Por Casper Gelderblom

La Internacional Progresista se está movilizando con trabajadorxs de Amazon y sus aliadxs por todo el mundo. Aquí está el porqué.

El tamaño y poder de Amazon puso a la corporación en el mismo centro de las crisis del colapso climático y la desigualdad económica que se apoderan de nuestro planeta. El crecimiento de la astronómica fortuna del director general Jeff Bezos —cerca de $100 mil millones desde marzo, sobrepasando cualquier fortuna de cualquier humano en la historia— es directamente proporcional a los costos humanos y medioambientales generados por Amazon: su corporación maltrata a lxs trabajadorxs, arruina el clima y socava las instituciones públicas que sostienen nuestras democracias en el camino.

Por lo tanto, enfrentarse a Amazon requerirá algo más que frenar la riqueza personal de Jeff Bezos o reclamar responsabilidad social corporativa. Requerirá un movimiento global que esté organizado a lo largo de cada dimensión del creciente imperio de Amazon: para lxs trabajadorxs, para los pueblos y para el planeta.

Por eso hoy, Black Friday, una coalición internacional de trabajadorxs y activistas inicia una movilización planetaria para Hacer que Amazon pague (#MakeAmazonPay). De Sao Paulo a Berlín, de Seattle a Hyderabad, lxs activistas lanzarán este grito de batalla en lugares clave de Amazon, advirtiendo a la corporación que sus días de impunidad han terminado. Al reunir sindicatos, ambientalistas y ciudadanxs de todo el mundo, esta coalición ejerce el único poder que puede enfrentar la fuerza del capital transnacional: solidaridad.

En apenas unos años, Amazon se ha establecido como un nodo clave en los circuitos del capitalismo globalizado. Habiendo primero revolucionado los eslabones entre producción, distribución y consumo en su plataforma digital, la infraestructura en la nube de la corporación y el comercio electrónico le dieron a Amazon la influencia para controlar grandes extensiones de la vida económica y social por todo el planeta.

La red de poder corporativo de Amazon se extiende a través de los lugares de trabajo y en nuestras vidas. Lxs productorxs y proveedorxs no tienen otra opción que asociarse con Amazon para retener u obtener acceso a lxs consumidorxs. Por su parte, lxs consumidorxs sienten que apenas pueden evitar a Amazon, a menos que estén dispuestxs a esperar más y puedan pagar más. Por medio de tecnologías de vigilancia masiva como Alexa, Echo y Amazon Ring, la corporación ha infiltrado millones de hogares y recopilado sus datos más íntimos.

A lo largo de esta red se encuentra Amazon Web Services, que ha jugado un papel clave en el funcionamiento de las industrias extractivas y la aplicación de la ley; así como las recientes empresas de Amazon en sectores como servicios financieros, suministro de alimentos y atención médica. En efecto, Amazon se ha convertido en un Estado privado transnacional depredador totalmente irresponsable o, de hecho, en un imperio del siglo XXI.

En la ausencia de un movimiento común para desafiarlo, Amazon ha logrado expandir su imperio a todos los rincones de la economía global. Pero la marea está comenzando a cambiar. La reciente participación de lxs trabajadorxs de tecnología en la huelga climática fue seguida por importantes concesiones por parte de la administración de Amazon, y las alianzas laborales transnacionales dirigidas por UNI Global Union y Amazon Workers International han logrado integrar la anteriormente difusa resistencia obrera. En el plano internacional, los grupos públicos de apoyo han movido la necesidad urgente de dividir a Amazon hacia el centro de los debates políticos.

Estos esfuerzos nos muestran el camino a seguir. Para hacer que Amazon pague sus deudas a lxs trabajadorxs, al planeta y a la sociedad, debemos aplicar una estrategia de tres puntos:

  • Primero, reconocer la naturaleza internacional e interseccional de la lucha contra Amazon.
  • Segundo, organizarnos más allá de las fronteras nacionales y los estrechos ámbitos de activismo.
  • Tercero, politizar esta lucha llevándola directamente a las arenas legislativas en todo el mundo.

Éstos son los objetivos de la campaña que se inicia hoy.

Con respecto al primero, las Demandas Comunes de nuestra coalición tienen un alcance global. Somos conscientes de que el poder de Amazon depende de su habilidad para aprovechar las diferencias en jurisdicciones nacionales para impulsar la carrera global hacia el fondo en materia de protección social y ambiental.

También, reconocemos las intersecciones de la injusticia de Amazon. La injusticia ambiental de la contaminación de Amazon, por ejemplo, afecta desproporcionadamente a las personas de color. Mientras tanto, la monopolización de la corporación del sector de la computación en nube es la base de sus estrechos vínculos con las grandes petroleras. Por lo tanto, nuestra coalición reúne ambientalistas de Greenpeace y 350 con grupos como Data 4 Black Lives, Athena Coalition y Hawker Federation de la India.

Con respecto al segundo punto de la estrategia, las acciones de hoy unen a trabajadorxs de toda la cadena de suministro de Amazon, desde lxs trabajadorxs de tecnología en las oficinas centrales de Amazon en Seattle y lxs trabajadorxs de las bodegas organizadxs por afiliadxs de UNI Global Union, Awood Centre y Amazon Workers International, hasta lxs trabajadorxs en la cadena de suministro en las fábricas de confección en Bangladesh.

Y respecto al tercero, nuestra coalición no exige que Jeff Bezos cambie el modelo de negocio por la bondad de su corazón. En cambio, el movimiento apunta a construir un poder legislativo que pueda poner fin a la “Amazonificación” de nuestras economías y sociedades. Invitamos a legisladorxs progresistas de todo el mundo a unirse y apoyar a este movimiento global para hacer que Amazon pague.

La misión de esta campaña es tan simple como radical: lograr un mundo diferente.

Un mundo en el que las corporaciones que sirven principalmente a los intereses de sus directorxs ejecutivxs sean reemplazadas por cooperativas que sirvan a los intereses de la mayoría.

Un mundo en el que la actividad económica no conduzca a la destrucción del clima, sino a la reconstrucción y el florecimiento del medio ambiente.

Un mundo en el que los mercados sean gobernados por instituciones democráticas, y no al revés.

La solidaridad es el vehículo para crear este mundo. Hacer que Amazon pague es donde comenzamos.

 

– Casper Gelderblom es miembro del Secretariado de la Internacional Progresista y Coordinador de la campaña #MakeAmazonPay de la IP.

https://progressive.international/wire/2020-11-26-make-amazon-pay/es

 

 

El artículo original se puede leer aquí