Este 28 de julio el Perú celebró el bicentenario de su independencia con nuevo presidente, Pedro Castillo Terrones, quien en su mensaje a la nación llamó a la reconstrucción de la unidad nacional, en momentos en que el país atraviesa una crisis política agudizada por la corrupción, así como la inestabilidad económica y polarización social, que esconde la discriminación y desigualdad social vivida por siglos. La población pide estabilidad.

Expectativas desbordadas

La crisis social que presenta el país ha generado grandes expectativas de todos los grupos sociales.

Desde los grupos empresariales, que veían peligrar sus inversiones con posiciones radicales de izquierda, hasta el ciudadano de a pie, que exige un gobierno que resuelva sus más grandes necesidades en los servicios básicos de salud (acceso, equipamiento y personal médico para las zonas más vulnerables) y educación (que requiere mayor inversión para el acceso total y de calidad), además de otros sectores como seguridad, producción, entre otros.

El mensaje a la nación caló con expectativa y entusiasmo en todos los sectores de la población, dado su nivel de concertación con los demás partidos políticos y poderes del Estado, especialmente el Congreso de la República, con el que el Ejecutivo se ha enfrentado en los últimos años.

Así, la denominada reconstrucción de la unidad nacional se llevará a cabo en varios ejes estratégicos: la instalación de una Asamblea Constituyente para modificar la Constitución política del Perú, que permita una “nueva carta magna para cambiar el rostro a nuestra realidad económica y social” -señaló-.

Como medida urgente, se planteó la meta de vacunar el 70 por ciento de la población en el más corto plazo; incidió en la pluriculturalidad del país para lo cual prometió intensificar la educación y fortalecer el Ministerio de las Culturas; desmintió la campaña de “estatización” de las empresas privadas y señaló que “sí es posible realizar estos cambios con responsabilidad, respetando la propiedad privada, pero también poniendo por delante los intereses de la Nación”, entre otras medidas.

¿Mano dura?

Las reformas estructurales que esbozó el presidente Castillo, que, de ejecutarse podrían dar un cambio sustancial a la realidad socioeconómica del Perú, sin embargo, se empañaron por anuncios de “mano dura” en algunos aspectos, que hacen prever, un clima de tensión en su gobierno.

Inicialmente, se dirigió a la población “Nini” comprendida por jóvenes entre los 15 a 29 años, quienes ni trabajan ni estudian. El presidente señaló de forma tajante que “los jóvenes que no trabajan ni estudian, tendrán que realizar el servicio militar”, olvidando que esta es una población de riesgo, desempleada no solo en el Perú, sino en América Latina y el Caribe (según la OIT esta llega a 10 millones de desempleados, y en el Perú llega a 1,3 millones, según el ministerio de Trabajo). Esta población requiere políticas específicas para su desarrollo y el anuncio solo agravaría su realidad.

Otro polémico anuncio fue la decisión de expulsar a “los delincuentes extranjeros” a quienes les dio 72 horas para salir del país. La medida fue aplaudida por diversos sectores de la población (dado el nivel de inseguridad ciudadana que vive el país por hechos delictivos en los que participan diversos grupos delincuenciales, incluidos extranjeros), pero exacerba la xenofobia hacia los más de 700 mil extranjeros, especialmente venezolanos, que se encuentran radicando en el país.

La cereza del pastel

El anuncio de convergencia y diálogo entre los poderes del Estado duró poco.

El día de ayer, 29 de julio, el presidente Castillo Terrones, juramentó al nuevo presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido Ugarte, quien enfrenta dos investigaciones, una por apología del terrorismo. Su nombramiento reanudó los recuerdos de las dos décadas de lucha violenta (1980-2000) en la que se perdieron 69 mil víctimas.

Esta decisión causó una primera crisis entre los representantes de las diferentes bancadas del Congreso y el Ejecutivo, así como los 18 ministros que estaban por juramentar, además del pronunciamiento de diversos asesores y técnicos de primer nivel que apoyaron la candidatura de Castillo Terrones para iniciar un proceso de reconstrucción de unidad nacional.

Hasta el cierre de esta edición, aún faltaban juramentar algunos ministros de Estado, pero sobre todo, la población manifestaba incertidumbre por las primeras decisiones del virtual presidente; asimismo, la polarización se agudizaba entre el 50% de peruanos que votó a favor y el 50% en contra del actual gobierno y que aun se manifiesta en las calles. La esperanza de cambio del mensaje a la nación, ha cedido a la incertidumbre.

Fuente Foto: La República.