Hoy, 22 de junio de 2021, ochenta años después de la invasión de la Alemania nazi a la Unión Soviética, que comenzó con el bombardeo de Kiev, tuvo lugar la iniciativa de la mesa redonda “La palabra como un espejo y un destino”. Fue tanto un homenaje como un recordatorio sobre el dolor y los sufrimientos de los pueblos en la peor guerra de la humanidad, así como una advertencia para nosotros y nuestros contemporáneos.

Durante todo el siglo pasado la gran literatura latinoamericana fue un importantísimo faro para el mundo, llegando mucho más allá de lo netamente artístico o poético. El arte de la palabra ha sido el arma más universal e imprescindible en la defensa de lo humano, en el diseño de la esperanza social y en la protección de la memoria histórica de nuestros pueblos. La conversación de hoy, realizada virtualmente, trató sobre el nuevo o viejo rol de la palabra en este mundo colapsado y el lugar de las letras en la construcción de un mejor futuro para todos.

Presidieron el encuentro el Sr. Dmitry Burago, poeta ucraniano y Oleg Yasinsky, periodista ucraniano con larga residencia en Chile, quien además ofició de traductor en la ocasión facilitando así el diálogo entre los presentes.

Las palabras de bienvenida fueron dadas por la Embajadora de la República de Cuba en Ucrania, Sra. Natacha Díaz Aguilera, recordando que mañana -23 de junio- se vota en el seno de las Naciones Unidas el embargo impuesto a Cuba por parte de los Estados Unidos.

Luego fueron tomando la palabra los distintos participantes, entre quienes se contaba el poeta y traductor ruso Pavel Grushko, de muy reconocida trayectoria; el escritor y poeta boliviano Homero Carvalho Oliva; Carolina Vásquez y Paula Ravest, ambas intelectuales y escritoras; Alexander González, educador y escritor colombiano; José Luis de Leonardo Ferrer, comunicador y escritor español con residencia en Chile; Carlos Aguasaco, escritor y poeta colombiano con residencia en los Estados Unidos; Pía Figueroa Edwards, periodista y escritora chilena; Josué Sansón Figueroa, educador y escritor mejicano; Carlos Velásquez Torres, poeta y musico colombiano; Camilo Oliveros, escritor.

En la interesante presentación realizada por el profesor Carlos Aguasaco, destacó el uso manipulado de las palabras para distorcionar realidades, poniendo el ejemplo de los llamados «falsos positivos» colombianos, así como toda la jerga impuesta desde el gobierno para disfrazar la violencia, la injusticia y el exterminio.

Pía Figueroa, por su parte, trajo a la memoria textos de tres latinoamericanos -Pablo Neruda, Salvador Allende y Silo- para evidenciar que «el pasado, presente y futuro de nuestro Continente se entretejen hoy con el destino del resto de la humanidad, involucrados como estamos en una misma civilización planetaria, en la que vivimos además circunstancias idénticas definidas por la pandemia, la crisis ambiental, el fracaso del sistema neoliberal, de las democracias formales, la amenaza nuclear y las diversas formas de manifestación de la violencia (física, económica, racial, religiosa, psicológica, sexual, de género, moral, etc…).

La palabra, como arma para desenmascarar, denunciar, protestar y también para establecer otros relatos, poniendo luz sobre todos los hechos que abren posibilidades a un futuro diferente, que peraltan la inclusión y la paridad dando voz a quienes son invisibilizados, destacando la organización de la base social, la no-violencia activa como respuesta de los pueblos ante la represión y agresión, que evidencia lo solidario, lo autogestivo, lo colaborativo.

La palabra de un periodismo responsable, independiente, comprometido con el acercamiento entre los pueblos, así como aquella de una literatura que inspire en la dirección humanizadora que puede irse construyendo desde esta encrucijada histórica, resultan palabras fundamentales, herramientas para el futuro que nos está ya golpeando a la puerta.»

El encuentro favoreció el refuerzo de estos importantes vínculos, estrechando el anhelo por una cultura profunda y crítica ante las circunstancias que vivimos, en la que -según muchos panelistas señalaron- los destinos humanos están en juego y las palabras pueden gritar o cantar diferentes realidades.