Con motivo del 40º aniversario del Acto Público en Mumbai, celebrado por La Comunidad para el Desarrollo Humano

(Narración personal)

El 31 de octubre se celebrará el 40º aniversario de un acto público en el que se revisará lo dicho y lanzado durante la Misión de 1981, Humanizar la Tierra.

Invitado por la Comunidad para el Desarrollo Humano en varios países, Silo realizó una gira en la que intervino en diversos actos públicos. Sus discursos estuvieron acompañados por algunos de sus amigos, como Bittiandra Aiyyappa, Saki Binudin, Petur Gudjonsson, Nicole Myers, Salvatore Puledda y Daniel Zuckerbrot. Las charlas se celebraron en actos públicos en Madrid, Barcelona, Reikiavik, Fráncfort, Copenhague, Milán, Colombo, París, Ciudad de México y, por último, para el Asia, en Bombay, India.

El mensaje clave fue: Hay una crisis en ciernes pero, a pesar de ello, hay un futuro y una forma de abrir ese futuro.

¿Sigue ésto siendo pertinente en los tiempos difíciles que actualmente corren? ¿Cuando una crisis global afecta a todos, en todas partes, y el futuro parece sombrío e incierto?

Miro hacia atrás, hacia mi experiencia y mis recuerdos, para encontrar una respuesta.

Hace 40 años, 1981…

Son las 6 de la tarde, el final de un día normal de trabajo. Me dirijo a casa, feliz, con una abrumadora sensación de libertad respecto a la rutina diaria, los días que se avecinan se abren de par en par ante mí.

Me iba de viaje a la misteriosa y mística tierra de la India, a Mumbai, entonces conocida como Bombay, para participar en un acto público organizado por los humanistas de la Comunidad para el Desarrollo Humano en la playa de Chowpatty.

Dos años antes, al salir de la universidad, pasé por una crisis personal que llaman «crisis del primer cuarto de la vida», buscando algo que tuviera más sentido que las opciones habituales que tenía ante mí. Buscaba un sentido que darle a mi vida, a la vida. El libro escrito por Silo, «La mirada interna», me permitió vislumbrar lo que estaba buscando.

Así fue como, en 1979, me uní a la Comunidad para el Desarrollo Humano, un organismo humanista que se formó en torno a los escritos de Silo. Encontré una filosofía, una forma de vivir y de hacer en el mundo que, desde entonces, me pareció llena de sentido.

Entonces llegó la noticia de que Silo y un equipo de conferencistas iban a ir a la India a entregar un mensaje públicamente. No había que perder la oportunidad de escuchar en primera mano lo que Silo iba a decir.

Un grupo de filipinos tomamos el avión a Hong Kong para reunirnos con otros humanistas de varias partes de Asia que también iban a ir. Nuestros amigos de Hong Kong, Norma y Puchi, nos ayudaron a conseguir los pasajes para todos (a un precio asequible que me permitió ir a mí, que por aquel entonces acababa de empezar a trabajar) e incluso se encargaron de organizar el sueño de hacer una escala en Hong Kong.

Mi primera visita a Hong Kong. Conocer a nuevos y viejos amigos que compartían las mismas aspiraciones. Me alojé en un precioso piso en el Pico Victoria que daba a la parte occidental de la isla de Hong Kong. Viajamos en el ferry Star, paseamos por las calles y compartimos historias antes de subir al avión para un viaje de seis horas a Mumbai/Bombay.

Era de noche cuando llegamos. La ciudad era un mar resplandeciente de luces multicolores, ya que el Diwali, Festival de las Luces, estaba en pleno apogeo.

Nos recibieron nuestros amigos de la India, los que habían organizado todo el evento y que nos acompañaron por ser sus visitas durante toda nuestra estadía. Llegamos unos días antes del acto público y tuvimos tiempo de experimentar la vida en una ciudad milenaria. Fue como retroceder en el tiempo a una cultura antigua que sigue vibrando. Una embriagadora mezcla de especias, sabores y texturas, saris multicolores, lingams hindúes, devas e iconos, encantadores de serpientes indios y todo eso.

Mientras caminábamos por las bulliciosas calles invitando a los transeúntes a acudir al evento, vimos las vistas de la ciudad, probamos la comida india e incluso visitamos una cueva sagrada hindú para experimentar algún culto hindú.

Entonces llegó el día D. Estábamos todos preparados para montar el escenario al aire libre, junto a la playa, justo cuando un tifón comenzó a amenazar con lluvia y fuertes vientos.

Pero no hay que preocuparse, dijo Silo. El tiempo se calmará, cooperará. Y, efectivamente, así fue.

Más de 10.000 personas acudieron a escuchar a un hombre y su mensaje. Pero este hombre, conocido como Silo, pensador y fundador del humanismo universalista, no estaba solo. Fue un hombre que siempre trabajó en y con un equipo. Un equipo de oradores lo acompañó en Bombay. Y todos los visitantes provenientes de los demás países fueron también invitados a subir al escenario, yo incluida.

Ver ese mar de gente que respondía a los discursos del equipo fue muy energetizante, todos de pie cuando Silo terminó su charla, de manera ceremonial, diciendo:

«Debes comenzar una nueva vida, y debes tener fe en lo que puedes hacer. Para que esto sea posible, acompáñame en un acto libre, valiente y profundo que sea también un compromiso de reconciliación. Acércate a tus padres, a tus seres queridos, a tus compañeros; acércate a tus amigos y a tus enemigos, y diles con el corazón abierto: «Hoy ha ocurrido algo grande y nuevo en mí», y explícales este mensaje de reconciliación. Permíteme repetirlo: Ve a tus padres, a tus seres queridos, a los que están cerca de ti; ve a tus amigos y a tus enemigos por igual, y diles con el corazón abierto: «Hoy ha ocurrido algo grande y nuevo en mí», y explícales este mensaje de reconciliación. A todos vosotros, Paz, Fuerza y Alegría».

Toda la experiencia me llenó de esperanza y optimismo, y me dió un impulso para compartir este mensaje. Fue un momento brillante e inspirador. Volví a casa con algo grande y bueno dentro de mí para compartirlo con mi familia y amigos. Con una fe renovada en mí misma, en los demás y en la vida misma, yo y otros amigos humanistas pasamos a trabajar voluntariamente, haciendo lo que podíamos hacer en proyectos que esperaban contribuir a la construcción de una cultura de no violencia y no discriminación, con la visión de humanizar la Tierra.

Cuarenta años después, revisando lo que allí se dijo a la luz de la actual crisis mundial, ¿podemos decir que hay esperanza? ¿Que todavía hay futuro? ¿Si hace 40 años se lanzó un mensaje hacia el futuro?

El 31 de octubre, el equipo que estuvo con Silo se reunirá para presentar una re-visión del Acto Público de Mumbai con este punto de vista. Para afirmar que con la fe en uno mismo y en los demás se puede superar el miedo, el sufrimiento, la violencia y la destrucción. Para afirmar una vez más esa fuerte fe en el futuro y su mensaje de esperanza y reconciliación.

Hay más información en este sitio web: https://pazfuerzayalegria.net/2021/09/mission81/

Para participar, regístrate en este enlace: https://tiny.one/3wucf7fd