Es innegable que la CONAIE es el movimiento social más importante del Ecuador, no solo por el peso histórico del mundo indígena en el devenir de la sociedad, sino por su papel protagónico en la resistencia y lucha popular en los últimos cuarenta años. Es la única organización de base realmente plurinacional y la única que ha conseguido transcender los límites del país y alimentar los procesos de emancipación de los pueblos ancestrales en toda el Abya-Ayala, desde una perspectiva de articulación político-cultural con todos los sectores populares. Su papel dirigente en las luchas antineoliberales y anticapitalistas durante la década de los 80 y 90 del siglo pasado fue determinante para detener la violencia de las políticas de ajuste estructural y los graves daños sociales que éstas provocan en la vida de los pueblos. También fue definitoria su fuerza organizativa en la resistencia al progresismo conservador durante los 14 años de gobierno de Alianza País. La historia de los pueblos del Ecuador en lo que tiene que ver con conquista y ampliación de derechos individuales y colectivos en los últimos 40 años, está indisolublemente ligada a la CONAIE.

La lucha simbólica y cultural de la CONAIE ha permitido el fortalecimiento de la identidad ecuatoriana en la recuperación de su matriz cultural originaria e histórica, y a partir de ella ser una fuente rica y permanente en los procesos de descolonización y desmercatilización de la vida. La reivindicación y reactualización de las culturas ancestrales han sostenido la lucha en contra de la depredación de la naturaleza, de las otras especies animales y de los territorios de la vida, es decir en la lucha por una civilización más humana, un mundo donde quepan muchos mudos. Los saberes ancestrales en su diálogo estratégico con las saberes críticos-revolucionarios de origen europeo fortaleció lo procesos de resistencia, permitiendo la descolonización de la propia teoría revolucionaria en el continente, en función de la apertura y despliegue del saber humano que busca siempre más justicia y libertad.

Los procesos de transformación social provocados por la expansión neocolonial del capitalismo globalizado, en su fase extractiva más depredadora, que invade territorios, destruye la naturaleza y las culturas, en función de los intereses del capital, así como el avance del desarrollo tecnológico en la vida social general, han provocado, como es obvio, transformaciones en la estructura del mundo indígena. La comunidad campesina se debilita debido a los procesos agudos de descampesinización por el abandono Estatal, a la expansión de las tecnologías y redes digitales entre la población, a la migración interna e internacional que se ha exacerbado por la pandemia, al avance del extractivismo por los territorios rurales. Los saberes, prácticas, ética, política, estética de la comunidad de vida campesina-indígena buscan ser expropiadas y vaciadas por formas mercantiles, por formas políticas de dominación burguesa, por sistemas de privilegios occidentales, en definitiva, por un sin número de estrategias de colonización que intentan destruir el legado y la posibilidad civilizatoria que viene del pasado comunitario y que anuncia un futuro más humano. Así, no hay duda que la CONAIE ha sido atacada sistemáticamente, no solo por el conflicto con el Estado y los grupos de poder económico, político y cultural, sino por los procesos de modernización periférica del capital. Sin embargo y por esto mismo, el gran desafío que tiene la CONAIE es defender más que nunca el mundo de vida indígena frente al avance del proyecto de destrucción del capitalismo en su época de decadencia. Defensa que no solo involucra a la población auto reconocida indígena, sino a la totalidad de los pueblos del Ecuador, en razón de que, en este momento decisivo, la humanidad se debate entre seguir el progreso de una civilización que va en carrera a su destrucción o cambiar el camino hacia la posibilidad de re-existir en otra forma civilizatoria que sostenga la vida humana, la vida de las otras especies animales y la vida de la naturaleza que nos hospeda a todas.  Es decir, una forma de civilización no capitalista, no patriarcal, no colonial. Un mundo del cuidado, del afecto, del respeto, de la justicia, de la equidad y la libertad.

En este contexto, el nuevo consejo de gobierno de la CONAIE presidido por Leónidas Iza, tiene el desafío histórico de sostener y fortalecer esta histórica organización, para la cual, creo, necesario:

  1. La capacidad de articular el inmenso y valiosísimo legado de la sabiduría que se resguarda en el corazón de las comunidades y en el saber, experiencia y autoridad histórica de los y las ancianas dirigentes con las inquietudes, deseos e impulso de los y las jóvenes en sus procesos de transformación social.
  2. La sabiduría de congregar la inmensa diversidad cultural de los pueblos en resistencia, tomando en cuenta que la CONAIE ha sido el referente de la lucha en el Ecuador.
  3. La sensibilidad de entender las demandas y luchas de las mujeres y de las diversidades sexogenéricas en su compleja pluralidad.
  4. La inteligencia de proteger la cultura que viene de los pueblos ancestrales de imposiciones o seducciones neocoloniales, vengan de donde vengan.
  5. No olvidar la importancia y presencia de la CONAIE en la vida de todos los pueblos del Ecuador y nos solo en la vida del mundo indígena.
  6. Cuidar las formas femeninas del cuidado de visiones patriarcales, caudillistas y machistas que intentan destruirlas.

La vida de la CONAIE es determinante para la vida de toda la sociedad ecuatoriana y sobre todo para la vida de los pueblos que la conforman, por lo tanto, su Consejo de Gobierno tienen una responsabilidad enorme con nuestro destino común. Que la sabiduría de la naturaleza y la comunidad guíe su camino, que es el camino de los pueblos del Ecuador en su resistencia y re-existencia.