Por Dominique Dubois

Para entender la realidad de «Nosotros somos la Tierra», la resonancia diferencial dinámica entre los aportes de la ciencia contemporánea y los de la ciencia de la Conciencia y del Espíritu se inscribe en el proceso de encarnación del Verbo que se hace carne en el mundo físico en el que nos movemos. «El Verbo que se hace carne» es una referencia bíblica.

Esta proclamación ha estado vibrando y resonando por más de dos mil años. Y continúa cuestionando su Misterio. Durante mucho tiempo pareció inaccesible por su evocación sobrenatural, pero nos ha invitado a acercarnos a lo inconcebible. El misterio de la Inmaculada Concepción era lo inédito del momento. 600 años antes, lo inédito fue la iluminación de Gautama el Buda.

Los padres de la iglesia establecieron los distintos consejos de Nicea y de Constantinopla entre 325 y 870 d.C. Estos buscaban cuestionar la naturaleza de la sustancia del cuerpo de Yeshua, sin embargo no pudieron ponerse de acuerdo sobre la naturaleza del proceso de transustanciación llevado a cabo en la tumba.

Después del cisma de 1054, la ramificación de las diferentes obediencias se multiplicó en la superficie del planeta, cada una basada en una de las facetas del principio de este misterio, estableciéndose como un dogma. La oficialización por parte del Vaticano del dogma de la Inmaculada Concepción no tuvo lugar hasta 1854. En 1896, 42 años después, surgió el germen de un cambio de paradigma, que a su debido tiempo nos permitió dialogar con estos misterios por primera vez de forma natural.

En 1896, comienza alrededor del átomo una primera e inconcebible observación: el halo del movimiento de los electrones en la periferia de su núcleo. La constitución del átomo había permanecido hasta entonces impenetrable a los ojos del observador humano. Considerado como el ladrillo elemental de la materia en la pirámide de la complejidad. El vacío que constituye el átomo habiendo sido descubierto, todo el edificio cambia. La noción de campo comienza a desplegarse. La energía se transforma en información. Aún algo inédito.

La primera señal, emitida por el canal científico, anuncia un cambio radical de paradigma. La mutación de la especie humana iba a poder empezar a gestarse. El proceso de des-cubrimento del continuo espíritu-energía-conciencia-sustancia- materia estaba iniciándose. Fue el comienzo de un largo camino de sucesivas mutaciones. Muchos son los que cuestionan los cambios estructurales de nuestras sociedades, muchos menos son los que están íntimamente involucrados con la mutación de nuestra sustancia biológica.

2020, por primera vez, desde el momento en que la epidemia se convirtió en la actual pandemia, se ha hecho tangible que la humanidad está siendo conducida en un proceso sin precedentes y se une, por el campo de la tierra a éste proceso irreversible. Dentro de este campo expandido, todos los puntos de vista habituales chocan. Es a través del campo que la calidad de sus interacciones cambiará inexorablemente, de forma imprevisible.

El profundo cambio en el nivel de conciencia de la humanidad a través del aumento del nivel vibratorio de la tierra, el acceso a los conocimientos actuales, relativos a la constitución de la materia del universo, la formación de nuestra tierra, el continuo entre sus reinos, la constitución de nuestra sustancia, permite sin desacralizar la profundidad del misterio dialogar físicamente con el poder del Verbo apoyando la mutación también de nuestra especie humana anunciada en los Evangelios.

Los científicos no lo llamarán así, tal vez lo aprehendan de manera diferente, a través de nociones como el principio creativo, el principio de auto-organización, el principio antrópico, el orden implícito, etc…

Es en el secreto de su intimidad que los poderes los llevaron a hacer los descubrimientos de los que todos nos beneficiamos. Se han realizado las mutaciones que implican, sin poder definirlo científicamente, y paradójicamente permitiéndoles, apoyar sus planteamientos científicos (recursividad del campo).

Los humanos no tienen realmente el poder de romper el continuo Espíritu-Consciencia-Energía-Materia, es un hecho de la Naturaleza. Su orden implícito es inviolable.

Cuando la invasión china del Tíbet estaba en marcha, Tenzin Gyatso, el actual Dalai Lama, continuó transmitiendo y encarnando las enseñanzas del Buda: «Pueden matar monjes, destruir templos, quemar los Escritos, no pueden destruir la esencia del Budismo».

