POEMA

 

 

 

 

Mirar mi cuerpo dormido

Ahí postrado sobre el baúl sellado por sus lados

con ecos que fluyen por los intersticios

Con murmullos que subyacen en la libertad

Con voces que se quiebran en la tempestad.

 

Quisiera no mirar ese ser oscuro

Aquel que se debate entre “ser”

Que parece un trapo viejo que se deshace por la humedad

Y se apesta por los años de inconsciencia.

 

Un cuerpo que ya parece unido a la madera

Que ha perdido las fronteras de la vitalidad

Que permanece, ahí, donde sus raíces se han endurecido en la tierra seca

Un baúl cargado de recuerdos sin memoria

Un baúl que encarcela sensibilidades e intuiciones.

 

Pero, un día, apareció el fuego que hace cenizas las maderas viejas

Que funde las emociones con los recuerdos

Que produce barro nuevo como el alfarero

Que despierta las conciencias amnésicas por el miedo.

 

Fuego que deshaces aquel baúl viejo

Y que conviertes en polvo las mentes alienadas

Vuelas por los aires que te dirigen a los buenos tiempos

Vuelas sobre las miserias que te tenían quieto

Y te despiertas de las moléculas que cohesionaban tu aliento.

 

Ya siendo una partícula de polvo

Ya siendo un radical libre que vuela por el cielo

Queriendo encontrar electrones de mayor peso molecular

De mayor experiencia

Con mayor disidencia

Entre tanta diversidad y diferencia.

 

Dejar de ser radical libre

Morir en la atracción que acuerpa

Fusionarse entre la solidaridad que hace mitosis

Convertirse en mielina para conducir sinapsis.

 

Somos plasticidad eléctrica

Somos neuronas que conectan

Somos dendritas diversas

Somos axones que conducen disidencia

Neurotransmisores que deconstruyen verdades

Y que apre(henden) de lo opuesto a atraerse.

 

Al ser una molécula que circula en conjunto

Cuidamos al cuerpo que nos sostiene

Alimentamos al alma que nos fortalece

Acuerpamos las diferencias que nos enriquecen

Miramos el horizonte con posibilidad.

 

En la sinapsis con otros cuerpos

Agradecemos, y cuestionamos las diferencias y privilegios

Apreciamos y simpatizamos con sus sueños

Cuidamos de su caminar consciente por el pantano

Curamos sus dolencias coloniales que se anclan a sus cisuras

Morimos junto a sus deconstrucciones

Revivimos en colectivo

Y reconstruimos con justicia.

 

Nunca habíamos amado tanto la diversidad como hoy

Porque nunca habíamos salido de aquel baúl viejo

Porque el olor a ropa guardada

Había matado nuestro sentido del olfato.

 

Bonito es cuando volamos todes juntes

Cuando nos juntamos por los aires del océano que nos une

Cuando la marea baja para caminar descalzos sobre la arena

Cuando nos sentamos entre las rocas de sereno 

Y miramos un  nuevo amanecer lleno de esperanzas.

 

Si ser diversas y disidentes

Nos hace humanos

Ser diversas y disidentes

Queremos ser, antes de “no ser.”