Por Francisco G. Navarro

La administración colonial española fundó en 1812 por última vez una universidad en sus dominios americanos, singularidad histórica que le correspondió a León, asiento de la primera casa de altos estudios en Nicaragua.

Entonces, sin ser la capital del país de los lagos y los volcanes, Santiago de los Caballeros de León, la llamada sede intelectual de la nación, es reconocida como la ciudad universitaria, aunque también le calza el mote de metropolitana y hasta le llamaron la Atenas de Centroamérica en pleno siglo XIX.

Con el pomposo nombre de Insigne y Real Basílica Catedral de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María fue bautizado el edificio más importante de Nicaragua, construido entre 1747 y 1816 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 28 de junio de 2011.

Quizás, la reliquia más preciada que guarda la segunda urbe en importancia de este país sean los restos del poeta nacional y universal Rubén Darío (1867-1916), padre del Modernismo en las letras hispanas.

El autor de Azul y Sonatina murió pasadas las 10 de la noche del 6 de febrero de 1916, en la misma ciudad leonesa donde creció desde los 40 días de nacido y que resultó cuna de sus primeros versos.

Una semana más tarde fue inhumado en el interior de la ‘Catedral de la luz’, la más grande de Centroamérica y entre las más bellas construcciones de su tipo en el continente.Exactamente junto al altar, debajo de la escultura en tamaño real de un león doliente con rasgos humanizados.

La urbe,fundada en 1524 en un emplazamiento a 60 kilómetros del actual que debió abandonar en enero de 1610 debido a una erupción del volcán Momotombo, exhibe entre sus sitios emblemáticos el paraninfo de la Universidad, originalmente el Convento de La Merced.

Allí tuvieron lugar los funerales de Estado de Darío, que los cronistas de la época compararon con los de Víctor Hugo (1885) en París. Y sirvió de sede a la instalación el 18 de julio de 1979 de la Junta del Gobierno de Reconstrucción Nacional, luego de la caída de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.

En 1857 nació en León La Gritería, actual fiesta religiosa nacional por antonomasia que se celebra en la noche del 7 de diciembre, víspera del festejo de la Inmaculada Concepción de María, patrona de Nicaragua.

Al grito de ¿quién causa tanta alegría?, millones de gargantas amplifican la respuesta: ‘!La concepción de María!’.

Otra popular y centenaria divisa distintiva de la ciudad y en especial de su equipo de béisbol, por supuesto, los Leones, es la exclamación con la cual la ferviente afición suele animar a los jugadores al ritmo de: áViva León, jodido! mem/fgn

El artículo original se puede leer aquí