Lo que está en juego en esta ocasión, no es simplemente el triunfo de un candidato u otro. Lo que está en juego es la ruptura con lo que queda de democracia representativa, que sin ser democracia real, al menos permite cierto grado de expresión de las corrientes que se enfrentan al actual sistema neoliberal y violento instalado en la mayoría de los países del continente.

La amenaza cada vez más evidente de anular las elecciones y prolongar la permanencia de un gobierno que desde el primer día demostró su grado de corrupción (dada la traición descarada sobre el electorado que lo eligió), que ha desmantelado las instituciones del Estado con el fin de reducirlo a un Estado policial; cuyas decisiones económicas han hundido al Ecuador en una catastrófica situación financiera, incrementando el endeudamiento externo, decisiones que además han favorecido ostensiblemente a los sectores económicos más poderosos, a la vez que entrega sectores claves al capital internacional, y así un largo etcétera de medidas lescivas al bienestar de los y las ecuatorianas.

De ser anuladas las elecciones del 11 de Abril, o la otra estrategia, la consumar un fraude favorable a los candidatos menos votados mediante un ilegal y amañado recuento de votos,  la poca y débil democracia existente desaparecería para instalar un gobierno autoritario, antidemocrático, ilegítimo, inconstitucional e ilegal, que para consolidarse y defenderse acudiría a la mayor represión de la oposición, llevando al país a una situación semejante a la de Colombia, donde impera el narcotráfico y los paramilitares. Es decir, pasaríamos a un estado de cosas donde la violencia política y delictiva tomaría pleno auge.

Por otra parte, la candidatura de Andrés Arauz representa una alternativa que, sin llenar las expectativas y aspiraciones de los humanistas, conlleva la posibilidad de llevar a cabo unas medidas que signifiquen reales avances en lo social y el respeto a la democracia, la libertad de expresión y mejoras en los derechos humanos efectivos. Hemos analizado su programa de gobierno y más allá de sus planteos positivos, en general presenta debilidades y limitaciones que no implican cambios estructurales de fondo, cuales son los anhelos humanistas.  Como bien dice el investigador internacional humanista, Javier Tolcachier:

“Por eso, la opción más evolutiva continúa siendo en esta coyuntura Andrés Arauz, que debería, al igual que todos los progresismos latinoamericanos enfatizar en su costado más humanista, medioambiental, plurinacional y feminista, además, obviamente de su sentido de justicia social, soberanía regional y una interesante línea de soberanía digital y transformación de las matrices productivas”

Por estas razones fundamentales, nuestro Colectivo Político Humanista, acordó por consenso y luego de un rico debate, apoyar la candidatura de Andrés Arauz. Como humanistas que proclamamos la erradicación de todas las formas de violencia, el ser humano como valor y preocupación central, rechazamos a todo antihumanismo y el neoliberalismo, representados por la derecha tradicional y en este caso por su candidato Guillermo Lasso.

Luego de estas elecciones,  expondremos ante el pueblo ecuatoriano, las propuestas humanistas para una verdadera transformación de fondo de la sociedad y el estado  ecuatoriano.

Dado en Guayaquil, Febrero de 2021.

COLECTIVO POLITICO HUMANISTA