Por Francisco Javier Feres N.

-Esta es tú Constitución. La primera en la historia de Chile redactada por representantes democráticamente elegidos.
-Tú la exigiste y luchaste por ella en las calles y en los territorios.
-Tú elegiste a los constituyentes.

Se ha escrito paritariamente, con cupos asegurados para pueblos originarios, con un 78% de aprobación.

-Ellas y ellos acordaron, por 2/3 el texto que proponen a la ciudadanía.
-Ahora te vuelve a tocar a ti decidir tu futuro.

Qué vas a aprobar, entre otras cosas:

-Dejar atrás la Constitución originada en dictadura y modificada sólo en la medida que quienes la idearon e impusieron, lo permitieron.
-Terminar con el Estado subsidiario, dando paso a un Estado Democrático y Social de Derechos.
-Terminar con la privatización extrema de los recursos naturales, como el agua/ La privatización de la seguridad social/ De la salud/ De la educación y muchas otras, reconocidas todas ellas ahora como derechos sociales con protección y que obligan al Estado.
-Terminar con la discriminación a los Pueblos Originarios, mediante la creación de un Estado Plurinacional, intercultural y ecológico.
-Terminar con la discriminación a las mujeres, entre otras medidas, con la paridad en el Estado y el Gobierno.
-El pleno reconocimiento de la diversidad sexual y de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
-Término del centralismo asfixiante y verdadera regionalización. Creación de la Cámara de las Regiones.
-El fin del presidencialismo extremo y la incorporación de normas de democracia directa.

Por todo ello y por mucho más, no dejes que esta oportunidad, única para Chile, se vea impedida por la ceguera, los privilegios, la campaña de mentiras y falsedades, que comenzó junto con el trabajo de la Convención y que es y será implacable.

La Constitución propuesta para Chile por cierto no es perfecta, pero recoge el verdadero clamor expresado por la amplia mayoría de chilenas y chilenos y es el comienzo ineludible para construir una patria para todas y todos.

Será tarea de todos los chilenos, a través de sus representantes y de los mecanismos de participación directa creados por la propia constitución, perfeccionarla en el futuro y dictar las leyes que la hagan plenamente operativa.