POEMA

 

Quedará desnudo
mi corazón
al contemplar
las jaimas
los jinetes al atardecer
esa mirada
que tiembla
y se aleja en el valle.

Ya nada detendrá
mis ojos,
hacia un destino
inevitable,
la calle donde fui
el niño de los caracoles
el que buscaba las barcas
en la luz del farol.

Ya nada permanecerá
en el acantilado
que conocí
cuando una ola
me llevaba en sus brazos
mientras observaba
la luz blanca de la ciudad.