Yo seré como el rio, que se despeña y choca, y salta y se retuerce …. ¡Pero llega al mar!

Dulce Maria Loynaz

El mérito mayor de un patriota de estos tiempos, está en no detener su andar. Se trata de volver al camino con la adarga al brazo, buscando esencias, apostando a las más caras convicciones, defendiendo los valores que nos han traído hasta aquí, multiplicando el amor, desterrando patrañas. En fin, entregando la vida, esa que merecemos dándola.

Vuelvo con el intento de decir y convocar en lo concreto, con la magia y la belleza de la poesía.

 

En tiempos difíciles

A aquel hombre le pidieron su tiempo

para que lo juntara al tiempo de la Historia.

Le pidieron las manos,

porque para una época difícil

nada hay mejor que un par de buenas manos.

Le pidieron los ojos

que alguna vez tuvieron lágrimas

para que contemplara el lado claro

(especialmente el lado claro de la vida)

porque para el horror basta un ojo de asombro.

Le pidieron sus labios

resecos y cuarteados para afirmar,

para erigir, con cada afirmación, un sueño

(el-alto-sueño);

le pidieron las piernas,

duras y nudosas,

(sus viejas piernas andariegas)

porque en tiempos difíciles

¿algo hay mejor que un par de piernas

para la construcción o la trinchera?

Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,

con su árbol obediente.

Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.

Le dijeron

que eso era estrictamente necesario.

Le explicaron después

que toda esta donación resultaría inútil

sin entregar la lengua,

porque en tiempos difíciles

nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.

Y finalmente le rogaron

que, por favor, echase a andar,

porque en tiempos difíciles

ésta es, sin duda, la prueba decisiva.

Heberto Padilla