecuados. Esta tendencia comienza a repetirse también en los países de ingresos económicos medios y bajos.
  • Como consecuencia de la pandemia de COVID19, los sistemas de salud se han visto desbordados y la muerte, como si fuese un “objeto macabro”, comenzó a ocupar un lugar destacado en los informes diarios de los hospitales y de los medios de difusión. Las personas han muerto de forma muy medicalizada, a menudo en soledad y en un entorno de “personas enmascaradas” en hospitales y unidades de cuidados intensivos, incapaces de comunicarse con sus seres queridos.  Esta situación ha alimentado aún más el miedo a la muerte, reforzando la idea de los servicios de salud actuando como custodios y ante-sala de la muerte.
  • El cambio climático, la pandemia de COVID19, la destrucción del medio ambiente y las actitudes hacia la muerte en los países de altos ingresos tienen raíces similares: la ilusión de que tienen el control y el poder sobre la naturaleza y no de que somos parte de ella. 
  • Se invierten grandes sumas de dinero para extender dramáticamente la vida e incluso intentar lograr la inmortalidad para una pequeña minoría, al mismo tiempo que con-vivimos en un mundo donde grandes sectores de la población sufren hambrunas prevenibles y/o llegan a la muerte por factores evitables. 

A lo largo de la historia, filósofos y teólogos de las más variadas culturas han reconocido el valor que tiene la muerte para la vida humana como parte esencial de la  vida y de la biografía personal, como momento de misterio, transición y transformación. Lo mismo ocurre en el legado de las diversas tradiciones y civilizaciones humanas. Pero, en la actualidad, la atención médica y las personas parecen tener dificultades para aceptar la inevitabilidad de la muerte física.

La muerte también nos recuerda nuestra fragilidad y mismidad: “todos vamos a morir”. Cuidar de los moribundos es un don, como han reconocido algunos filósofos y muchos cuidadores, tanto laicos como profesionales. Pero, gran parte del “valor” existente en el proceso de morir, la riqueza interna que subyace en estos procesos ya no se reconoce en el mundo moderno. Re-descubrir este valor puede ayudar a re-significar la etapa del final-de-vida física y así mejorar la vida en su totalidad.

Llegamos a la primera conclusión que forma parte del Informe de la Comisión Lancet:

“La muerte y el proceso de morir deben ser reconocidos no solo como normales, sino como “valiosos”. Se debe re-equilibrar el cuidado de los moribundos y los afligidos, y se hace un llamado a las personas de toda la sociedad para que respondan a este desafío “

(Continuará en un segundo artículo…)

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