por Silvia Arana

En la décima octava entrega de la serie, la activista lesbiana Lía Burbano Mosquera se refiere a la violencia que sufre su comunidad tanto de parte del Estado como de sus agresores domésticos.

Junto a la Coordinadora de Organizaciones Sociales del Guayas, el 14 de mayo realizaron una manifestación para repudiar las medidas económicas antipopulares del gobierno donde fueron brutalmente reprimidas por la policía: «Nos golpearon con sus escudos y toletes», denuncia Lía. El 25 de mayo las agrupaciones feministas y LGBTIQ+  volvieron a movilizarse: «De luto y en resistencia contra el gobierno opresor que no protege la vida ni la salud del pueblo. Rechazamos el paquetazo económico, los despidos ilegales, los recortes de presupuesto en Salud y Educación, el servilismo al FMI…»

¿Cómo comenzó su activismo social?

Vivo muy cerca del Hospital Guayaquil, aquí he vivido toda mi vida y en esta barriada tuve mis primeras experiencias de organización comunitaria siendo aún estudiante secundaria. Estudié para profesora y trabajé como tal por más de 20 años; sin embargo, actualmente no ejerzo la profesión porque ser una activista lesbiana visible no es muy compatible con el ejercicio de la docencia.

¿Fue discriminada por ser una docente lesbiana? En estudios sobre adolescentes no heterosexuales que sufren depresión, se señala como un factor negativo el no tener guías que comprendan sus dificultades en una sociedad intolerante. Lo siento que no haya podido continuar en su profesión…

He trabajado mucho para ser una profesora lesbiana visible y ser efectivamente un referente para adolescentes y jóvenes LGBTIQ+ que se encuentran en proceso de transición o descubriendo su sexualidad. El bullying es real; el acoso es real; la depresión y los pensamientos suicidas a esta edad son reales; por ello, esperaba ser esa referente que mis chicos/as necesitaban…

Lamentablemente, muchos docentes son machistas y homofóbicos; sus taras mentales e ignorancia no les permiten ver la belleza de la diversidad y las cosas maravillosas que podríamos hacer si todas las y los profesoras trabajáramos unidos por nuestros estudiantes, por nuestra Comunidad Educativa… Pero no… Hay muchos que se dedicaron a hacer de mi vida un infierno y yo decidí no luchar más en ese colegio… Tener que trabajar con profesionales mediocres llenos de prejuicios y odio hacia quienes somos diferentes cuando en la institución decenas de chicas y chicos son consumidos por las drogas y por un sistema que aplasta sus sueños, dejó de ser una opción para mí. Yo sola no podía hacer mayores cambios, así que busqué un espacio en el que ser una lesbiana visible y activista sí contara e hiciera la diferencia…

Considero que uno de los espacios donde poco o nada se ha hecho para crear mejores condiciones para estudiantes y docentes LGBTIQ+ es el sistema educativo ecuatoriano. Se «tolera» lo que la Ley obliga a «tolerar»… Mientras, todo es «satanizado» y la diversidad convertida en «un pecado», «una depravación» propia de gente sin dios… Escuchar a docentes refiriéndose a la sexualidad como «cosas pecaminosas» y a las leyes como «cosas de hombres y no de dios» da cuenta de un sistema que no se ha preparado para educar en libertad para la libertad. Siempre me consideré diferente; siempre fui la maestra diferente, la comprensiva, la empática, la que acogía, la que daba el hombro para llorar, la que escuchaba… Esa fue mi decisión y opción de vida… Me costó algunos empleos, persecución y sufrimiento, pero no he claudicado… Algún día regresaré y seguiré siendo esa persona libre y visible que mis estudiantes necesiten para buscar el camino correcto.

¿Cómo surge la fundación Mujer & Mujer?

