La I Conferencia Continental de Comunicación Sindical, que se viene desarrollando entre el 27 y el 29 de Octubre, dedicó su segunda jornada al eje de la Comunicación Popular.

Tal como lo señala en la Hoja de Ruta debatida colectivamente al interior de las distintas centrales y sectores que conforman la Confeeración Sindical de los trabajadores/as de las Américas, organizadora del evento, «la comunicación popular es una apuesta
política de los movimientos sociales y
organizaciones populares y sindicales con una larga trayectoria en las Américas.»

Desde el impulso de democratizar la comunicación y lograr una mayor articulación de los procesos de comunicaciones populares en la región, la Conferencia puso sobre el tapete importantes experiencias de articulación de la movilización popular con una comunicación propia, lo que redundó por ejemplo en la Campaña contra el ALCA cuyo saldo fue la derrota de las ambiciones imperiales de dominación continental.

Al mismo tiempo se destacó la capacidad y el enorme potencial de los miles de medios comunitarios, alternativos, populares existentes a nivel continental y sus articulaciones «para producir contenidos en red, realizar coberturas periodísticas que prioricen y visibilicen la agenda de movilización de la clase trabajadora contra el neoliberalismo y a favor de la democracia, y tratar temas de relevancia internacional, como el feminismo, la lucha antirracista y la justicia ambiental, con una perspectiva crítica y popular», como lo indica la Hoja de Ruta citada.

La exposición de un resumen del eje dedicado a la Comunicación Popular del documento a ser aprobado por la presente conferencia, estuvo a cargo de Cícero Pereira da Silva, secretario de Formación y Educación Sindical de la CSA.

A continuación, en coherencia con el propósito de continuar construyendo y profundizando alianzas entre las diversas expresiones comunicacionales de los movimientos sociales, sindicales, territoriales y sectoriales, hubo en esta segunda jornada espacio para la participación de integrantes de diversos colectivos de comunicación aliados.

Con la moderación de la Secretaria de Políticas Sociales de la CSA Jordania Ureña Lora, participaron de esta mesa Helena Zelic, por la Marcha Mundial de las Mujeres, José Elosegui en representación de Radio Mundo Real y María Paula Martínez, de FES Comunicación.

Completaron las exposiciones Sally Burch de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) y Javier Tolcachier, comunicador de Pressenza, en su calidad de facilitador del Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica (FCINA).

La jornada, coordinada por el secretario general de la CSA, Rafael Freire Neto, concluyó con un rico debate interno que fue protagonizado por los numerosos asistentes, en su mayoría delegados de las distintas centrales constitutivas de la articulación sindical.

A continuación transcribimos de forma íntegra el aporte del comunicador de Pressenza y facilitador del FCINA, Javier Tolcachier.

Pregunta: Como Foro regional que integra las diferentes experiencias en relación con las comunicaciones, le pedimos a Javier que nos comparta cómo desde FCINA analizan el ataque a los derechos sindicales y laborales, particularmente en el marco de la agenda de la comunicación popular que defienden.

Una de las principales motivaciones de la comunicación popular, comunitaria, alternativa, sectorial es justamente la defensa y el avance de los derechos conquistados por el pueblo en ardua lucha. En contraposición, los medios de difusión concentrados en manos y al servicio del capital, cartelizan sus discursos, tanto en los vehículos tradicionales  como en el espacio digital, con el objetivo de obstaculizar e intentar detener esa correntada histórica.

Esto produce el extraño fenómeno que el fracaso capitalista para garantizar bienestar equitativo a la población mundial sea presentado como modelo exitoso y único, trasladando al imaginario público una visión distorsionada e interesada de los hechos circundantes.

Visión que se repite una y otra vez, nublando el horizonte subjetivo toda vez que las fuerzas sociales organizadas lideran y promueven posibilidades de cambio. La regla es: Cuanto más profundo y real el cambio que se propone, más brutal el ataque.

