Covid-19, coronavirus, pandemia, segunda ola, muertes, infectados, son palabras que escuchamos casi 24 horas al día, siete días a la semana enunciadas de forma repetitiva y premeditada por los medios de comunicación -y ahora también por nuestros vecinos- para que nunca las olvidemos. A su vez, hay otro grupo de entradas linguísticas como mascarillas, distanciamiento social, 2 metros, gel antiséptico y otros muchos términos cuyo objetivo no es otro que fomentar la culpabilidad personal en el  individuo y así obligarlo a seguir las normas impuestas por el sistema o a lo que ahora se denomina comúnmente como ¨La Nueva Normalidad¨. Esta no existe, es una aberración impuesta por un panel de científicos elegidos a consciencia por aquellos que están en la cúspide de la pirámide social.  Los gobiernos – a través de su junta de epidemiólogos-  también utilizan imperativos (pongo ejemplos en castellano) para que acatemos sus órdenes: manténgase, lávese, quítese, póngase, aléjese, etc, etc.  Y además nos anuncian nuestro futuro inmediato: no podrán, habrá, quedarán limitados, se cerrará por o durante, y otros verbos en futuro simple con connotaciones claramente negativas (pesimistas). No nos olvidemos de los verbos en condicional para predecir nuestras vidas, aconsejarnos y a obligarnos a hacer lo que al sistema le apetezca en un momento dado: habría que, haría falta, se tendría que, debería, etc.

Los científicos que aconsejan a casi todos los países miembros de la ONU utilizan dicho lenguaje de forma premeditada para aterrorizar a la población para después imponer medidas restrictivas y normas draconianas que modifican al azar según sus objetivos para marearnos como a una perdiz.  Hay cientos de ejemplos que aparecen diariamente en la prensa de todo el mundo: A partir de mañana no se podrá fumar en las terrazas, Queda prohibido el movimiento de las personas en la localidad de Carballo a partir de las 22.00 horas, La mascarilla será obligatoria a nivel nacional, Se anuncia un toque de queda entre las 23:00 horas y las 6 de la mañana en todo el país, los viajeros procedentes de Europa tendrán que hacerse el test  PCR  para poder entrar en Canarias.  No te reúnas con tu familia ni con tus amigos, no visites a tu novia, ni a tu abuela, quédate en casa, no vayas al bar, no viajes, no cantes, no bailes, en fin no disfrutes (sufre, desespérate, engorda, no hables con nadie, vuélvete senil o demente , suicídate) es lo que realmente nos están insinuando utilizando el presente del subjuntivo de la forma más negativa posible. Para luego decirnos lo siguiente: Pero no te desesperes porque después de haber tenido tanta paciencia ahora te vamos a gratificar con una o más vacunas que a pesar de que no la hayamos probado en animales ya se las hemos administrado a un número indefinido de voluntarios en Asia y en Africa y aunque aquellos sufran secuelas muy graves, esto no te lo vamos a comunicar. Además, le administraremos la vacuna a los más débiles, empezando con los viejecitos, cuántos más viejos mejor, así se mueren antes y después procederemos con los enfermos de cáncer, con los que sufren enfermedades cardiovasculares y los diabéticos porque ya nos estorban en los hospitales. Ya después pincharemos al resto de la población a discreción. Abriremos todas las clínicas de los médicos de familia para que se puedan administrar esos X millones de vacunas y claro, tendrás que pagar 20 euros por cada inyección por salvarte la vida.

¿Es esta la retórica kafkiana que están utilizando para socavarnos el alma y los huesos?  Es posible que así sea, pero lo que está realmente claro es que es una retórica puramente pornográfica. Es decir, es pornografía social en el sentido más estricto de la palabra. Una pornografía que extingue la llama de la vida y convierte al individuo en objeto de sacrificio. ¿Será esto lo que realmente quieren hacer con nosotros? No se sabe, pero de lo que si estoy seguro es que si no reaccionamos de forma inmediata ante esta debacle social (a nivel planetario) nos lo quitarán todo, y por todo quiero decir absolutamente TODO y acabaremos como ganado encarcelado entre las compuertas de un matadero esperando el estoque final.

 

Notas: la foto de portada aparece en el artículo del Off-Guardian.org «Anti-lock down protests all across Europe» del 19 de noviembre de 2020 y es propiedad del mismo.