“No es una predicción, es una alerta”, agrega el titular de la ONU durante la Cumbre del G20, donde recuerda que si los compromisos de mitigación del cambio climático siguen la tendencia actual, el planeta se calentará 2,7 °C para fin de siglo y conmina una vez más a los líderes mundiales a acelerar la acción climática con sentido de urgencia.

En vísperas del inicio de la Conferencia de la ONU sobre el Clima, el Secretario General de las Naciones Unidas alertó este viernes sobre el riesgo de que el cónclave no dé el resultado deseado.

António Guterres se encuentra en Roma, Italia, donde participa en la Cumbre del G20 para urgir una vez más a los líderes de las economías más desarrolladas a actuar inmediatamente frente a la emergencia climática y a distribuir equitativamente las vacunas contra el COVID-19.

Durante una rueda de prensa en el marco de la Cumbre, Guterres matizó su declaración del posible fracaso de la COP26: “No es una predicción, es una advertencia. Creo que todavía estamos a tiempo de encaminar las cosas. Y creo que esta reunión es la oportunidad de hacerlo. Este no es el momento de anunciar los resultados de Glasgow. Es el momento de presionar para que Glasgow tenga los resultados correctos”, dijo.

La COP26 se celebrará en Glasgow, Escocia, a partir del domingo 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre, tras haber sido pospuesta un año debido a la pandemia.

Con la convicción de que aún se puede evitar una catástrofe, el titular de la ONU insistió en la necesidad de reforzar en la práctica, no en el discurso, las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.

Explicó que con los compromisos actuales de los gobiernos para la acción climática, el planeta sigue condenado a un “calamitoso” aumento de 2,7 °C de las temperaturas para fines de siglo con respecto a los niveles preindustriales, muy por encima de la meta que marca limitar ese incremento a 1,5 °C.

Guterres señaló hay muchas dudas sobre las promesas más recientes de los países y recalcó que a estas alturas, la humanidad sigue su carrera veloz hacia el desastre climático ya que, en el mejor de los casos, la Tierra se calentará más de dos grados.

Cuando se le preguntó si la escasa asistencia de jefes de Estado a la COP26 reflejaba un desinterés o falta de compromiso con la causa, respondió que lo importante de verdad son las contribuciones nacionales de los países no la presencia de los gobernantes.

“Precisamos ser más ambiciosos y actuar más”, reiteró, y añadió que para ello hace falta una voluntad política masiva, aunque reconoció que eso será difícil de lograr dada la falta de confianza imperante en el entorno internacional.

Niveles peligrosos de desconfianza

En este punto consideró que la desconfianza entre los países del G20, así como entre las naciones industrializadas y las economías emergentes, alcanza niveles peligrosos.

“El objetivo más importante de esta Cumbre del G20 debe ser restablecer la confianza, abordando las cuestiones que suscitan la desconfianza arraigadas en la injusticia, desigualdad y división geopolítica”, subrayó Guterres.

La lista de factores de desconfianza incluye la falta de acción climática, por lo que el Secretario General pidió una mayor ambición en las provisiones de mitigación para llevar al mundo por un camino creíble al aumento de 1,5 °C, el único que, según las evidencias científicas, garantiza un futuro sostenible para el planeta.

Guterres especificó que esta meta precisa de acciones concretas e inmediatas que reduzcan en un 45% para 2030 las emisiones globales de gases de efecto invernadero y añadió que como responsables del 80% de esas emisiones, los países del G20 deben asumir y cumplir el compromiso de alcanzar el objetivo de 1,5 °C.

No obstante su menor responsabilidad, acotó, las economías emergentes también deben hacer un esfuerzo adicional para lograr reducciones efectivas de las emisiones globales en esta década.

Mayor ambición, el camino es largo

“Necesitamos la máxima ambición, de todos los países en todos los frentes. La ambición por la adaptación significa que los donantes destinen al menos la mitad de su financiamiento climático a la adaptación y la resiliencia”, precisó.

Detalló que la ambición en el financiamiento climático incluye cumplir con el compromiso de proporcionar 100.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo.

En su encuentro con la prensa, el líder de la ONU afirmó que el camino por recorrer es muy largo y el tiempo se acorta.

“Debemos acelerar el ritmo. Los científicos tienen claros los hechos. Los líderes deben ser igualmente claros en sus acciones”, sostuvo.

Guterres insistió en que la COP26 en Glasgow puede ser un punto de quiebre hacia un mundo más verde y seguro.

“No es demasiado tarde, pero debemos actuar ahora”, puntualizó.

Vacunas

El jefe máximo de la ONU hizo hincapié en la brecha de confianza entre los países e instó al G20 a adoptar medidas para zanjarla, comenzando por poner fin a la desigualdad de acceso a las vacunas contra el COVID-19

Lamentó que no se hubiera concretado un plan de vacunación liderado por el G20 debido a las divisiones entre los países que integran el bloque y se pronunció de nuevo contra el acaparamiento de las inmunizaciones y el enfoque nacionalista para su acopio y distribución.

Guterres refrendó su apoyo a la Estrategia Mundial de Vacunación contra el COVID-19 de la Organización Mundial de las Salud, que busca la vacunación del 40% de la población de todos los países para fin de año y del 70% para mediados del próximo.

Conminó a los integrantes del G20 a respaldar esa estrategia y emprender una acción orquestada para lograr esos objetivos.

“Esa es la única forma de acabar con la pandemia para todos, en todas partes”, aseguró.

Contraste inmoral

Al referirse a la recuperación económica tras la pandemia, indicó que se trata de otro elemento de desconfianza puesto que mientras los países desarrollados invierten cerca del 28% de su Producto Interno Bruto, los países de renta media sólo pueden asignarle el 6,5% y los menos desarrollados no llegan siquiera al 2%.

Guterres calificó este contraste como inmoral y alertó de que la recuperación acentúa las desigualdades.

En este sentido, citó las previsiones del Fondo Monetario Internacional que apuntan a un crecimiento económico acumulado per cápita en África subsahariana un 75% menor que en el resto del mundo durante el próximo lustro.

Como lo ha expresado en repetidas ocasiones, recalcó que los países no deberían verse obligados a elegir entre el servicio de su deuda o el servicio a su gente, e instó al G20 a extender la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda hasta el próximo año y a ampliarla todos los países vulnerables y de ingresos medios muy endeudados que la soliciten.

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