Un fósil hallado de la especie humana extinta ‘Paranthropus robustus’ en Johannesburgo, Sudáfrica, revela cómo se adaptó al ambiente.

Investigadores de la Universidad de Washington descubrieron el fósil de un cráneo de una especie extinta que ha revelado varios secretos de la evolución en los seres humanos.

La investigación, publicada el lunes por la revista Nature Ecology & Evolution, indica que el fósil da pie a nuevas teorías de la manera en la que las condiciones ambientales impulsaron cambios en una especie humana extinta, así como el proceso de adaptación y la dieta que debió emplear para la supervivencia.

Según los expertos, se pensaba que los machos de la especie extinta Paranthropus robustus eran sustancialmente más grandes que las hembras, al igual que las diferencias de tamaño observadas en los primates de hoy en día, como gorilas u orangutanes.

Sin embargo, el nuevo fósil descubierto en las cuevas Drimolen, ricas en fósiles, al noroeste de Johannesburgo, sugiere, en cambio, que esa especie evolucionó rápidamente durante un período turbulento de cambio climático hace unos dos millones de años, lo que resultó en cambios anatómicos que antes se atribuían al sexo.

 

“Hay razones para creer que los cambios ambientales sometieron a estas poblaciones bajo estrés dietético. Tiene una serie de características en su cráneo, mandíbula y dientes que indican que se adaptó a una dieta que consistía en alimentos muy duros”, señala el profesor David Strait.

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