PROSA POETICA

 

Y ahí vas, te veo avanzar, ser humano inmortal, poderoso, luminoso, ahí vas.

Armado con la mayor de las linternas, alumbrando tu mundo interno, allí vas.

Blindado con la mayor, la más resistente, la más fiel, la más trazadora de las protecciones; tú verdad interna.

Con ella podrás alumbrar las oscuridades más oscuras y desde allí arribar fortalecido a la luz.

Que la duda nunca te inunde, que la contradicción no falsee tu camino, que nada nuble tus más profundos sentimientos. Si acaso eso te ocurriera, busca aquellas certezas en tu suave corazón. Tú vida no está encadenada al sufrimiento y al dolor. Tú vida no está encadenada a la incoherencia y al sin sentido.

Sé que muchas veces te pierdes en la oscuridad, lo he sentido, lo reconozco. Sin embargo, ya es tiempo de empezar a recordar, recordar con cuanta fuerza, esperanza y anhelo has buscado y encontrado aquella puerta. Desde donde sales expulsada hacia la luz, hacia el amor, hacia la compasión.

Te observo y tus ojos me hablan, en la profundidad de ellos te leo. No quieres en ti esa fuerza oscura que te llena de inseguridad y desazón.

Alma mía, me compadezco de ti y te digo: nada malo habrá de ocurrirte. Solo atrévete a descubrir que hay más allá de ese cuerpo, sondea profundamente y allí, entre las tinieblas, encontrarás esa paz tantas veces perdida y tantas otras reencontrada.

Reconoce cuál es el sentido de tu existencia, reconoce las virtudes y los dones con que fuiste concebido, ellos te ayudaran a superar el dolor y el sufrimiento y podrás ayudar a otros.

No escuches, ni atiendas, a las voces que te seducen con cantos de sirena llevándote al lado oscuro de la luna. No creas, ni te dejes engañar con aquellos brillos que no son más que pompas de jabón, transformándose luego en desengaño y soledad dejando el vacío por delante.

Busca más hondamente, busca allí donde no hay luces titilando, donde todo es quietud y suave alegría.

Alma mía, avanza por el camino del sentido y dale una dirección querida a tu destino. Observa, acaricia y besa tu vida, hazlo con suave corazón y humilde búsqueda. Aprende con despejado sentimiento a observar aquello que contradice tu vida, y en suave y amable armonía invítalo al retiro.

Dile que has escuchado a un buen hombre, a un amigo. A un guía que te indicó una dirección, un camino. Dile que comienzas a develar el sentido de la existencia.

Dile que el sol de la montaña sagrada alumbró tu destino.