Nigeria, que ahora es la economía más grande de África por su PIB, es también el Estado más poblado del continente. Su independencia es contemporánea a la de las antiguas colonias francesas y al antiguo Congo Belga. Su historia ha estado marcada por episodios de violencia política entre regímenes civiles y militares, todo dentro de un contexto de desarrollo de la economía petrolera y un fuerte crecimiento de las desigualdades sociales y territoriales.

Pressenza entrevistó a Amzat Boukari-Yabara, doctor en historia por la EHESS y activista panafricanista, para hacer un balance de esta evolución. Hoy vuelve al contexto de la independencia y los primeros años de la misma.

El contexto de la independencia

La República Federal de Nigeria adquirió su independencia del Reino Unido el 1 de octubre de 1960. ¿En qué contexto surgió esta independencia? ¿Acaso es una independencia engañosa como las colonias francesas?

A finales del siglo XIX, los principales estados, reinos, repúblicas y ciudades-estado del delta del Níger cayeron bajo el dominio colonial. Los británicos tomaron posesión de esta vasta tierra de 928.000 km2 rodeada de colonias francesas al Oeste, Norte, Este y con vista al océano Atlántico. El nombre de Nigeria (zona Níger) se dio desde la desembocadura del río Níger que atraviesa la colonia francesa del mismo nombre. En 1914, se creó oficialmente la colonia de Nigeria y en 1960 llegó su independencia.

El corto periodo colonial se desarrolló bajo un sistema de administración indirecta inventado por el gobernador Frederick Lugard; quién mientras establecía un régimen fiscal, legal, social y cultural dual involucró a los líderes tradicionales hausa en el Norte islamizado. En el Sur, aunque con más dificultad, se intentó apoyar en las élites cristianizadas de origen yoruba. En el Sureste, donde dominaban las poblaciones animistas y acéfálicas de origen Ibo, fue difícil debido a la ausencia de jefaturas. Tras el establecimiento de una reunión panafricana en la década de 1920, los primeros partidos políticos nigerianos se crearon en 1940 con el Consejo Nacional de Camerún y Nigeria dirigido por Namdi Azikiwe y Herbert Macaulay, el Grupo de Acción Obafemi Awolowo y el Congreso de los Pueblos del Norte de Talefa Balewa. La vida política se basó en etnias y regiones y el poder colonial jugó un papel de árbitro.

De hecho, el verdadero arbitraje político fue el de las mujeres. Con la Asociación de Mujeres del Mercado de Lagos, creada en 1920 por Alimotu Pelewera y la revuelta de las mujeres de Aba contra la política fiscal y colonial en 1929, las organizaciones de mujeres desempeñó un papel central. En 1944, la activista feminista Funmilayo Ransome-Kuti fundó la Unión de Mujeres de Abeokuta y junto a las 20 mil mujeres que reunió, trabajaron y apoyaron al partido de Azikiwe; al igual que los estudiantes nigerianos radicados en Inglaterra, fomentaron una dinámica de independencia.

En la década de 1950, los dirigentes británicos y nigerianos iniciaron un proceso constitucional. Tras las elecciones locales y de la autonomía, Nigeria se independizó la noche del 30 de septiembre al 1 de octubre de 1960. El país se incorporó a la Commonwealth británica bajo la presidencia de la Reina de Inglaterra, mientras que Nnamdi Azikiwe, de origen ibo, ocupaba el poder ejecutivo y central.

Al momento de su independencia, Nigeria parecía haber tenido un buen comienzo. Un país rico y próspero, con alrededor de cincuenta millones de habitantes a principios de la década de 1960, más de doscientes pueblos diferentes, una élite económica e intelectual, así como una diáspora poderosa y organizada. Nigeria también disfrutó de un potencial agrícola, a pesar de una geografía desigual. Cada una de las tres regiones, correspondiente a los tres principales grupos étnicos tuvo su propio gobierno y asamblea, así como servicios administrativos, financieros y judiciales. El gobierno central se ocupó a de los asuntos de soberanía monetaria, militar y política, con un parlamento federal, un gobierno central y un gobernador general que actuó como jefe de Estado. El equilibrio fue frágil y la vida política muy turbulenta, lo que obligó al gobierno central a crear un cuarto Estado en 1963.

A diferencia de las colonias francesas que formaban dos bloques federales dependientes de las decisiones tomadas en París, las colonias británicas ya eran todas autónomas, con su propia vida política independiente de la vida política británica. La presencia británica se mantuvo relativamente discreta y Nigeria ganó rápidamente su soberanía política, monetaria y militar. Aparte de los acuerdos vinculados a la Commonwealth, la independencia es mucho más completa y concreta que la de sus vecinos francófonos. Sin embargo, su modelo político sigue estando fuertemente influenciado por el de Reino Unido y Estados Unidos. Y sobre todo, el país atravesó por problemas complejos en todos los niveles: económico con fuertes desigualdades, religioso con el mayor número tanto de musulmanes como cristianos en todo el África subsahariana, cultural con dificultad para construir un nación, etc.