Mujer & Mujer fue un proyecto personal que nació en el 2003 mientras hacía voluntariado en una fundación GLBT que ya no existe. Yo me hice activista lésbica con Mujer & Mujer y desde este espacio me convertí en defensora de derechos humanos. Fuera de ser fundadora de la Colectiva, he sido coordinadora de grupos, facilitadora de talleres, tesorera, secretaria, investigadora, promotora, vocera, consejera, etc. Actualmente, me desempeño como Directora Ejecutiva y mi función principal es la gestión de recursos y la coordinación de proyectos. Acá, todas somos militantes, activistas sin remuneración; pero algunas trabajamos medio-tiempo, gracias a los proyectos que ejecutamos. Por ahora, me encuentro vinculada a la organización a tiempo completo y por tal motivo, durante este periodo de cuarentena, me he mantenido muy activa sosteniendo nuestros procesos, pero también aportando a las organizaciones de las que somos parte, como es la Coordinadora de Organizaciones Sociales del Guayas y la Plataforma Guayaquil Feminista.

¿Podría resumirnos los objetivos de la fundación?

Mujer & Mujer nace desde el desafío por la visibilidad social y política de las mujeres lesbianas, su empoderamiento y organización comunitaria. Con el pasar de los años, tomamos conciencia social y política como organización, por lo que en el 2013 decidimos legalizarnos con el fin de gestionar recursos y apoyar a nuestras compañeras a través de proyectos de ayuda social, promoción y defensa de derechos, empoderamiento, autonomía económica, participación política, incidencia, entre otros…

Mujer & Mujer se nombra como una organización social feminista, antipatriarcal, anticapitalista y antirracista. Como tal, nos movilizamos y realizamos acciones para generar debates y cambios en los discursos y prácticas violentas y estereotipadas contra las mujeres y las personas LGBTIQ+. Promovemos el encuentro y el diálogo entre pares, pero también con espacios feministas, otras organizaciones sociales y la Academia. Hemos aprendido a articularnos también con el movimiento LGBTIQ+ de América Latina y El Caribe, lo que nos ha permitido desarrollar acciones de incidencia en lo local, nacional y regional.

A varias semanas de la crisis sanitaria que estremeciera el mundo con el clamor de cientos de guayaquileños rogando por ayuda al gobierno nacional y al municipal para dar atención médica o sepultura a sus seres queridos, ¿cómo evalúa la situación, particularmente entre las mujeres que forman parte de la fundación?

No siento que la situación en Guayaquil haya mejorado sustancialmente, pues existen diversos problemas estructurales que ahora se encuentran desbordados; lo que sucede es que la gente decidió salir y asumir las consecuencias, pues “si no sales, no comes” … Hay un control más fuerte con relación al tratamiento de los cadáveres, eso es muy cierto, pero nadie olvidará lo que pasó y lo que aún ocurre con los cuerpos desaparecidos… Por otro lado, las necesidades más críticas de los sectores más vulnerables de la ciudad siguen ahí, esperando a estallar como una bomba de tiempo. La falta de agua potable y alcantarillado en algunos barrios, la falta de centros de salud en otros, los altos costos de medicamentos, el hambre que se siente con crudeza en cientos de familias guayaquileñas… En fin, la realidad de siempre en esta ciudad; una realidad “oculta” con adoquines, zonas regeneradas, fachadas pintadas de colores y una Perla al centro de nuestro maravilloso Malecón… (Jajajaja, sarcasmo puro).

Esta cruda realidad también es nuestra y la compartimos, ya que las mujeres que forman parte de la organización provienen de estratos populares; la mayoría realiza trabajo informal y otro alto porcentaje están desempleadas. La situación se agrava para aquellas que son jefas de hogar o la única fuente de ingreso para sus hogares. En este sentido, desde Mujer & Mujer hemos priorizado la gestión de recursos para brindar apoyo económico a nuestras compañeras y en general a mujeres en situación de violencia y a personas LBTIQ+ .

¿En los casos de mujeres y niñas en situación vulnerable, se ha reportado un incremento de abusos?

¡Totalmente! Y aunque el reporte oficial diga lo contrario, los casos siguen aumentando. Por ejemplo, nuestra organización que no trabaja directamente en temas de violencia de género, desde finales de marzo, recibe como mínimo dos llamadas y/o pedidos de auxilio diarios de mujeres en situación de violencia por parte de amigas o vecinas. Esto nos ha alarmado tremendamente, por lo que estamos en constante coordinación con las organizaciones que sí trabajan exclusivamente en estos temas y que están preparadas para recibir denuncias y dar seguimiento a casos de violencia basada en género.

