POEMA

 

 

 

La espuma blanca

busca tu presencia,

triste y clara,

no te siente

no te ve

en la arena blanca.

 

Su dolor es el mío.

Ojos tristes,

lluvia de estrellas

en el manto humilde

de la mañana.

 

¿Dónde está?

Me pregunta desesperada.

Me quedo mudo,

sin palabras,

miro al horizonte

donde el mar

se une al cielo

y no encuentro la llama

de mi libertad.

 

No sé, espuma

que en las olas cabalgas.

¿Le has preguntado

al mar

que conoce

la luna dorada?

 

¿Le has preguntado

a las estrellas

que en el cielo juegan

con tu mirada?

 

La miro mientras

se desliza

por la suave arena

de la playa.

 

y… calla…,

como flores de jazmín

que al caer la noche

su aroma estalla

en mil melodías,

en toques de violín,

en perdidos besos

que sólo hablan

de amor sin fin.

 

Luna de cristal

que cada noche te saludo.

Dile a la serena mar

que cuente

a espuma blanca

el dolor partido

de mi corazón.

 

Dile que cada minuto,

cada segundo,

cada movimiento de una flor

o el sonido

de un pájaro cantor,

sufro por su partida

a ese otro mundo

del que nada sabemos

y donde se funde el color

entre amargas horas

y silencios rotos

de sufrimiento y pasión.

 

Y la mar

habló con espuma blanca

y ella lloró….

olvidando la canción.

Me miró

y vio en mis versos

palabras de amor

y también la playa

en silencio lloró.

 

Y mis lágrimas

se juntaron en el dolor,

mientras espuma blanca

en la lejanía se perdió.