–La desigualdad y la pobreza se muestran como los problemas más graves en el corto y medio plazo. El Ingreso Mínimo Vital, una de las medidas de las que más orgulloso se mostraba el Gobierno de coalición, no está llegando al umbral de población que se esperaba. No se han resuelto ni un 5% de las solicitudes presentadas, de las cuales, solo algo más del 12% han sido calificadas de favorables. ¿Qué valoración hace hoy en día de la medida?
–Nadie puede hacer una valoración remotamente positiva, ni el más fanático defensor del Ingreso Mínimo Vital. A no ser que tenga algunos problemas, digamos, de apreciación de la realidad extremadamente graves. Los datos que conocemos a día de hoy son literalmente catastróficos. Para sus defensores, solamente les queda pedir tiempo. Es de una irresponsabilidad asquerosa. Ante una situación extraordinaria, (fue un ministro del actual Gobierno que ya hace semanas lo dijo de forma muy gráfica: «un mundo se ha acabado»), expertos (por decir algo) y burócratas siguen recetando medidas tradicionales. Alegan que no hay medidas tipo Ingreso Mínimo Vital que muestren sus virtudes hasta que no se van solucionando los problemas técnicos. ¿Te imaginas? ¡Qué grado de insensatez autosatisfecha!Con más de 10 millones de pobres cuando acabó el año 2019, lo que significa que ahora hay más con la pandemia, están todavía proponiendo medidas ya insuficientes en situaciones menos extraordinarias. En una entrevista de hace pocas semanas, Juan José Millás lo decía muy gráficamente: «El paro estructural va a crecer una barbaridad, de manera que el Ingreso Mínimo Vital, que lo han vendido como un gran avance, ya es viejo. La única solución real para el mundo que viene es la renta básica universal, porque va a haber un ejército de gente que no va a trabajar en su vida, o sea, que va a nacer y a morir sin saber qué es ganarse la vida».
Lo de la subcontratación para los trámites del Ingreso Mínimo Vital a Tragsatec, filial de Tragsa, pronto saltará a la prensa por lo que cobra y por cómo trata a sus trabajadores y trabajadoras. Porque ya ha habido denuncias. Y cuando salten números, condiciones y otras tenebrosas informaciones, espero que algunos de los defensores de Ingreso Mínimo Vital tengan algo de vergüenza. O no, porque hay quien justifica cualquier cosa. Resulta espectacular observar como los defensores del Ingreso Mínimo Vital, cuando son contrastados ante los hechos del desastre del mismo, solamente saben decir que los críticos insultamos. Ellos pueden decir que los críticos somos ultraizquierdistas, dogmáticos, esencialistas… eso no debe ser insultar, debe ser un halago. En fin, la estupidez es peor que la maldad, como ya hace años dijo Cipolla.
–El IMV generó muchas expectativas cuando se presentó, sobre todo en los sectores más pobres de la sociedad. ¿Qué puede suponer que la ayuda no llegue en un momento de emergencia social como el actual?
–Simplemente un crimen político. De esos que no se persiguen. Que ante más de 10 millones de personas que están por debajo del umbral de la pobreza, y sabiendo que las perspectivas de cualquier organismo económico auguran una situación peor en los próximos meses, un Gobierno que algunos han llamado sin la menor vergüenza el “Gobierno más progresista de la historia” solamente ofrezca la miseria del Ingreso Mínimo Vital que, en caso de funcionar bien, ya deja al 80% de pobres fuera del programa… ¿Qué se puede decir, que demos tiempo? ¿Que hay que ser realistas? Y eso se dice desde alguna izquierda o desde algún quídam de su órbita.
Cuando escucho o leo eso del realismo es inevitable que me venga una y otra vez las palabras del que fue mi maestro y amigo, Antoni Domènech, cuando decía: “Una izquierda no filistea, es decir, una izquierda que quiera ser realista, sensata y radical a la vez tiene hoy que aspirar a desarrollar políticas que sean más ambiciosas en el medio y en el largo plazo y, a la vez, más adaptadas a las presentes circunstancias. De otro de mis maestros, Manuel Sacristán, aprendí la inolvidable lección de que, en la política como en la vida cotidiana, contra toda apariencia filistea, quien no sabe ser suficientemente radical, acaba siempre en la penosa insensatez del hiperrealismo mequetréfico.» Hay mucho mequetrefe hiperrealista, para qué nos vamos a engañar.