Solo para tener un panorama general de lo que está sucediendo en términos de violencia de género: en lo que va del 2020, tenemos conocimiento de 36 feminicidios, 13 de los cuales han ocurrido durante la cuarentena… Otro dato interesante es que, entre el 12 de marzo y el 16 de abril, el ECU 911 registró cerca de 8000 alertas por violencia intrafamiliar; se llegaron a recibir 243 llamadas diarias. Esto no es coincidencia. Las mujeres y niñas en situación de violencia se encuentran en un peligro constante, pues viven bajo el mismo techo -en confinamiento- con sus agresores. Y el Estado no responde.

Con las lesbianas y personas trans, la situación de violencia no es menos grave. Conocemos casos de compañeras trans acosadas y discriminadas por policías, mujeres lesbianas golpeadas por los dueños de casa donde alquilaban, ya que ahora no pueden pagar la renta; jóvenes que son maltratados y humillados en casa por familiares; otrxs que han sido expulsadxs de sus hogares por ser LGBTIQ+; etc. En el caso de nuestra comunidad, la invisibilidad es la peor de las violencias porque nadie nos ve, no somos “noticia importante” ni somos tomadxs en cuenta para programas de ayuda social o económica.

En su opinión, ¿además de las deficiencias del sistema de salud pública qué otros factores han contribuido para que Guayaquil haya sido el epicentro de COVID-19 en el país?

Considero que el abandono de los sectores populares por parte del gobierno local (Municipio) constituye uno de los factores más importantes para entender la crisis que nos ha tocado vivir en Guayaquil; un abandono que quedó en evidencia cuando nuestra alcaldesa decide “refugiarse” en su casa evadiendo públicamente sus responsabilidades, mientras cientos de guayaquileños y guayaquileñas morían -literalmente- por falta de oxígeno y medicinas o simplemente porque no había camas en los hospitales. El “modelo de desarrollo exitoso” se les vino abajo y la crisis se encargó de desenmascarar las escandalosas brechas sociales entre los ricos y pobres de Guayaquil, acentuadas desde que el Partido Social Cristiano se encuentra en el poder.

Otro factor importante, producto también de este abandono que tiene décadas, es el alto porcentaje de personas que viven con menos de $2 al día. Personas que se dedican al trabajo informal y que no podían acoger rigurosamente las medidas de emergencia al inicio de la cuarentena. Hablamos del 20% de la población que, además, vive en los sectores de mayor riesgo y vulnerabilidad de la ciudad, habitando viviendas en condiciones inadecuadas junto a ocho o más personas, obligadas a convivir las 24 horas del día en casas de 4×4 soportando temperaturas altísimas… Para estas personas, la consigna “Quédate en casa” no era una opción.

Imposible no mencionar que otro factor, sin duda alguna, es el hecho de que Guayaquil cuenta con un sistema de salud que está prácticamente privatizado; los centros de salud públicos son escasos y no cuentan con los recursos suficientes para atender a los más de 2 millones de habitantes; y, por si fuera poco, en Guayaquil existen menos número de camas por habitantes en el área hospitalaria, conforme lo establecen los estándares de calidad en temas de salud. En resumen, los pobres de Guayaquil no tenían dónde ir y por ello, morían en sus casas.

Finalmente, y quizás el factor más importante, es que las medidas tomadas por el gobierno central no tomaron en consideración las realidades particulares de cada ciudad ni aplicaron ningún tipo de enfoque que les permitiera prever cómo iban a contener a las personas que no podían quedarse en casa, que no contaban con recursos para abastecerse de alimentos, que no podían comprar mascarillas o guantes, etc. Las decisiones irresponsables del gobierno central sumadas a la falta de liderazgo del gobierno local contribuyeron a que la ola de contagios en Guayaquil se multiplicara rápidamente. Si hay responsables, toca señalar a nuestros gobernantes.

¿Cómo es la situación económica con la cuarentena y suspensión laboral para las mujeres relacionadas con la fundación? ¿Cómo están sobreviviendo las mujeres que hacen trabajo informal y no reciben un salario?

