Por Dr. Mario Félix Bruno*

Estamos viviendo, un momento muy especial, a raíz de la pandemia originada por el Coronavirus (COVID-19), con amplia diseminación a través del mundo. La información, brindada sobre esta afección, presenta dos fallas severas: el contenido de lo informado, y la forma como se realiza. La Sociedad Argentina de Periodismo Médico, atenta a toda información de salud, no puede dejar de señalar, estas circunstancias. Para ello, hemos tomado como base, el articulo original, publicado por el Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, cuya responsable es la Magister en Comunicación, Amalia Dellamea, a su vez, profesora del curso de posgrado de nuestra entidad. Su presentación, se titula: “Infodemia. Un tsunami de información sobre el coronavirus, que mete miedo”.

Se considera infodemia como una epidemia de mala información. En muchos casos, como el presente, los datos errados que se emiten por redes sociales, causan mucho mal. También, se puede definir como, la afección en términos económicos causada por la propagación de noticias erradas o que causan pánico. “No solo estamos luchando contra una epidemia; estamos luchando contra una infodemia”, alertó el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanon Ghebreyesus, en la Conferencia de Seguridad realizada en Múnich el 15 de febrero de 2020. Nos dice la autora que “en efecto, el término infodemia ha protagonizado hoy multitud de titulares en relación con la alerta de la Organización Mundial de la Salud. Según explica la propia OMS, la voz inglesa infodemic, se refiere a una sobreabundancia de información (alguna rigurosa y otra no) que hace que para las personas sea difícil encontrar recursos fidedignos y una guía de confianza cuando la necesitan”. La infodemia relacionada con el coronavirus hace referencia al enorme volumen de información sobre esta pandemia, muchas de las cuales son falsas, originando una verdadera “epidemia nociva de rumores que se generan durante los brotes”.

Dellamea nos refiere, que la información actual sobre el COVID 19 es “un tsunami de información verdadera, mixturada en un revoltijo mayoritario de rumores, datos falsos, inciertos, incomprobables, atemorizantes, amenazantes¨.

Nuevamente internet y las redes sociales están en el centro de la tormenta. La preocupación mundial por la infodemia se justifica debido a la inusitada rapidez con que viaja, la amplitud que cubre y los efectos perniciosos que puede ejercer sobre la ciudadanía. Las redes sociales se constituyen, en máquinas de dispersión en apariencia infalibles. Amén del papel que en esta circunstancia están desempeñando los medios de comunicación tradicionales. Las desinformaciones se propagan cual virus, por todo el mundo de una manera tal que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya habla de una infodemia. Por lo que hoy se debe trabajar no sólo para frenar al Covid-19, sino también para ponerle coto a la desinformación que circula impunemente Se ha pasado de la toxicidad de la información (infoxicación), que puede tener un carácter individual, a una epidemia informativa colectiva: la infodemia.

Más adelante, en este excelente trabajo comunicacional, la autora hace referencia a las formas y origen de esta epidemia de información. Nos dice:

“la forma que suele adoptar esa transmisión frenética de informaciones falsas, dudosas, incomprobables, pero siempre alarmantes, desasosegantes y amenazantes, es la de un rumor, cuyo origen, su fuente primigenia, es desconocida y anónima; pero así y todo cunde apoteósicamente. Que rumores ha habido siempre, no hay dudas. Así, por ejemplo, la mayoría de las obras que analizan la historia de las pestes, destinan frondosos acápites al papel nocivo de los rumores. Pero el tortuoso y raudo proceso con que reptan y se trasladan esas informaciones, hoy lleva a niveles insospechados de alarma, con el consecuente miedo y ansiedad que impulsó en su momento, a los ciudadanos, a tomar decisiones apresuradas e incluso irracionales, como abarrotarse de todo el alcohol en gel y los barbijos que pudieron y obtener, acaparar alimentos y agua para pertrecharse frente a una cuarentena global, independientemente de que se encuentren alejados de los centros de circulación del virus”.

Otra derivación de la infodemia, se relaciona con el incremento de acciones xenófobas, al inicio referidas a las personas de origen chino y sus descendientes, pero luego ampliada no solo a los extranjeros, sino a las clases sociales, dentro de un mismo país. En este aspecto, Dellamea escribe “El virus se convierte así en el motivo de la persecución en virtud de los estereotipos previamente construidos y compartidos. Bastan algunos estereotipos para que haya persecución en tiempos de crisis social o cultural. A la vez, la yuxtaposición de varios estereotipos lleva a la persecución Asistimos también a la aparición de expresiones y conductas racistas y a la búsqueda de chivos expiatorios”. En esta circunstancia, podemos hablar de racismo sanitario.

Por lo expuesto, los miembros de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico estimamos que nos enfrentamos a dos epidemias simultaneas: Infodemia y Coronavirus. Para combatir la primera, sugerimos tomar como ciertas, solo la información emitida por las autoridades sanitarias locales y de centros internacionales de referencia. Para la segunda, difundir en su justa medida, las comunicaciones oficiales y de expertos, tendientes a cumplir las normas de conducta social y de higiene establecidas por la autoridad sanitaria.

 

*Doctor en Medicina. Especialista en Oncología. Profesor de la Escuela de Graduados de la Asociación Medica Argentina. Presidente del Comité de Cuidados Paliativos de la Asociación Medica Argentina. Presidente de la Sociedad Argentina de Cancerología (2018/2019) Presidente de la Sociedad Argentina de Periodismo Medico. Profesor Titular de la Catedra de Comunicación de Salud de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Maimonides.