CUENTO

 

El personaje central de estas breves historias y reflexiones sigue emplazado en el plano trascendental. Desde allí se comunica sin el ridículo temor a no ser comprendido, porque claro, no tiene nada que perder. Para él la vida es algo más que una ilusión…

Entretiempos, Mi propio cielo, Transferencias, La cosa, Una acción salvadora, Convergencias y Señales son los títulos de los siete cuentos compartidos hasta el momento. Unidos todos por una misma intención y ligados siempre al camino del corazón.

Horacio Mesón

 

Serie El Multiverso VII

Aquí no existe el tiempo como se lo registra y se lo conoce en el mundo mortal y sin embargo hay una espera, por lo menos esto es lo que estoy viviendo. Estamos en un cuarto intermedio con dos temas a resolver: las misiones y los enviados.

Me permito seguir reflexionando y mentando sobre la intención de “la cosa” (la Escuela), de torcer unos grados el curso de los acontecimientos en la Tierra. El plan es producir un fenómeno concomitante de conversiones masivas, es necesario precipitar… Cuando la acción es de un gran conjunto se produce una intensa sinergia. Mutación.

Se necesita algo más que fe para poder convertir la vida, se necesita la certeza de la experiencia y toda la energía. Definitivamente es cambiar la tendencia para siempre, por lo tanto desde antes de iniciar la travesía no hay que guardarse nada.

Si se quiere producir un hecho único, a esto le corresponde un correlato de fuerzas. No se puede gozar de las bondades de una conversión sin una desestabilización, y esto no significa que tenga que ser algo agónico o desagradable.

Simultáneamente a que se aggiorna el psiquismo, se van abriendo canales y compuertas. Esto sucede si la “llave” para abrirlos está clara. Motivación y propósito.

Ingenuo sería creer que se pueda realizar esto solo con los propios recursos. Se necesita haber profundizado el vínculo con las entidades. Un contacto permanente para poder seguir elevando la calidad en la relación con lo sagrado.

Este es el momento en donde gracias a la intuición los dones se potencian exponencialmente y se descubren otros que estaban aletargados, esperando. Comienzan a suceder hechos extraordinarios y conscientes, buscados y milagrosos. Así se inicia la “naturalización” de los milagros.

Los chacras o centros de energía funcionan al unísono y de otra manera, alimentados por un torrente de chí, o de kí, o de prhana, o de energía vital. Así va circulando y concentrándose la fuerza para poder dar un salto cualitativo al lugar mental aspirado.

¡Atención! En este paso no se deben arrastrar compulsiones de un plano a otro, puede ser perjudicial para la salud… Hay que ser muy precisos en lo que se quiere y en el para qué.

Se comienzan a tener cada vez más en cuenta “las corazonadas” o las intuiciones, ellas van llegando como suaves oleadas prácticamente imperceptibles. Son como un tímido susurro interior que dice cosas desconocidas hasta el momento en que se perciben…

No se necesita de una serie de pensamientos hilados para comprender, porque es como ver todo un largometraje en una sola escena. Uno va dándose cuenta que las intuiciones estuvieron siempre y no se supieron interpretar.

Es tan necesaria la actitud lúdica, hay que jugar con estos temas y jugar de verdad. Esto habilita y permite vencer la autocensura que es un lastre infinitamente pesado y condicionante. El ludismo como actitud básica habilita a que imaginemos lo que queramos, como por ejemplo volar entre los planetas zambulléndonos en el cosmos. O estar en más de un lugar al mismo tiempo, es mágico.

Crea atmósferas y genera espacios de libertad. Espacios externos pero también internos, permitiéndonos expandir nuestros marcos subjetivos y romper los límites. La misma fascinación se va produciendo en los sucesivos contactos con los seres de luz en la familiaridad del trato.

El milagro no es intermitente, es permanente y siempre está. Uno podría preguntarse: ¿Adónde? ¿Afuera o adentro?

Cuando se es no hay afuera ni hay adentro, solo se es. Una unicidad y un nosotros…