La situación es compleja y, en algunos casos, dolorosa. Tenemos compañeras que ejercen trabajo informal, trabajo sexual o trabajo remunerado del hogar, otras que son freelances y algunas que tienen trabajos de medio tiempo… Sin importar en qué trabajaban, sus economías han colapsado y muchas son el sostén de sus hogares. Esta situación angustiante ha obligado a algunas, por ejemplo, a vender sus laptops o celulares para comprar comida.

Nuestras compañeras son la mayor prioridad en nuestra organización, por lo que hemos buscado formas para apoyarlas económicamente y con la donación de alimentos. Estamos pendientes de todas con el fin de acompañarnos y que ninguna pase hambre o algún otro tipo de necesidad. Hemos coordinado con nuestras cooperantes para adaptar nuestros fondos a esta nueva realidad y estamos muy contentas con lo que hemos logrado recaudar para ayudar no solo a nuestra organización, sino a mujeres en situación de violencia y familias de sectores populares.

¿Qué nos podría comentar de la protesta del 14 de mayo pasado duramente reprimida por la policía?

El terrible manejo de la crisis por parte del gobierno, las políticas y leyes aprobadas para privilegiar a unos por encima de otros, el abandono total de Guayaquil en los momentos más críticos de la pandemia, nos ha llenado de indignación a quienes militamos en favor de los derechos humanos y la justicia social. En este contexto, desde la Coordinadora de Organizaciones Sociales del Guayas hemos abierto algunos espacios de diálogo para analizar y debatir las afectaciones directas al pueblo guayaquileño, pero también para pensar en acciones o propuestas que pudieran ser compartidas con nuestras autoridades; sin embargo, ni el gobierno central ni el local han incluido reflexiones o aportes por parte de la sociedad civil o de los movimientos sociales. Por ello, ante los recortes presupuestarios a salud y universidades públicas, por nuestros muertos y muertas, decidimos sumarnos a las protestas que ya se venían realizando en Quito y Cuenca. Nos autoconvocamos para el jueves 14 en el Parque Centenario con el lema “Luto y resistencia”. Nos hicimos presente unas 35 personas.

Para evitar complicaciones con la Policía Nacional, distribuimos las medidas de bioseguridad previamente para protegernos, fuimos muy cuidadosxs con la distancia entre nosotrxs. Pero nada sirvió llegado el momento porque fuimos agredidxs, perseguidxs y reprimidxs brutalmente por motorizados y policías de a pie… Con sus motos, nos cercaron violentamente en el Parque y nos obligaron a caminar por la Av. 9 de Octubre para luego hacernos girar hacia la calle Rumichaca. Allí, en esa calle vacía, nos provocaron con empujones y gritos; a la mínima mirada o gesto nuestro, nos golpearon con sus escudos y toletes… Sin importarles que estábamos de retirada, se lanzaron contra todxs, esperando el más insignificante detonante para golpearnos con más fuerza.

Así, sin más ni más, un muchacho fue agredido violentamente en el piso y su madre intervino para defenderlo, por lo que también fue golpeada y lanzada al piso. Todxs corrimos a defenderla y fue en ese momento que se desató una violencia mayor y absurda. Cuatro compañerxs fueron detenidxs a la fuerza como criminales y por más de 24 horas permanecieron privadxs de su libertad…

¿Cómo responder a la violencia institucional cuando es estructural y está tan naturalizada? Y así terminó el jueves 14 de mayo: Una protesta más, una represión más en esta ciudad donde el “modelo de desarrollo exitoso” invisibiliza la realidad de quienes no habitamos las zonas regeneradas ni los barrios residenciales de Guayaquil.

¿Cuáles son los principales reclamos en la protesta de hoy 25 de mayo en el centro de Guayaquil convocada por activistas sociales, estudiantes y trabajadores de empresas públicas y privadas?

Bajo el lema «Luto y resistencia» nosotras (la fundación Mujer & Mujer) en concordancia con la Coordinadora de Organizaciones Sociales del Guayas (de la que formamos parte) nos sumamos a la rabia popular contra un gobierno opresor que no protege la vida ni la salud del pueblo. Junto a nuestros hermanos y hermanas de la militancia feminista y popular de las organizaciones sociales, de las federaciones de trabajadorxs y estudiantes y de las colectivas LGBTIQ+, decimos ya basta de tanta corrupción y descaro, de  tanta demagogia y politiquería barata, de tanto nepotismo y burocracia dorada, de tanto servilismo al FMI y a la banca privada. Rechazamos el paquetazo económico, los despidos ilegales, los recortes de presupuesto en Salud y Educación. Nos declaramos de luto y en resistencia.