–Un desencanto de los sectores populares con las políticas de un Gobierno progresista puede ser el caldo de cultivo perfecto para la ultraderecha.
–Efectivamente. Llevo, junto con otros compañeros y compañeras de Sin Permiso, insistiendo en esta importante cuestión que dices durante mucho tiempo. La extrema derecha y la derecha extrema quieren gobernar, quieren echar al Gobierno de coalición. Eso ya se sabe desde el primer día. El Gobierno y los respectivos partidos que lo componen ya lo saben. Que los echen fuera también depende de lo que hagan ellos, de lo que haga el gobierno.
Si la política del Gobierno no está destinada a favorecer de forma clara y decidida a la inmensa mayoría de la población no rica, van dejando más posibilidades a la derecha, que en el reino de España, con alguna excepción interesante, es mayoritariamente extrema.
Hace pocos días escribía un artículo en el que comentaba que el Gobierno tiene dos caminos: o plegarse a los intereses de la patronal y la poderosa derecha económica, o hacer política económica en beneficio de la población no rica. Si opta por razones de “realismo” y “mal menor” por la primera alternativa, este Gobierno tiene los meses contados. Si opta por la segunda, puede ampliar su base social y mantenerse con los apoyos que le dieron la posibilidad de gobernar. El Gobierno hasta el presente está optando por la primera alternativa.
El impuesto a las grandes fortunas ha desaparecido del horizonte, la derogación de la contrarreforma laboral del PP está en el congelador y de la propuesta del Ingreso Mínimo Vital ya hemos hablado. Mucho me temo, viendo lo que están haciendo (entre lo cual destaca el vasallaje de bufón cascabelero que brinda a esta monarquía corrupta. Porque ¿cuándo se tendrán condiciones con tanto aval democrático y popular para defender un referéndum para que la ciudadanía pueda elegir entre monarquía y república?) que el camino elegido es el segundo.
«Rescatar a la gente», «no dejar a nadie atrás» quiere decir precisamente eso: apostar por la mayoría de la población. Algo que resulta ajeno a aquellos que consideran que la política es solo el arte de lo posible, entendiendo por «lo posible» aquello que no molesta, ni perturba el normal funcionamiento de los grandes poderes privados ni a los poderes del Estado plagado de franquistas. Y este Gobierno y sus asesores parecen haber apostado sin fisuras por no perturbar a los grandes poderes privados ni franquistas. ¿Dónde ha quedado el impuesto a las grandes fortunas? ¿Dónde la depuración de franquistas?
–Usted propone, como solución, la renta básica universal e incondicional. Pero, ¿Es factible hoy en día con el estado de las cuentas que estamos conociendo?
–Es factible. Junto con Jordi Arcarons y Lluís Torrens lo estamos explicando pacientemente desde hace años. Hacemos variaciones cuando disponemos de nuevos datos y nuevas posibilidades técnicas de cruce de datos. Y aportamos los estudios de forma gratuita y pública. Nadie financia estos estudios, no se hacen ni desde un grupo de investigación que recibe fondos públicos. Puede acceder a ellos cualquier persona interesada, están en la web de la Red Renta Básica, entre otros lugares. Nadie nos ha mostrado posibles errores, que a buen seguro debe haber, pero no nos los han señalado. Seré más preciso: hemos recibido comentarios del servicio de estudios del BBVA, pero que tenía errores que hemos contestado con precisión. Sus comentarios salieron en casi toda la prensa, nuestra contestación en casi ninguna parte. Recuerdo que era nuestro propio estudio el que se criticaba, con lo que esperar un simple derecho a defenderlo no era tampoco pedir mucho. Todo normal. Así vamos.
Pero lo que sí quiero dejar claro es que es perfectamente posible financiar una renta básica universal e incondicional. Otra cosa es que quiera hacerse y evidentemente este Gobierno apuesta por la condicionalidad más rigurosa y por la focalización más extrema. El Ingreso Mínimo Vital es la concreción de lo que digo. Karl Widerquist, una de las caras más conocidas de la Basic Income Earth Network de la cual la Red Renta Básica es sección oficial desde el año 2002, hace poco escribió algo que me parece muy bien dicho y en pocas palabras. Tenemos dos opciones, dijo Karl: o una renta básica que acabe con la pobreza o mantener la pobreza con programas condicionados. El Gobierno español y sus asesores han optado por la segunda.