por Alexis López

A pesar de la particular situación política y económica que atraviesa,Venezuela ha logrado mostrar al mundo una cara distinta de la pandemia, reflejada, por ejemplo, en las miles de familias que han organizado talleres improvisados de costura para fabricar tapabocas y entregarlos a los más necesitados.

Con un bloqueo total impuesto por Estados Unidos desde Agosto de 2019 que le impide realizar transacciones comerciales internacionales, la nación suramericana logró convertir lo que a primeras luces era un grave problema de salud pública, debido al hecho de no poder realizar importaciones de insumos y productos médicos para enfrentar la pandemia, en un gran movimiento de hermandad y solidaridad que hoy recorre de punta a punta el país entero.

Jóvenes, adultos, adultos mayores e incluso niños y niñas se han unido en una gran cruzada de solidaridad para fabricar en garajes y otros espacios disponibles de sus casas, no solo tapabocas, sino también desinfectantes, cloro, entre otros productos de protección y desinfección necesarios para enfrentar la pandemia.

“Esta es una manera de decirle a Trump que Venezuela ha decidido ser libre para siempre y que a pesar de su bloqueo económico no vamos a doblegarnos jamás ante el imperio” señala la señora Esperanza Escalante, jefa de comunidad del Comité Local de Abastecimiento Popular (Clap) y responsable de uno de los talleres en la parroquia Miguel Peña de la ciudad de Valencia, una de las parroquias más grandes del país.

Los Clap en Venezuela fueron creados para asumir de manera organizada la responsabilidad de distribuir alimentos casa por casa en las comunidades. Cuentan con una data de todos los habitantes de cada sector y realizan diagnósticos de las necesidades de cada familia, sobre todo en materia de alimentos y salud.

“Hacer tapabocas para el pueblo es una gran satisfacción. Los voluntarios sobran. Y el trabajo de distribución no puede ser mas alegre. Vamos riendo y cantando por todas esas calles” dice con orgullo Esperanza y con una gran sonrisa dibujada en la cara.

Es importante destacar el papel de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana activada en las comunidades a través de las Bases Populares de Defensa Integral (BPDI), las cuales acompañan a los Clap en los recorridos para hacer entregas de los insumos y realizar diagnósticos territoriales con el fin de detectar posibles casos de coronavirus y abordarlos a tiempo.

Mientras esto ocurre, en muchos otros países, incluso antes que se declarara pandemia al COVID-19, diferentes grupos de negocios vienen movilizándose a nivel mundial para adquirir mascarillas, tapabocas y otros productos de prevención de contagios en grandes cantidades para hacerse del monopolio de la venta de los mismos y revenderlos a sobreprecio sin ningún tipo de escrúpulos ni control por parte de los estados.

La visión mercantilista de la crisis, propia del sistema capitalista, con que estos poderosos grupos económicos visualizaron la situación excepcional que hoy estamos viviendo, deja a los más pobres sin acceso a elementos de protección bajo la mirada cómplice de muchos mandatarios que poco les importa la gente y cuya actuación en sus países en materia de salud es casi nula.