Sudán ha empezado a prepararse para los peores escenarios en relación con el expediente de la presa del Renacimiento, especialmente después de que funcionarios etíopes revelaran la intención de su país de completar el segundo llenado de la presa. Etiopía aún no ha llegado a un acuerdo con Sudán y Egipto, lo que Jartum considera una medida peligrosa en relación con la presa sudanesa de Roseires y los 20 millones de ciudadanos que viven a orillas del Nilo.

El miércoles, el periódico emiratí Al-Ruya citó al jefe del departamento técnico del Ministerio sudanés de Riego y Recursos Hídricos, el ingeniero Mustafa Hassan, declarando: «El gobierno sudanés está totalmente en contra de llenar la presa unilateralmente, y Sudán ha estipulado la firma de un acuerdo legal vinculante con Etiopía».

Hassan añadió que la decisión unilateral de Etiopía de iniciar el segundo llenado de la presa el próximo mes de julio afectará directamente a la presa de Roseires y a todas las actividades en el Nilo Azul. También obstaculizará los generadores hidroeléctricos del embalse de Roseires y la presa de Merowe, las estaciones de agua potable del Nilo Azul y del Nilo Principal, además de tener un impacto negativo en los proyectos de riego. Sobre todo, supondrá una amenaza para la vida y la seguridad de cerca de la mitad de la población sudanesa que vive en las orillas del Nilo Azul.

El periódico también citó a un funcionario del Ministerio de Riego, Osama Abu Shanab, confirmando que: «El llenado de la presa etíope amenaza la vida de 20 millones de sudaneses que viven en las orillas del Nilo, y pone en peligro las instalaciones situadas en el Nilo principal hasta Atbara».

Según el hidrólogo Ahmed Al-Mufti, a pesar de la mediación de las partes más influyentes –Estados Unidos y el Banco Mundial– Etiopía ha rechazado el proyecto propuesto. Al-Mufti cita que la única alternativa es detener las negociaciones y retirarse de la Declaración de Principios sobre la Gran Presa del Renacimiento de Etiopía, para demostrar la ilegalidad de las actividades emprendidas en la presa del Renacimiento, y remitir la cuestión al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU).

Al-Mufti añadió: «La retirada de la Declaración de Principios no puede tener repercusiones negativas, ya que esta medida es consecuencia de la violación del pacto por parte de Etiopía, especialmente porque el primer llenado se hizo de forma unilateral, sin realizar los estudios especificados por la declaración, y por no haber completado el suplemento de seguridad de la presa estipulado por el principio nº 8 del acuerdo».

El experto reiteró: «La participación de Sudán en la gestión de la presa podría ser una solución si se cumplen las condiciones necesarias, la primera de las cuales es dictar las disposiciones del mecanismo de gestión conjunta, con el consenso de los representantes de los tres países. Además, el acuerdo de gestión conjunta debería estar redactado de forma muy precisa y ser emitido bajo una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, de acuerdo con el capítulo siete, con la presencia de garantes internacionales y medidas extremadamente disuasorias si Etiopía incumple el acuerdo, incluyendo la congelación de la explotación de la presa por orden del Consejo de Seguridad de la ONU».

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