Alguno de todos los que me saludaron para este fin de año, y no recuerdo quien, me dijo: “Que empieces bien el año” y fue premonitorio, porque lo empecé de maravillas.

Cuando nos llegó el nombre de la cascada de Las Tapaderas, en octubre pasado, enseguida quisimos saber donde quedaba y, con solo dos o tres inconclusos datos, nos largamos a buscarla. El primer intento fue fallido porque no pudimos cruzar el vado del arroyo “Quebrada Honda” debido a que aún estaba muy alto y se tornaba peligroso. Las próximas dos veces tampoco tuvimos suerte. Pese a haber vadeado el arroyo, no encontramos la cascada por ninguno de los lugares que nos indicaron… Toda una frustración. Caminamos y caminamos sin suerte.

Foto de Ricardo Kleine Samson

Pero este 1° de enero, se cumplió la profecía de mi amigo y la encontramos. Aun admitiendo que sea un exagerado déjeme decirle que, en medio de la yerma estepa patagónica, encontrarse de golpe con este oasis moviliza las emociones de una manera extraordinaria y es verdaderamente toda una maravilla digna de conocer… Es más, le diría que debe ser la cascada mas bonita de todo el norte neuquino y creo conocerlas a todas, aún más que La Fragua de Manzano Amargo, porque el entorno que ha generado en la periferia de su caída es único e increíble… Lo que deslumbra no es solamente la altura de su caída que debe ser idéntica a la de La Fragua, sino el cuadro que irrumpe en medio de la estepa con flores de todos los colores incluidas, que hasta crecen rosadas en las paredes de la caída y que no se puede creer lo lindo que es… hasta el lujo de una pequeña laguna donde uno se puede bañar a sus anchas. Lleno de pájaros, golondrinas incluidas, cantarines y curiosos que no dejaron de darnos la bienvenida. Todo un derroche de vitalidad que invita a renovar energías y la alegría de conocer un lugar increíble.

Y porque la vida tiene esa sorprendente costumbre de deslumbrar tan imprevistamente y desplegar toda su alegría como un orgasmo de vitalidad. Y hoy, sin pretenderlo tuvimos la suerte de dar fe de ella, como tantas otras veces que merece celebrarse y, al pecho, el mundo, le queda chico…

Si es curioso y dispuesto a la aventura, esto es para Usted. No es fácil de llegar, pero vale la pena. Partiendo desde la estación de servicio YPF de Andacollo, son 91 km. La ruta sería la siguiente: Andacollo, Las Ovejas, Manzano Amargo; en el estacionamiento de la cascada La Fragua hay un cartel de madera que indica al Bosque de Llao Llao, subir por este y dirigirse hasta el cartel que indica: arroyo Quebrada Honda, que está justo en la bifurcación a la Laguna Navarrete y continuar por esa huella tal y como lo indica el track adjunto. Hay dos cosas que se deben tener: un vehículo doble tracción y mucha pericia y prudencia, tanto para bajar o subir del Arroyo porque es muy empinado y angosto. No es peligroso, pero tampoco para descuidarse. Una vez que se cruzó el arroyo, son 5,7 km más por esa huella, y siempre a la izquierda, llegará hasta un cuadro alambrado donde debe estacionar. Como referente, verá un único álamo altísimo a su izquierda que no puede no verlo y, desde él, comienza a bajar caminando hacia su derecha por un manto de lava y escoriales volcánicos entremezclados con arbustos y pastos nativos de todo tipo (1000 mts aprox.) hasta la cascada en cuestión. No lo va a poder creer.

Lo que tiene de sorprendente este norte neuquino, como pocos lugares del país, es que está lleno de rincones deslumbrantes que merecen conocerse, como por ejemplo este mismo… y, porque al cabo, uno se termina preguntando: pudiendo venir a la Cascada de Las Tapaderas ¿por qué ir a Punta del Este?

Vale la pena y que empiece bien el año como me pasó a mí.