«Paren la masacre» fue el grito que recorrió con lágrimas, dolor e indignación en el décimo segundo día del #ParoNacional2022.

Por Carlos Crespo

“Hemos tenido una jornada muy difícil”; “ha sido un día bastante fuerte”. “Hacemos una denuncia al mundo… los heridos, los muertos, los encarcelados. Que conozcan estas acciones inhumanas. Llamamos a la paz, a la armonía, no podemos generar guerra civil entre hermanos”.  Fueron palabras de los dirigentes del #ParoNacional2022 cerca de la medianoche, en su rueda de prensa al país: Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras del Ecuador (FENOCIN) y Organización de los Indígenas Evangélicos en Ecuador (FEINE).

Los hechos:

A partir del mediodía:

Numerosas familias y delegaciones de Pueblos, Nacionalidades y organizaciones sociales llenan alegres y confiadas el Ágora de la Casa de las Culturas, recuperada, tras la ocupación policial. Llegan de manera “masiva y potente” a participar en la Asamblea de los Pueblos, que se instala en el día 12 de #Paro nacional  Conaie Comunicación – Inicio | Facebook : “reconocemos nuestra fuerza, reconocemos que estamos pasando hambre, pero no vamos a perder el horizonte, la justicia, la paz”, se escucha en ese amplio y simbólico espacio, luego de la ceremonia espiritual ancestral de apertura. Voces indignadas  que apuntan a otros modelos posibles de democracia y de participación, basados en la sostenibilidad de la vida.

“Los pueblos y nacionalidades y sus organizaciones, esperan respuestas a las injusticias sociales y ambientales generadas por el modelo neoliberal establecido por los organismos multilaterales y aplicados como fórmula por los gobiernos de turno en el Ecuador, generando el encarecimiento y precarización de la vida, la ausencia de precios justos para productos cultivados en la ruralidad, la ausencia de regulaciones estatales a los altos intereses de créditos de cooperativas y bancos, generando el abandono del campo y la migración masiva fuera del país”, (Pronunciamiento de la Red de Antropología del Ecuador).

“El trasfondo es, sin duda, la desesperación de las mayorías empobrecidas del país. Este gobierno, constituido por empresarios y por élites blanco-mestizas alojadas en barrios exclusivos y que socializa básicamente entre grupos privilegiados, no ha reaccionado ante la frustración popular tras dos años de la catástrofe económica y social provocada por la pandemia” (Pablo Ospina. Latinoaméroca21, Publicado en Pressenza 24.06.22)

A media tarde:

En cadena nacional de radio y televisión, el Presidente Lasso se pone en escena, abandonando el gesto conciliador; arremete contra el Presidente de la CONAIE, acusándolo de “engañar a sus bases y de querer usurpar el gobierno legalmente constituido”, y declara que “La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas actuarán con los medios necesarios para defender, mediante el uso progresivo de la fuerza, el orden público y la democracia”.   https://www.primicias.ec/noticias/politica/confrontacion-crece-posibilidad-dialogo-lejana-ecuador/  .

El Gobierno ha declarado la guerra, sustentado en una narrativa de «ellos y nosotros», dejando claro para quién gobierna; nosotros “los ciudadanos”, ellos los “vándalos y criminales”. Ha optado por un nuevo paso de su estrategia militar como única salida: el uso de la fuerza para “reprimir” a la población, según anuncio inmediato del Ministro de Gobierno.

El Gobierno del “Encuentro”, como reza su lema, ha perdido la capacidad de escuchar y dialogar; la CONAIE viene pidiendo diálogo hace un año, desde junio pasado, “dos veces hemos asistido al diálogo…pero usted no ha respondido” (Presidente de la FENOCIN). El gobierno miente con frialdad manipuladora cuando dice que las organizaciones indígenas no han querido  dialogar.

De la manipulación se encargan los grandes medios, con su apoyo se explotan “las necesidades más elementales y los temores más irracionales hasta la creación de expectativas engañosas que se plantean dentro de un sistema de no opción”[1].  La violencia escondida explota en los opinadores y periodistas de los grandes medios, alimentando el racismo, el revanchismo, el patriotismo y despertando el sustrato psicosocial de raíz colonial, en los “ciudadanos”, “atrapados en la información”, en la prisión digital[2].

Inmediatamente después de la cadena nacional:

La Policía arremete con bombas lacrimógenas contra la gente en asamblea, mujeres, niños y niñas, bebés, ancianos y ancianas. El Gobierno les tendió una trampa. Los medios comunitarios y alternativos informan: “represión en los alrededores de la Casa de la Cultura y el parque El Arbolito. Asfixiados y heridos por el gas lacrimógeno en el interior del Ágora

[1] Silo. (1996).  Diccionario del Nuevo Humanismo.

[2] Byun-Chul Han. (2022). Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia. Bogotá: Taurus.