O sea, el capital ataca los derechos de los y las trabajadoras no solamente con el objetivo de maximizar sus ganancias sino que intenta apoderarse, apropiarse de la subjetividad individual y colectiva para evitar toda transformación.

Así es que celebramos que cada vez más movimientos sociales, en este caso, el movimiento sindical, coloquen entre sus banderas políticas prioritarias la redistribución comunicacional y la efectiva democratización de la palabra, sin la cual difícilmente puedan avanzar de manera acelerada las imprescindibles y urgentes conquistas sociales.

Al mismo tiempo, queda muy clara hoy la necesidad de articular la diversidad, de manera de fortificar el trabajo comunicacional en redes solidarias de producción y distribución de contenidos para modificar la injusta relación de fuerzas en la construcción de relatos.

Pero la comunicación trabaja en el campo subjetivo, de modo que no basta con el análisis de las condiciones externas, sino que se hace necesario profundizar en la situación de la interioridad de los conjuntos con los que dialogamos.

Allí nos encontramos con contradicciones que precisamos comprender para poder seguir avanzando.

Una de ellas es la dificultad de lograr efectiva articulación frente a un mundo de creciente fragmentación. Esta tendencia a la atomización social es producida entre otros elementos por la disolución de lazos asentados en valores debilitados por los cambios en el escenario humano tales como el crecimiento de la población urbana en detrimento de la relación de comunidad rural, la modificación de los sistemas productivos y la implantación de creencias individualistas. En este creciente desierto de incertezas y disgregación, hacen pie no solamente el neoliberalismo sino los fanatismos irracionales que ofrecen a los sectores excluidos contención, fuga y sentido de identidad en base a la particularidad y la diferencia.

Todo esto conspira contra la imperiosa necesidad de convergencia en proyectos políticos y comunicacionales comunes que sirvan de marco para la superación de la violencia económica y social contra las mayorías sometidas y para la ampliación de derechos y oportunidades para todo ser humano.

Ante este panorama, la comunicación debe ser no solo vocería de denuncia, reclamo y reivindicación, sino un vector de imprescindible y permanente reflexión crítica, abordando sin miedo la construcción de nuevos paradigmas sociales y políticos que conduzcan al crecimiento colectivo y a una vida con sentido de humanidad.

Además de poner en marcha y fortalecer los espacios de articulación de la comunicación popular, haciendo crecer las alianzas con todos los actores sociales invisibilizados por el discurso dominante, nos parece fundamental remarcar la necesidad de establecer una alianza público-comunitaria en reemplazo de la nefasta asociación público-privada propia del neoliberalismo.

Esta alianza público-comunitaria, que entendemos debiera ser solo posible en el marco de gobiernos progresistas o revolucionarios, es la vía para que los Estados colaboren efectivamente, más allá de la formalidad de sus cuerpos legales, con la descentralización de la comunicación y la potenciación de la comunicación transformadora, sin pretender su control, lo cual contribuirá sin duda alguna a una mayor democracia real hoy reclamada, sobre todo, por los más jóvenes.

Así que es de particular importancia que los movimientos y liderazgos políticos populares se propongan un horizonte de poder popular comunicacional distribuido, único garante de un empoderamiento social consistente con proyectos de transformación profundos y permanentes.

Del mismo modo, el avance de la digitalización sobre los espacios comunicacionales, hace necesaria una decidida acción crítica de nuestros movimientos y medios contra las lógicas mercantiles que subyacen a su posición monopólica, apuntando a la limitación efectiva de su poder, pero también al desarrollo y utilización de aquellas herramientas libres que coincidan en su diseño y sean aptas para fortalecer la base organizativa de las comunidades y su movilización.

En resumen, la desmonopolización del discurso comunicacional junto a la articulación e integración real de la diversidad en proyectos socio-políticos convergentes tendientes a la reconstrucción del tejido social y la distribución social del poder, constituyen hoy claves estratégicas para avanzar hacia sociedades más justas, dignas y humanizadas.

A ello queremos contribuir.

Muchas gracias por el espacio.