CAUSAS 

 

 

 

 

Me gustan los lugares que se transforman. Sí, me gustan.

Me gustan los ámbitos que van cambiando al ritmo del quehacer de las personas que ayer los explotaron e hirieron, o que hoy los caminan y los disfrutan… porque hablan del proceso histórico.

Me gusta recorrerlos pese a saber que un día se convirtieron en propiedad de unos pocos, a quienes pagamos para que pasaran a un poderoso, que recibió repagos por devolverlo finalmente a todos, de quien nunca debieron salir.

Me gustan, sí. Me gusta pisar las huellas de los caminos que un día fueron frentes de batalla, de cuyas heridas quedan restos visibles y grandes túneles en los que el silencio intenta acallar los ecos de la crueldad.

Me gusta, me eleva el corazón ver cómo se han transformado en espacios en los que el tiempo se olvida, y donde cada persona va buscando ser feliz. Disfruto observando a personas que hacen ejercicio queriendo sentirse bien, mientras otras participan de ceremonias religiosas en tanto que más allá grupos de niños corretean o jóvenes llevan adelante un juego de rol y muchas más conversan tranquilamente.

Me gustan sí, me gustan. Aún conociendo los vaivenes a los que todavía están expuestos, como consecuencia de la avidez de unos pocos que operan en contra de todos y Todo.

Me gustan, aunque me duela verlos peligrar por una nevada que se cebó en ellos al no haber estado cuidados. Sí, y me produce indignación que una vez más paguemos, y que paguemos más a quienes deberían haberlos protegido antes.

Me cuesta mantener la mirada y ver cómo ha desaparecido una parte enorme de los árboles que poblaban bosques o parques naturales como la Casa de Campo de Madrid, y observar con mis ojos tantos cerros y praderas que antes solo intuía si no me animaba a recorrerlos. Me indigna, sí, enormemente, pero me gustan.

No saben, quienes vegetan torcidos por la avaricia, que los árboles que han quedado retoñarán mil veces y que sus brazos mutilados crecerán alzándose hacia la luz, aprovechando ese vacío que los rodea.

Me gustan sí, me gustan estos espacios que se transforman siguiendo el vaivén de lo que un día nuestros herederos estudiarán como la prehistoria humana, esta etapa en la cual todavía la violencia se enseñorea y se resiste a desaparecer pero que se diluirá ante el empuje irrefrenable de la naturaleza y de la vida.

Me gusta apostar por otro futuro e ir comprobando a sorbitos cómo, con grandes desvíos, la Historia -de todos modos y poco a poco- vuelve su mirada hacia lo común y los renglones torcidos se van reescribiendo, con el lenguaje que nos empuja hacia la liberación y que brota del interior del ser humano, allí donde puede escucharse el latido que mueve el Universo y la Vida… Aquí, donde habita la esperanza.

Restos Guerra Civil. Madrid, España
Restos Guerra Civil. Madrid, España
Efectos Nevada Madrid
Efectos Nevada Madrid
Efectos Nevada Madrid
Casa de Campo Madrid
Casa de Campo Madrid
Casa de Campo Madrid