Las organizaciones firmantes de esta carta conformadas por víctimas de abuso sexual infantil (A.S.I.), abuso sexual eclesial (A.S.E.) que incluye adultos vulnerables, sobrevivientes, familiares y activistas por los derechos de las infancias recibimos con satisfacción las palabras del Presidente Gabriel Boric.

En primer lugar, el día 11 de marzo, en su discurso en la Plaza de la Constitución, que expresa un compromiso por la defensa irrestricta de los derechos humanos, con énfasis en las infancias, mujeres y diversidades, y define un norte en los procesos de justicia y reparación necesarios para quienes sufrieron abusos en entornos institucionales. Las declaraciones del propio Presidente y su equipo de Gobierno en los días posteriores –tras la revictimización asociada con la reaparición de personas asociadas al encubrimiento de ASE, en la Catedral católica de Santiago– reafirman el camino trazado.

Por primera vez en nuestra memoria colectiva, la más alta autoridad del Poder Ejecutivo condena el abuso sexual a las infancias, así como la revictimización y el encubrimiento, un elemento central en la trama del funcionamiento de los perpetradores –personas y/o instituciones- en nuestra sociedad. La cero tolerancia frente a estos crímenes, a los criminales, y a redes de encubrimiento en todo ámbito, es indispensable para desacatar la impunidad que ha sido posible debido a ausencias de cuidado y rigurosidad de los distintos poderes del Estado de Chile a la hora de hacer su trabajo. Lo anterior, sumado a la actitud laxa y desafectada de una parte de la sociedad que, pese a todos los testimonios y evidencia científica, no termina de entender la vastedad del daño que infligen el ASI y ASE en las vidas de quienes lo han sufrido.

Al hablarle a las infancias, el Presidente entiende también la responsabilidad de la sociedad adulta de cuidarles y propiciar entornos libres de este peligro. Al anunciar que el Gobierno avanzará sobre procesos de reparación integral y cuidado extremo para no revictimizar, entiende también la necesidad urgente de quienes ya siendo adultos siguen sin poder cerrar procesos de sanación, lo que asimismo se verifica en otros traumas por delitos inenarrables y violatorios de derechos esenciales. El imperativo de no dañar, y de no volver a dañar, corre también.

El Gobierno como articulador y representante de la sociedad comprende su responsabilidad en el cuidado humano, la salvaguarda de las personas, y no desaparece cuando eso se quiebra. Los delitos sexuales de los que niños y niñas son víctimas, ocurren en el espacio colectivo, no existe un espacio privado o “íntimo”, disociado de contextos sociales, cuando se trata de abuso. Esa es una de las trampas de violadores y redes de protección, que pueden generar mucha confusión, y desprotección de las nuevas generaciones.

Las palabras de las autoridades del Gobierno del Presidente Boric funcionan como la primera gasa sobre una herida abierta en miles de infancias chilenas aunque algunas ya seamos adultas. No se trata sólo de simbolismos. Llevar los mínimos razonables de respeto que nunca recibimos otra vez a su lugar, poner una luz roja a la naturalización de la impunidad de criminales y redes de encubridores. Es la primera vez que un Presidente se dirige a la Red de Sobrevivientes en Entornos Institucionales de Chile con un mensaje que nos llegó alto y claro; ese gesto también se valora.

Una víctima de abuso sexual en la infancia -no importa en qué contexto haya sufrido este delito-, cuando ve a los impunes moviéndose en sociedad sin castigo alguno, recibe un golpe del cual tarda mucho en recuperar. Y ese golpe lo recibe todo su entorno afectivo, su familia y cercanos. Es por ello que destacamos las palabras de las autoridades de Gobierno y del propio Presidente. Porque ante la violencia ejercida, la respuesta es de contención; de compromisos de reparación. Y aquí es donde la mirada debe ser más atenta, porque sabemos que mientras se oficiaba aquella ceremonia o leemos este mismo texto, hay infancias y adolescencias que están siendo abusadas. A ellas el mensaje del Pdte. Boric también ha de llegarles.

A tres años de promulgada la Ley de Imprescriptibilidad conocida como Derecho Al Tiempo entendemos que todavía hay sectores de la sociedad a los que les es difícil empatizar, comprender lo que significa la retraumatización, la magnitud del daño y lo fundamental que es desde toda la comunidad mostrar rutas claras a la reparación, y en el horizonte más vasto: la prevención; la evitación de un sufrimiento como el abuso sexual infantil arrasando con las vidas de las nuevas generaciones.

El compromiso programático de la Comisión de Verdad, Justicia y Reparación para víctimas de abuso sexual infantil en entornos institucionales (Iglesias, colegios, sistema de protección del Estado o tercerizados, entornos deportivos, espacios de salud, entre otros) se ve reafirmado en lo sucedido estos días, y en los actos y palabras del Presidente. Desde nuestras organizaciones nos comprometemos a poner toda la energía, además de nuestras capacidades y experiencia para construir un nuevo hito histórico en la defensa de las infancias. Construimos sobre lo ya cimentado desde la imprescriptibilidad (2019), para ahora formar la primera Comisión de reparación en el continente. Como sociedad, necesitamos escuchar las voces de aquellos que siguen en silencio, que no disponen de los recursos materiales o simbólicos para iniciar sus propios procesos de justicia y sanación por abusos cuyos efectos perdurables en el ciclo vital, han sido hace mucho informados por las ciencias, y relatados por sus propios sobrevivientes.

Nos guiamos por premisas de la ética del cuidado. Atestiguamos con esperanza, a un Estado que comienza a hacerse cargo, desde esa misma brújula.

Red de Sobrevivientes

No más ASI Chile

Derecho al Tiempo

Red de Sobrevivientes: Personas sobrevivientes de abuso en la infancia en entornos institucionales en Chile: Iglesias, colegios, Estado (SENAME), scouts.

No más ASI Chile: Familias de supervivientes de ASI.

Derecho al Tiempo: Agrupación de la sociedad civil impulsora de la Ley de Imprescriptibilidad promulgada en 2019.