El ejército de Israel prosiguió hoy los bombardeos indiscriminados, aéreos y navales, contra blancos civiles en la franja de Gaza pero limitó la participación de la infantería, posible indicio de la resistencia que encuentran esas fuerzas.

Mientras, en su parte más reciente, los medios sanitarios palestinos dieron cuenta de más de 120 muertos, de ellos 31 menores, entre los cuales aparecen una mujer y sus tres hijos durante la noche infernal de este jueves, además de 830 heridos.

Los medios israelíes identifican a las víctimas como miembros del movimiento Hamas, en control de la franja, y de otras agrupaciones opuestas a la ocupación militar de Tel Aviv.

Esas estadísticas son parciales y es probable que aumenten dada la negativa israelí a entablar negociaciones evidenciada en el regreso a El Cairo, la capital de Egipto, desde la ciudad de Tel Aviv de una delegación del país árabe tras el rechazo a todas las iniciativas y mediación para alcanzar una tregua.

Fuentes israelíes reportaron hasta el momento nueve muertos civiles, pero se abstuvieron de mencionar bajas castrenses.

Durante la noche de este jueves y la madrugada de hoy Israel lanzó hasta medio centenar de bombardeos con artillería reactiva y de campaña en unos 40 minutos.

Por su parte las entidades de la resistencia palestina dispararon durante la noche más de 200 misiles desde rampas móviles las cuales abandonan sus emplazamientos para evitar la detección por los medios electrónicos del ejército enemigo, uno de los más poderosos del mundo ya que posee el arma atómica.

A pesar de la fiereza de los bombardeos israelíes, los movimientos palestinos permanecen activos y esta mañana tres localidades en Israel, Asdod, Sederot y la región de Shaar Haneguev, activaron las alarmas ante probables disparos desde la franja.

La presente erupción de violencia se extiende a zonas de la Cisjordania y en particular Jerusalén este donde prosiguen las protestas callejeras contra la expulsión de árabes residentes en el distrito de Sheikh Jarrah para entregar sus casas a israelíes y la profanación de lugares sagrados islámicos por fanáticos judíos.

Otro posible componente poco mencionado que subyace en el trasfondo de la crisis es la posibilidad de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, provocara la crisis para mantenerse en el gobierno tras su fracaso en integrar un gabinete.

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