En adición a este plantón (manifestación) en el parque Centenario, hubo otros dos plantones simultáneos: uno convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que agrupa a los empleados del sector público y el tercero, por diversas agrupaciones sindicales. Nosotras quisimos avanzar para unirnos al plantón del CUT, pero la policía nos impidió llegar al Malecón. Hacía tiempo que no se veía tanta gente en una manifestación en Guayaquil; ni tanta gente ni tanta diversidad…

A nivel personal, ¿cómo está viviendo esta crisis?

Los primeros días de abril mi mamá se contagió y me dio unos sustos terribles en varias ocasiones. Sentí que la perdía. Pero, mientras vivía mi drama personal con ella, yo debía seguir trabajando sin descanso para gestionar ayuda humanitaria porque las necesidades en nuestra ciudad eran realmente alarmantes y urgentes. No podía detenerme ni siquiera por la situación que estaba viviendo con mi mami.

Mis días transcurrían entre atender a mi mamá, controlar su presión, cuidar su alimentación, darle su medicina, responder correos, asistir a reuniones virtuales, presentar propuestas para donaciones, subir posts en nuestra fan page, solucionar problemas con las compañeras, atender llamadas de mujeres violentadas, contestar cientos de mensajes por WhatsApp, etc… Algunas veces era realmente agotador… Afortunadamente, después de mucho esfuerzo y cuatro semanas de cuidados extremos, mi madre se recuperó y yo logré recuperar mi calma y parte de mi tiempo….[Sonríe aliviada.]

Y es que ser activista implica ser fuerte y, aunque lo soy, cuando todo esto empezó, me desmoroné. Sentí una profunda tristeza y una impotencia tremenda porque no sabía cómo ayudar; la gente enfermaba y moría, pero no podíamos hacer nada… Así que hice lo único que podía hacer en ese momento: ¡Quedarme en casa! Pero eso me hizo sentir peor, así que comencé a moverme en redes con mis compañeras y cooperantes. Muy pronto estábamos creando un fondo de emergencia, comprando alimentos, entregando kits de comida y medicinas, etc. Y no paramos. Seguimos trabajando…

«Voces de Guayaquil, epicentro de la pandemia en Ecuador» consiste en una serie de entrevistas a residentes en días posteriores a que su ciudad estuvo en la primera plana de los noticieros internacionales por los muertos sin sepultura y sus familiares clamando por ayuda a un Estado aparentemente inexistente. Trabajadores, artistas, estudiantes, docentes comparten sus vivencias desde la ciudad que es el centro económico y financiero del país y que paradójicamente también es la ciudad con mayor concentración de pobreza.

Se estima que un 17% de los 2.700.000 habitantes de la urbe viven en condiciones de pobreza. Recostada sobre las aguas terrosas del río Guayas, con un clima muy cálido y húmedo que no hace mella en la actividad intensa y el carácter hospitalario y amable de sus habitantes, Guayaquil tiene la mayor densidad de población del país y el sistema de transporte público con más usuarios. Estos elementos junto a las profundas deficiencias del sistema de salud pública nacional cuyo presupuesto fue reducido un 36% en el último año y la desorganización del gobierno municipal son factores que ayudarían a explicar por qué la ciudad concentra el 70% de los casos de COVID-19 en Ecuador y la mayor cantidad de contagios per cápita en toda América Latina.

Libertad Gills coordinó la realización de todas las entrevistas de esta serie.

Foto 1: Plantón «En luto y en resistencia», Organizaciones Sociales del Guayas protestan contra las medidas económicas del gobierno, 25 de mayo de 2020. Foto Andrés Loor.

Foto 2: Policía reprime a manifestantes feministas y trans el 14 de mayo pasado en el centro de Guayaquil. Foto Andrés Loor.

Manifestación del 25 de mayo de 2020 -plantón convocado por las organizaciones sociales del Guayas. Foto de la página de Facebook de la Coordinadora de Organizaciones Sociales.