Por Luis I. Sandoval M.*

Las Juntas de Acción Comunal (JAC) llevan 60 años construyendo país y ahora, en medio del exterminio de líderes y lideresas sociales, se reinventan para construir futuro. La muerte acecha a los líderes comunales prácticamente en todos los rincones del país con excepción, quizá, de algunos sectores en las grandes ciudades.

Los líderes y lideresas comunales, como expresión de ciudadanía activa y solidaridad comunitaria, son defensores natos y realizadores de los derechos humanos. Michel Forst, entonces relator de Naciones Unidas sobre Defensores de Derechos Humanos, sostuvo en febrero que Colombia es uno de los países más peligrosos del mundo para la defensa de los derechos humanos.

Los líderes y lideresas comunales están entre los sectores más afectados por la actual ola de agresión al liderazgo social en los territorios. En este mes de junio va casi un líder comunal asesinado por día, 29 han sido asesinados en 2020, 118 en 22 meses del actual gobierno, 207 desde noviembre de 2016, momento de la firma del Acuerdo Final de Paz (Indepaz, Observatorio Comunal). Saga espantosa e insoportable.

Pero las cifras solas no muestran la tragedia humana que hay detrás de cada caso. Por eso, un grupo de columnistas (cerca de 40) hemos querido recuperar los rostros y las vidas de algunos líderes asesinados. Aquí hago referencia a cuatro de ellos, tres hombres y una mujer, apelando a fuentes reconocidas.

14 de marzo de 2019. Municipio de Tame, Arauca. Alfonso Correa Sandoval fue asesinado cuando se dirigía a su residencia en el municipio de Sácama, limítrofe entre Casanare y Arauca. Era un líder social y ambiental de 44 años, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda La Cabuya. Fue integrante y fundador de la Asociación Campesina Ambiental Manantiales (ASOCAM) y miembro de la Asociación Campesina de Arauca (ACA). Trabajaba de la mano de la Personería de Tame en capacitaciones en derechos humanos y derecho internacional humanitario. Había sido víctima de desplazamiento forzado en 1998.

22 de octubre de 2019. La Montañita, Caquetá. Miguel Ceballos Rodríguez, conocido como Coquingo por su gente, fue asesinado por hombres desconocidos que llegaron a su lugar de residencia y le dispararon. Laboraba como tesorero de la Junta de Acción Comunal de la vereda San Isidro. Era integrante del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), además lideraba procesos comunitarios y campesinos.

13 de diciembre de 2019. Municipio de Bolívar, Cauca. Yerson Oswaldo Zúñiga fue asesinado por desconocidos. Era líder campesino, defensor de los derechos de la comunidad, perteneció a la Junta de Acción Comunal de la vereda La Caldera. El asesinato ocurrió cuando se encontraba en su lugar de residencia en compañía de familiares. Al lugar llegaron hombres armados que lo agredieron con arma de fuego. El líder y su hermano murieron, una mujer en estado de embarazo resultó herida.

8 de Enero de 2020. Municipio de Algeciras, Huila. Mireya Hernández Guevara. Mujer de 48 años. Caminaba hacia su casa pasadas las nueve de la noche con su esposo. Sicarios la interceptaron y sin mediar palabras abrieron fuego contra ella, el esposo salió ileso. Malherida fue trasladada en ambulancia al hospital, pero falleció por la gravedad de las heridas. Doña Mireya fue reconocida dirigente comunal de Algeciras por muchos años, el cargo más reciente fue el de tesorera de la JAC del barrio 20 de Julio, lideresa de varios procesos comunitarios del sector. Habitaba en un barrio humilde que se viene construyendo hace cinco años en cuyo desarrollo de vías y servicios, convivencia y organización, el trabajo de Mireya fue fundamental.

Estas muertes son el método bárbaro por el cual fuerzas retrógradas se oponen a cambios necesarios en tierras, cultivos, minería, acceso a servicios y realización de derechos. La etiología del exterminio y las acciones posibles para detenerlo se esbozaron en columnas recientes en este diario, en especial la de enero 14 de 2019.

El país y el mundo necesitan conocer y valorar el papel de los líderes y lideresas sociales (propósito de la concertación de columnistas). Los comunales están proponiendo una gran acción cultural y de formación ciudadana por múltiples medios, incluidos canales de radio, televisión y redes virtuales para la visibilización sin estigmatización de su labor en barrios y veredas. Actualmente trabajan con gran empeño en la relación Juntas Comunales urbanas con organizaciones de productores campesinos para el ejercicio de la seguridad alimentaria: mercados campesinos en Bogotá. Valiosa experiencia con un potencial enorme.

Más que huellas de pasado, las JAC y sus líderes proyectan huellas de futuro como agentes de cambio para asegurar la vida, vida digna y convivencia.


* Investigador social, columnista, Director de la Asociación “Democracia Hoy”.

 

Este artículo es parte de una serie escrita por columnistas colombianos, en memoria de los líderes sociales asesinados en su país. Lea otras columnas ya publicadas en Pressenza, en este enlace.

El artículo original se puede leer aquí