Gobernador general y luego primer presidente de Nigeria en 1963, Nnamdi Azikiwe fue  nacionalista y panafricanista, abogado, periodista, activista político, formado en Estados Unidos, por ello tenía una visión de la problemática que abarca las diferentes escalas étnicas, nacionales, continentales e internacionales. Luchó duro para democratizar la educación y expandir el sufragio universal. Un elemento importante, aunque de origen ibo, es que se opuso a su propio grupo étnico al rechazar la secesión de Biafra a finales de 1960. Aunque existe cierta rivalidad, Azikiwe es cercano al presidente de Ghana, Kwame Nkrumah. Como él, está convencido de que África debe unirse y está aún más convencido de que su país, Nigeria, está desbordado de recursos petroleros que podrían convertirse rápidamente en una maldición. Para conservar los recursos y protegerse de los depredadores, Azikiwe está considerando un proyecto de  unión aduanera africana.

Este es un punto muy importante porque varias tesis sobre la historia de la integración africana consideran que Nigeria juega para África el mismo papel que Alemania para Europa. Los dos países tienen el mismo modelo federal, construido sobre el principio de unión aduanera e integran su espacio continental a través de su propia unidad. Sin embargo, Nigeria fue sometida a intensas fuerzas centrífugas que terminaron estallando en 1966, en un contexto de disputas étnicas, discriminación económica y crisis institucional con la entrada en juego de un grupo social que haría un daño enorme hasta a finales de 1990.

Compuesto por oficiales generalmente entrenados en Inglaterra, con 7500 hombres en 1960, el ejército nigeriano se formó inicialmente en una tradición republicana, de no interferencia en los asuntos políticos. En la independencia, tuvo una buena reputación y en 1965 no quedaron oficiales ni soldados británicos en territorio nigeriano. Sin embargo, en enero de 1966, el país estallo y entró en un periodo de tensión que, con el trasfondo del boom petrolero, ve una alternancia entre gobiernos civiles y juntas militares, junto a antiguos militares golpistas reconvertidos en civiles.

El conflicto de Biafra

Entre 1967 y 1970 el país se vio desgarrado por el terrible conflicto de Biafra. ¿Cuál es su origen y cuáles son las consecuencias para el futuro desarrollo del Nuevo Estado?

Hemos visto la fragilidad del modelo político nigeriano, difícil de regular y atravesado por muchas líneas divisorias. La Guerra de Biafra soldó paradójicamente a Nigeria. Ésta fue una guerra civil que enfrentó al pueblo Ibo, al Sureste de Nigeria, con el Estado federal de 1967 a 1970. Los Ibo son objeto de cierto exilio debido a su éxito económico, social e intelectual.

El 15 de enero de 1966, en el contexto de una crisis política que acechaba durante tres años, oficiales de Ibo encabezaron un golpe de Estado que asesinó a muchas figuras políticas, incluido el líder norteño Ahmadou Bello y la primera ministra Talefa Balewa. De padre Ibo y madre Hausa, el general Ironsi llegó al poder, pero en represalia y aunqueel golpe parecía tener una motivación política y no étnica, los Ibo que vivían en el Norte del país fueron objeto de represalias por parte de los Hausa. Los Ibo huyeron de los pogromos y se refugiaron en Biafra.

Unos meses más tarde, en julio de 1966, los oficiales de Hausa organizaron a su vez un contragolpe contra el general Ironsi, quien fue asesinado y después de negociaciones algo tensas, el general Yakubu Gowon, norteño, tomó el poder para disgusto del teniente coronel Ojukwu.

Este último decidió en los meses siguientes defender a su pueblo, creyendo que el gobierno central no estaba en condiciones de proteger a los Ibo. Ojukwu emitió una serie de ultimátums a Gowon y anunció medidas especiales para la región oriental, entre ellas decisiones unilaterales sobre la cantidad de ingresos petroleros que se destinarían al gobierno central y la cantidad que quedaría en el gobierno local. El abundante petróleo de Biafra se convirtió en un medio de chantaje, presión y corrupción.

El 27 de mayo de 1967, el gobierno central decidió unilateralmente cambiar la estructura federal reduciendo el número de estados de doce a cuatro. La región oriental se dividió en tres estados y los Ibo estuvieron confinados a un territorio sin salida al mar y por lo tanto, sin acceso a los campos petroleros de Port-Harcourt, en la costa. Tres días después, con el acuerdo de un consejo de jefes tradicionales, el teniente coronel Ojukwu proclamó la independencia de la República de Biafra, un territorio de 75 mil kilómetros cuadrados correspondiente a la antigua región oriental, que albergaba a 14 millones de habitantes de origen ibo y no ibo, estando los yacimientos petrolíferos más bien ubicados en zonas no ibo.

