POEMA ILUSTRADO

 

 

Siento la caricia de ramas en mi alma,

ramas que se mecen en el dorado arrullo

de la estampa del sol.

 

Y tú, amado amanecer del nuevo día,

te escapas en el fuego de los últimos rayos.

 

Yo voy enamorada por piedras traspasadas

de colores cambiantes a coronar el salto.

 

Allí, el negro de la noche de tus ojos buscados

me sopla la textura de los vientos.