Desde su aparición, la humanidad se ha estado cuestionando el misterio de su origen y del origen a través de múltiples caminos: mágico, simbólico, espiritual, esotérico, filosófico, religioso, científico, artístico, y muchos otros, pero también simplemente a través de cada acto de la vida cotidiana. Cada uno de estos caminos se apoya en su verdad secreta de Ser. Cada uno de estos caminos nos permite explorar una cara de la Realidad. 

Cuando empecemos a dejar simplemente que coexistan en el campo fundamental de la resonancia diferencial que nos une y nos interconecta, empezaremos a convertirnos en los tejedores de nuestra pertenencia a la Tierra, a su cielo y a los cielos. Hay tanta gente como maneras de cuestionar el misterio, ninguna de ellas tiene la verdad absoluta, cada una tiene una manera única y singular de encarnarla, cada una tiene el potencial de experimentar y de asumir su verdad relativa descubriendo su profunda libertad. La calidad y la eficacia de la responsabilidad compartida dentro de las interacciones de la conciencia de grupo, aumenta de acuerdo con el grado de libertad que cada persona asume sin ambigüedades. Ahora todos estamos completamente involucrados en el proceso de cambio.

«A libertad habéis sido llamados». Gálatas 5:13. Estas palabras escritas al principio de la era de Piscis siguen siendo relevantes hoy en día. Cuando Henri Bergson, a principios del siglo XX, afirma: «Una inmensa corriente de conciencia ha traspasado la materia para convertirla en un instrumento de libertad», está hablando de otra forma de inteligencia presente en el corazón de la materia natural. ¿Qué hay de la inteligencia en el corazón de la materia fabricada por la humanidad, especialmente desde la muy reciente aparición (50 años) de la ciber-esfera y su inconmensurable expansión?

Las vibraciones y las coloraciones de una capa de la biósfera, de toda la antropósfera y de ciertas capas de la noosfera han cambiado considerablemente. ¿Qué se necesita para que los avances tecnológicos contribuyan a la aparición de una humanidad libre y responsable, en alianza con las leyes naturales? Esto depende no sólo de quienes lo producen, sino de cada usuario que lo explota. Todos somos responsables. 

En 1974, el principio antrópico se estableció en una cierta corriente científica. Se confirmó un nuevo camino: el de los tejedores de la esfera de la complejidad. Los contemporáneos de Bergson, Teilhard de Chardin y Sri Aurobindo, sin nombrar el principio antrópico, también abrieron singularmente este camino en su carne, conscientes y agradecidos de la mutación de la especie humana. Los hilos de este tejido son los hilos de la Conciencia Universal (otra forma de hablar de sonido y luz, habiendo tejido la materia atómica organizando nuestra sustancia biológica). Energía pura, información pura que libera a la humanidad de su ignorancia previa, del oscurantismo en el que todavía se puede dar vueltas sin cesar, por costumbre…

Ortho implica la noción de rectitud, de rectificación. Sonie representa la receptividad a la información-energía-consciencia que es el sonido akásico.

Con «Somos la Tierra» comienza un proceso de descubrimiento paso a paso, al ritmo de la rotación de la Tierra sobre su eje, inscrito en la curvatura de su pertenencia al espacio-tiempo de nuestro sistema solar. Es la naturaleza la que impone su ritmo a la humanidad debido a que los seres humanos son creados y formados por los poderes de la naturaleza. Para este propósito en mis próximos textos, haré referencia a los ritmos planetarios de nuestro sistema solar, percibidos por la geometría sagrada. Estos ritmos condicionan nuestra habilidad para lograr este tejido de conciencia, paciencia, humildad y eficiencia. Pasar por una representación piramidal para aprehender la complejidad ha sido un paso precioso y sigue siéndolo, lo haremos evolucionar a través de la esfera de la complejidad en el enfoque ortosónico. Aquí también, es la geometría sagrada la que lo permitirá. Este enfoque se detallará en textos posteriores que se dedicarán a la evocación del proceso de transubstanciación, experimentado por Sri Aurobindo y Mirra Alfassa (la Madre), llamado por ellos proceso de supresión, realizado en los cuerpos incorruptibles (Bernadette Soubirou entre otros), actualmente experimentado por muchas personas anónimas que viven conscientemente este proceso de mutación en su carne. Para mí, es fundamental en la experimentación ortosónica. Entenderemos mejor en ese momento a qué se enfrentan los cuerpos biológicos hoy en día. Cada día aparecen nuevos síntomas en presencia del covid. Más allá de su presencia, algunos de estos síntomas, «incomprensibles» con las conocidas claves del conocimiento médico, invitan a los afectados, al cuerpo médico que los acompaña admirablemente y a cada uno de nosotros, a dialogar con la mutación de nuestra sustancia biológica. Esta mutación está en proceso de ser reconocida, la epigenética ya está en diálogo con ella y la medicina podrá continuar su cambio de paradigma. Como todas las demás profesiones, este cambio de paradigma también se está modificando, de modo que cada persona asume la responsabilidad del cambio, en su propio ámbito de coherencia, en su campo de competencia.