El presidente Gowon consideró esta proclamación secesionista como una declaración de guerra. Además, sabía que el petróleo podía convertir a Biafra en el equivalente a un emirato y que Nigeria no podría recuperarse de la pérdida de esta ganancia inesperada. A principios de julio comenzó el conflicto militar. Los primeros meses fueron principalmente acciones policiales encubiertas, luego muy rápidamente comenzó una guerra total con el cerco de Biafra. Durante el año de 1969, la guerra se mantuvo en un punto muerto, en forma de guerra de desgaste con numerosas atrocidades en las poblaciones, antes del asalto final. En enero de 1970, el general Gowon anunció el fin de la guerra.

Hay que recontextualizar la guerra de Biafra haciendo hincapié en que en ese momento se produjeron golpes de Estado en varios países (Togo, Congo, Benin, África Central, etc.) y el ejército nigeriano decidió asumir sus responsabilidades. Varios intelectuales nigerianos como los escritores Chinua Achebe y Wole Soyinka sienten la crisis que se avecina a través de sus escritos. La corrupción también se ha vuelto cada vez más fuerte en los arcanos del poder. El estado de emergencia se declaró en enero de 1966 y durante un año y medio el país se hundió en el abismo.

Cuando estalló la secesión en mayo de 1967, el gobierno central hizo hincapié en que se trataba de un conflicto interno que no debería dar lugar a interferencias extranjeras. El país contó con el apoyo de las autoridades africanas y de la ONU que exigieron el mantenimiento de la unidad de Nigeria y la no injerencia. Sin embargo, algunos países africanos como Tanzania y Zambia, pero también Gabón y Côte d’Ivoire por razones inevitables, decidieron reconocer Biafra, citando en particular el hecho de que cualquier Estado dentro de un Estado federal debe poder reconocer el derecho a estar desvinculado de ella. Esta posición, –que invoca la jurisprudencia de la ruptura de India con Pakistán y Bangladesh o la separación de Egipto y Siria que formaron la República Árabe Unida– es problemática porque anula la noción de conflicto interno. La consecuencia es que las grandes potencias están autorizadas a invocar el derecho de injerencia en una secesión que se produce mientras el episodio de la secesión katanguesa en el Congo aún está fresco en la memoria.

El petróleo también es fundamental porque Biafra produce el 60% del crudo nigeriano. Las multinacionales como Shell-BP, Elf, Gulf Oil, etc, tienen grandes intereses. La empresa francesa Elf, detrás de sus competidores estadounidenses y británicos, espera en particular triplicar su participación en la producción de crudo. Por lo tanto, Francia participará en el derecho de injerencia y la ayuda humanitaria. Al igual que el periódico Le Monde que compara Biafra con Dachau, los medios franceses alertarán a la opinión pública hablando de un genocidio en curso en el marco de la represión de la secesión por parte del gobierno central. La televisión francesa emite imágenes de niños demacrados por primera vez como parte de un llamado a donaciones a favor de la Cruz Roja, mientras que Bernard Kouchner utilizará este drama para crear Médicos sin Fronteras.

Detrás de las pantallas, no hubo genocidio en Biafra a pesar del elevado número de víctimas humanas: hasta dos millones de víctimas de la guerra y sus consecuencias. Son los servicios de contraespionaje franceses, bajo el control del poderoso Jacques Foccart, Monsieur Afrique del General de Gaulle, los que manipulan la prensa y apoyan la rebelión. El objetivo es destrozar Nigeria y hacer de Francia el padrino de Biafra que abrirá con gracia el grifo de oro negro. Para hacer esto, mercenarios como Bob Denard forman el personal de Ojukwu. Además de un consorcio franco-libanés que, también con el respaldo israelí, permite a Biafra comprar armas a Portugal a cambio de petróleo, Ojukwu cuenta con el apoyo de sus patrocinadores. También se envían armas y municiones a los secesionistas a través de Amadou Ahidjo de Camerún y Omar Bongo de Gabón, que está pensando en el petróleo de Biafra. Desde Abidjan, el presidente Félix Houphouët-Boigny sueña con derrocar a un país que lo eclipsa en África Occidental y apoya al personal de Biafra. Después de la guerra, se concedió asilo al teniente coronel Okjukwu en Côte d’Ivoire.

La guerra de Biafra ha sacudido todo el país, llevando a cada habitante y a cada grupo a pronunciarse. Sin embargo, los intentos tendenciosos de obtener el apoyo de otros grupos étnicos se han vuelto en contra de los secesionistas y la guerra de Biafra ha construido una unidad nacional al ser la prueba que atraviesa Nigeria para crecer y encontrar una solución de reconciliación política a sus demonios internos.


Traducción del francés por Maria Paula Alvarez