Por: Mauricio Álvarez

Como cada dos años, desde 1998, la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) publica su informe Planeta Vivo para monitorear el estado de nuestros ecosistemas. Este año, la ONG alertó sobre la erosión de la biodiversidad, debido a las actividades humanas. Según el documento, se ha presentado un 68% de disminución de las poblaciones mundiales de vertebrados en 50 años.

Es una situación realmente alarmante la que nos dibuja la WWF, que a través del Índice Planeta Vivo, mide la abundancia de las poblaciones mundiales de vertebrados silvestres (peces, aves, mamíferos, anfibios, reptiles), a partir de miles de datos sobre vigilancia científica de 21.000 poblaciones, de 4.000 especies de vertebrados silvestres. Entre 1970 y 2016, ha habido una drástica disminución del 68% en las poblaciones de vertebrados salvajes estudiadas. Aunque el ritmo de descenso se ha reducido un poco en Europa y América del Norte, lamentablemente no ocurre lo mismo en América Central y Suramérica, donde las poblaciones de vertebrados estudiadas disminuyeron un 94% entre 1970 y 2016.

Según Marco Lambertini, Director General de WWF Internacional, se necesita con urgencia un profundo cambio cultural y sistémico que, hasta ahora, nuestra civilización no ha conseguido alcanzar: la transición hacia una sociedad y un sistema económico que valore la naturaleza. Debemos reequilibrar nuestra relación con el planeta para preservar la asombrosa diversidad de vida en la Tierra y permitir una sociedad justa, saludable y próspera para, finalmente, asegurar nuestra propia supervivencia.

¿Podemos invertir la tendencia? 

Lamentablemente para las especies en extinción, ya es demasiado tarde, pero el informe Planeta Vivo 2020 presenta escenarios para estabilizar y después revertir la disminución de la biodiversidad para el año 2050. Se proponen tres importantes áreas de trabajo:

  1.  El fortalecimiento de los esfuerzos de conservación: incluye un incremento de extensión y gestión de las áreas protegidas, mayores esfuerzos en restauración y planes de conservación a escala paisajística.
  2. La transformación de nuestro modelo agrícola, hacia una producción de alimentos más sostenible y la lucha contra el desperdicio de los alimentos (esfuerzos desde la oferta): Incluye cambios importantes, tanto en la producción como en el comercio de alimentos.
  3. Una reducción del 50% en el consumo de proteínas animales:  contempla una reducción del desperdicio de alimentos desde “el campo a la mesa” e, incluye, cambios en la dieta hacia una menor ingesta de calorías de origen animal en los países con altos consumos de carne. 

Es importante resaltar que cada uno de nosotros, con nuestros actos cotidianos, conscientes y determinados, podemos actuar concretamente para preservar la biodiversidad y construir un mundo más respetuoso con la naturaleza.

Ver el informe completo: Planeta Vivo