No soy ni médica, ni física, ni química, ni bióloga, pero desde la infancia he sido guiada por la Conciencia para establecer un diálogo íntimo con el misterio de la condición humana, su constitución física y su inscripción en el universo. Esta es la profunda razón por la que estoy en fuerte resonancia diferencial con lo que evocan y e iluminan los trabajos de estos investigadores.

Tejer a través del cuerpo permite ponderar ciertas desviaciones de los modelos (muy apreciadas por el mundo de la producción), alejándonos demasiado de nuestra naturaleza más profunda. La modelización es útil para apoyar la creatividad del grupo y para sacar a relucir la llamada inteligencia colectiva, desde un plano minimalista que deja todo el poder a la inteligencia de los seres vivos para implementarlo. La capacidad de modelizar es valiosa, y sirve al proceso de liberación de la humanidad cuando su uso es temporizado escuchando su impacto en los cuerpos, que son los reguladores más poderosos de la conciencia reflexiva humana.

Podemos proponer un modelo de biomimetismo para humanizar el mundo corporativo, pero la gente dentro de estas empresas debe reconocerse como verdaderos seres vivos en mutación. La detención impuesta a la humanidad, aparentemente por la crisis sanitaria, en las últimas semanas, es una fuerte señal de la Naturaleza, enviada a todos y cada uno. La incertidumbre que rodea al proceso de desconfinamiento proviene del movimiento de auto-regulación con el que la humanidad tendrá que formar una alianza. Este movimiento en el campo propaga ondas. El ajuste permanente que tiene lugar de esta manera nos hace descubrir la inteligencia de transición. Todos y cada uno de nosotros estamos invitados por el campo de la conciencia que despierta a la responsabilidad y la libertad de dejarse reajustar por este proceso natural.

Mandela permaneció «confinado» durante 27 años, se «liberó» en el sentido budista y crístico del término. Comprendió que los seres humanos tienen temor de una sola cosa: miedo a la luz que los constituye, miedo al impacto de esta luz en ellos, en su carne. La conciencia política comprometida que animaba a Mandela, Gandhi, Sri Aurobindo, cambió a medida que estos se espiritualizaban. Ellos se convirtieron en guerreros animados por el Amor, tejiendo con la luz del conocimiento formas de pensamiento innovadoras cuyo poder operativo en la encarnación es incuestionable. Son seres humanos como tú y yo.

Tejer con los hilos de la luz de la conciencia es hacer el camino para controlar nuestra verdadera naturaleza, para atrevernos a encarnar nuestra luz. Está presente en todos los niveles de organización de la complejidad del universo. Este camino natural está potencialmente disponible para todos, ahora. Depende de cada uno dar el paso, si es el paso que debe dar, cuando este paso es puesto en marcha por el verdadero poder de la naturaleza, de manera imprevisible. Si todo el mundo despierta a la percepción de que este verdadero poder actúa sobre ellos, nos daremos cuenta de que todos estamos trabajando juntos, no a través de la interdependencia, sino a través de la interconexión natural.

La palabra complejidad se ha convertido en parte del lenguaje de la vida cotidiana, también es inédito…

De novedad en novedad estamos entrando en el camino de los tejedores, en todos los niveles de organización también de nuestra civilización terrestre.

Fuente : le verbe orthosonique

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