POEMA

 

 

 

 

En homenaje a mis hermanos del África negra que surcan por sus sueños atravesando mares y océanos.

Lejos y sin cosechas, allí dejo

mi África sin pan.‎

Repetía una y otra vez cuando despedía

tierra firme, su tambor, su mortero y su viejo arado.‎

 

Náufrago,‎

se  marchó en busca de otros horizontes,‎

y el África atrás despedía, sumergida en tristes tinieblas,‎

de hambrunas,‎

de guerras de tripas,‎

de cayucos y pateras,‎

hundidos con todas las quimeras de la tribu. ‎

El pan que un día partió para traer

costaba tanto como el caviar ‎

del “Masa Time Warner Center de Manhattan» . ‎

 

Bububakar, no dejó de llevar consigo un fardo

lleno de ilusiones, ‎

se lo aconsejó el jefe de los saimara,‎

se lo aconsejó el chej de los bambara,‎

o se lo aconsejó el patriarca de los zulú,‎

para que el día de la vuelta,‎

‎“si Dios navega‎

en tu habitual deriva de cada mar

viera su nueva chabola rebosando pan, ‎

trigo, maíz, arados y el timbal de tambores”.‎

 

Desde mi ventanilla busco África y delibero para sofocar

la ira de mi conciencia. ‎

Veo una Europa egoísta,‎

envuelta en oscuras nubes del porvenir, ‎

veo gigantes rascacielos, ‎

veo chimeneas de fábricas triturar mi virgen maíz,‎

y veo otras ensayar armas que destruyan ‎

los verdes campos de mis trigales,‎

y al ver otras y otras aldeas de espigas segadas

el dolor remueve mis intestinos vacíos,‎

esos de quienes llegan la deriva.‎

 

Preocupados los ancianos del clan, ‎

dicen, de España esta vez llegan al Atlas ‎

blindados de guerra en vez de granos de cebada

para hacer el cuscus del Rif,‎

y de Francia estorban la vida muchos soldados,‎

que no dejan de molestar ¡Eh, tu outre ici!‎

 

En pleno vuelo,‎

no dejo de pensar en el viejo continente, ‎

rezo para que esa humanidad vuelva a emerger

otra vez tras este siglo sin siembras

de maíz, ‎

sin arrozales y sin el sagrado trigo de los hijos de Caín.‎

 

Ya sobre las nubes del Atlántico ‎

siento franqueadas las fronteras,‎

y rotos los sueños,‎

los cayucos no cesarán de atravesar estos mares

porque creen que otro mundo más justo es posible.‎

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