Por Mauricio Álvarez

Nuestro planeta se encuentra en un proceso de degradación acelerada que podría llevarnos al colapso de nuestra civilización, si no tomamos colectivamente las acciones necesarias ahora mismo. 

A pesar de que recientemente se han multiplicado las publicaciones sobre el tema, el origen de dicho cambio, que algunos denominan Antropoceno (1), data de mediados del siglo XVIII, con el surgimiento de la Revolución Industrial en Inglaterra.  

Trabajos de científicos, como antropólogos o expertos climáticos, permiten concluir que las actividades humanas han dejado una profunda y casi irreversible huella en la historia geológica y climática de nuestro planeta, poniendo en peligro la existencia misma de nuestra especie.

Los límites del crecimiento: Una primera alerta mundial en 1972

Durante más de dos siglos, prácticamente nadie se interesó por el impacto de nuestra forma de vida sobre el planeta, lo cual es entendible, pues; ¿Quién hubiera podido imaginar que los seres humanos pudieran causar un impacto irreversible a gran escala? Sin embargo, en 1972, se publicó un informe encargado al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) por el Club de Roma, al que sus autores llamaron : “Los límites al crecimiento”(2). Dicho reporte cambiaría para siempre nuestra percepción de la situación. Por lo menos, a los “dirigentes” del planeta, ya les era prácticamente imposible ignorar las posibles consecuencias del modelo económico y de sociedad que se había estado construyendo. Por ejemplo, la primera conclusión del informe era inequívoca : “Si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años. El resultado más probable será una disminución bastante repentina e incontrolable, tanto de la población como de la capacidad industrial”(3).

El informe nos alertaba sobre la necesidad de controlar el incremento de algunos indicadores ecológicos y socio-económicos que, de no ser estabilizados, podrían traer consecuencias indeseables sobre nuestro planeta, pudiendo poner incluso en peligro nuestra supervivencia.

Cumbres sobre el cambio climático; ¿los resultados?

Tuvieron que pasar más de 20 años desde el informe “Los límites al crecimiento” para que se llevara a cabo una primera Cumbre Internacional sobre el Cambio Climático (4). En 1992 las Naciones Unidas organizaron en Río de Janeiro (Brasil), la primera Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP). Se trata de reuniones internacionales, que reúnen anualmente a los líderes mundiales con el objetivo de tomar las decisiones para cumplir con los compromisos de reducción de emisiones necesarios para frenar la crisis climática que vivimos. Debieron pasar 21 cumbres, hasta que en 2015 el Acuerdo de París (COP21) se convirtiera en un tratado global ratificado de manera unánime por las 196 delegaciones (195 Estados + la Unión Europea). Con el Acuerdo de París se decidió implementar todas las acciones necesarias para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2ºC y hacer más esfuerzos para que no supere los 1,5ºC, con respecto a las temperaturas preindustriales. Estos objetivos fueron definidos a partir de las recomendaciones de la ciencia, para evitar un daño irreversible a nuestro planeta.

A pesar de la buena voluntad demostrada por los actores políticos y económicos con el Acuerdo de París, los objetivos finales parecen ahora difíciles de alcanzar. A finales del 2018, antes de la COP24 en Polonia, sólo 16 de los 197 signatarios del Acuerdo de París han definido un plan de acción climática para cumplir su compromiso (5). Mientras tanto, en el planeta se intensifican los desastres naturales, las sequías, las olas de calor, el aumento del nivel del agua, etc.

La colapsología: ¿Cómo prepararnos para el peor escenario?

A pesar de que han sido numerosos los reportes científicos alarmantes en las últimas décadas (6), la gran mayoría de los seres humanos seguimos nuestro camino, indiferentes frente a lo que pueda pasar. El modelo capitalista sigue dominando, creando una inercia tal, que hasta los políticos con mayor voluntad no logran implementar planes de acción eficaces para revertir esta tendencia “suicida”. La situación ha llegado a tal punto que desde hace algunos años se empieza a democratizar la colapsología, un neologismo que permite designar el estudio del colapso de nuestra civilización industrial, que podría definirse como: «el proceso al final del cual las necesidades básicas: agua, alimentación, vivienda, vestimenta, energía, etc., ya no se proporcionan (a un costo razonable) a la mayoría de la población por medio de servicios enmarcados dentro de la ley” (7).

Es verdad que el panorama parece oscuro y desesperado, pero tal vez, puede haber algo de esperanza detrás de esta posibilidad angustiosa. Prepararse para el colapso no evitará el desastre, pero quizás lo retrasará y lo hará menos doloroso.

Los estudios son claros, las cifras son indiscutibles, hemos llegado al final de un ciclo. Hasta la pandemia del Covid19 trata de recordárnoslo. Debemos frenar, reflexionar, imaginar y construir otro modelo. Lo ideal sería poder recuperar el paraíso perdido que fue este planeta en la época de los cazadores-recolectores, pero esta posibilidad parece lejana. Sin embargo, es el momento de crear nuevas utopías, con narrativas inspiradoras que nos lleven de la mano hacia un mundo post-capitalista, donde reine lo espiritual, la ayuda mutua y el profundo respeto de la naturaleza, de la cual formamos parte.

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(1) El concepto de Antropoceno fue acuñado en el año 2000 por el premio nobel de química holandés Paul Crutzen. Su punto era que el nombre de la época geológica actual debería reflejar el impacto del hombre sobre la Tierra.
(2) “Los límites al crecimiento” : Disponible gratuitamente en inglés en https://clubofrome.org/publication/the-limits-to-growth/
(3) Fuente: “Los límites al crecimiento”, pagina 23.
(4) COP 21: https://www.gouvernement.fr/action/la-cop-21 (Fuente en Francés)
(5) Seulement 16 pays sur 197 respectent l’accord de Paris. 29.10.2018 https://www.euractiv.fr/  
(6) Informes del GIEC, del IPBES o del Global Environment Outlook (GE), periódicamente publicados por la división de alerta rápida y de evaluación del PNUE de la ONU
(7) https://es.wikipedia.org/wiki/Colapsolog%C3%ADa