Como en todas las guerras que se precien, la actual en Europa del Este también está causando daños que van más allá de las fronteras de los Estados directamente implicados. Las consecuencias de este conflicto también se están viendo inclusive en lugares aparentemente distantes a miles de kilómetros de los enfrentamientos en curso entre Rusia y Ucrania.

Aparentemente.

En Elinkine, una pequeña ciudad del sur de Senegal, el trabajo de los pescadores locales se ve amenazado por lo que está ocurriendo en Ucrania.

La pesca artesanal en Senegal es un sector impulsor de la economía del país. La mayoría de la población que vive en la costa del océano Atlántico, desde Saint-Louis hasta Cap Skirring, vive casi principalmente de la pesca. Pequeñas, numerosas y coloridas piraguas salen cada día de los distintos puertos de la costa y regresan justo antes de la puesta de sol.

Pero ayer, en Elinkine, los pescadores no pudieron zarpar. «Vivo en la isla de Carabane», comienza contando Aliou, un pescador de unos 50 años, que hace cola como sus compañeros frente a la pequeña estación de servicio del pueblo. «En los muchos años que he trabajado en el mar, nunca he sido testigo de una escasez de combustible como la que se está produciendo en estos momentos». La fila de pescadores que esperan con latas vacías para llenar, confirma sus palabras.

De hecho, desde hace unos días no hay combustible en la ciudad costera. El camión con la carga no ha llegado hasta hoy, pero de las tres gasolineras que hay en la ciudad sólo una fue reabastecida y, aunque el costo no ha variado por ahora, lo que es incierto es la disponibilidad de gasolina.

«Necesito al menos 300 litros de combustible. Con mi tripulación vamos a pescar a las aguas de Guinea Bissau y permanecemos en el mar hasta un mes sin tocar tierra. Desde hace unos años nos vemos obligados a alejarnos de la costa senegalesa porque ya no hay pescado», afirma Aliou, explicando que los recursos pesqueros senegaleses están amenazados por los efectos del cambio climático, así como por la pesca industrial y a menudo fraudulenta, que practican los grandes barcos pesqueros extranjeros. Como consecuencia, los pescadores se ven obligados a explorar aguas cada vez más lejanas, permaneciendo en el mar durante mucho tiempo antes de poder llenar sus redes.

La escasez de combustible se está notando sobre todo en las zonas más remotas y rurales del país, como la parte baja de Casamance. «Hoy estoy seguro de que no podré encontrar toda la gasolina que necesito, espero que mañana llegue otro camión. Por desgracia, ni siquiera podemos almacenar gasolina en contenedores, porque es demasiado peligroso con las altas temperaturas de estos días –continúa el pescador–, así que sólo nos queda recargar en la estación de servicio. Si no hubera suficiente gasolina, no pescaremos».

Pero el sector náutico no es el único que se ha visto afectado por la situación internacional relacionada con el conflicto ucraniano. A finales de abril, ya no había en el aeropuerto de Dakar el combustible que utilizan los aviones. Varias salidas se retrasaron, varios vuelos se quedaron en tierra y se pidió a las compañías aéreas que garantizaran su propio suministro de combustible para los vuelos de regreso. Al igual que en Senegal, otros países del continente también están experimentando las primeras consecuencias de la guerra en Ucrania.

Las aerolíneas africanas están uniendo fuerzas para negociar mejores precios y un flujo constante de combustible para aviones, una estrategia para ayudar a evitar una posible crisis causada por los problemas de suministro y el aumento de los costos. Recientemente se ha formado un comité que incluye a South African Airways y Kenya Airways, para garantizar el suministro durante 12 meses a partir de julio.

Esta negociación es el resultado de las perturbaciones que han afectado al continente africano. En Sudáfrica, el operador aeroportuario del país dijo que algunas aerolíneas habían cancelado vuelos debido a problemas de suministro de combustible y se comprometió a remediar la situación, mientras que en Nigeria las aerolíneas amenazaron con suspender los vuelos también en respuesta al aumento de los precios del combustible tras la invasión de Rusia a Ucrania.

Estos son algunos de los efectos de la guerra que comienzan a sentirse en el continente africano.

El artículo original se puede leer aquí