Una abundante difusión de axiomas y memes anónimos inunda los medios sociales en estos días, pero uno sigue siendo mi favorito: <<Es como si nos hubieran enviado a todos a nuestras habitaciones para pensar en lo que hicimos>>. Amigos míos, nuestra nación es el ejemplo de que se necesita un <<tiempo afuera>> tras todo lo que ha sucedido.

Con casi cada minuto que transcurre en los ciclos de vida de las noticias (24 horas) dedicados a las actualizaciones de la pandemia de Covid-19, no es necesario ejemplificar el pánico, sufrimiento, miedo e inseguridad causados por la enfermedad. Todo está ahí, empeorando con cada iteración.

Afortunadamente, también estamos siendo testigos de la abundante compasión humana que alivia parte del dolor y el miedo. Cada día, las personas encontramos formas creativas de expresar nuestro interés y reafirmar nuestra condición humana.

En un ensayo estelar, el columnista del New York Times, David Brooks reflexiona, <<El mundo está comenzando a vivir un cambio de valores. Estamos forzados a ser intencionales en cuanto a mantener nuestras conexiones humanas. Una nueva introspección está llegando al mundo. La gente se muestra ansiosa por tener conversaciones más profundas y por hacer preguntas más importantes…Si tus pulmones se llenaran de líquido a una semana desde el martes, ¿estarías contento con la vida que has vivido? ¿Qué harías si un ser querido muriera?

He escuchado varias conversaciones similares y percibido algunas de las mismas transformaciones sobre las que escribe Brooks. Esto me da la esperanza de que tal vez… sólo tal vez, esta nueva clemencia e introspección continuarán y se expandirán más allá de nuestras fronteras. Tal vez los corazones de los estadounidenses sientan sólo una parte del sufrimiento y la pena que nuestro gobierno ha causado en todo el mundo – sufrimiento por el que cada uno de nosotros ha pagado muy caro en sangre y bienes.

Ciertamente nadie minimizará los traumas que han golpeado y seguirán golpeando a los Estados Unidos. Millones de personas se verán afectadas a lo largo de un continuo que va desde la enfermedad, la muerte, el desempleo y el dolor hasta lo que, perdonados por destino desde arriba, será sobre todo un inconveniente mezclado con la ansiedad que genera el abastecerse de papel higiénico.

Por otra parte, ¿tendrán las personas la suerte de aprovechar todo lo que está pasando para tomar conciencia y pensar en lo que hemos hecho?

Para aquellos que lo hacen, aquí hay materia prima para la imaginación.

Tras el tercer año de la invasión de Estados Unidos a Irak, un estudio de la Universidad Johns Hopkins concluyó que 665.000 personas murieron en esa guerra.

Anterior a eso, las Naciones Unidas estimó que las sanciones anteriores a la guerra impuestas a Irak por Estados Unidos mataron a más de 500.000 niños menores de cinco años.

Con base en la proyección de datos de Johns Hopkins del número de iraquíes muertos, se estimó también que los heridos de ese mismo periodo fueron de 2,6 millones de personas. Por otro lado, la ONU estimó que entre 1,5 millones y 2 millones de iraquíes fueron <<desplazados internamente>> por los combates y aproximadamente la misma cantidad de habitantes huyó de su país, entre ellos un número desproporcionado de médicos.

Tómate un momento para asimilar todo esto…

Ahora, haz notar tu empatía e imagina cómo se verían esos números si los aplicáramos de manera comparable a nuestra propia población. Por más difícil que sea de creer, así es como se vería nuestra nación.

+ En las antiguas ciudades de Atlanta, Denver, Boston, Seattle, Milwaukee, Forth Worth, Baltimore, San Francisco, Dallas y Filadelfia cada habitante está muerto.

+ En Vermont, Delaware, Hawai, Idaho, Nebraska, Nevada, Kansas, Mississippi, Iowa, Oregon, Carolina del Sur y Colorado cada persona está herida.

+ Gran parte de la población de Ohio y Nueva Jersey no cuenta con un hogar estable, sobreviven el día a día con amigos, parientes, bajo puentes o como puedan.

+ Todas las poblaciones de Michigan, Indiana y Kentucky se han ido a Canadá o México.

+ Uno de cada cuatro médicos de EE.UU. ha abandonado el país. El año pasado, 3.000 médicos fueron secuestrados y 800 asesinados.

+ Sólo los más pudientes pueden permitirse beber agua embotellada. El agua que sale del grifo garantiza por lo menos que te enferma y muy frecuentemente acaba con la vida de los más pequeños.

+El desempleo ha superado tres veces más la cifra registrada durante la Gran Depresión.

+ En todas las grandes ciudades, los hospitales están seriamente degradados por años de sanciones o destruidos por los bombardeos.

+ Las carreteras son, en el mejor de los casos, un riesgo que consume mucho tiempo.

+ Tratar de atender a los enfermos y heridos en estas condiciones consume una porción cada vez mayor de nuestro tiempo personal y recursos nacionales, debilitando aún más la economía.

+ La ansiedad, la depresión y el suicidio aumentan dramáticamente.

+ Comenzamos a pensar que nadie «ahí fuera» viene a salvarnos. Estamos en el infierno. Solos.

Si leíste este artículo sin dejar de sentir disgusto u horror, abre tu corazón para que así puedas darte cuenta que estas comparaciones se basan en la realidad que vivimos como nación. Gracias a simples hechos como pagar impuestos hemos proporcionado al Pentágono y a la CIA los medios para hacer nuestras vidas igual de condenables para nuestros semejantes en Irán, Libia, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Vietnam, Camboya, Tailandia, República del Salvador y quién sabe cuántos lugares más. Gran parte del mundo los llama crímenes de guerra, por otro lado, nosotros lo aceptamos pasivamente como política exterior.

David Brooks menciona: <<Aprendemos más de nosotros mismos en estos tiempos difíciles. La diferencia entre el rojo y el azul no parece ser tan aguda como en las camillas de la sala de emergencias, pero la desigualdad en el mundo, parece más obscena o inmoral cuando la diferencia entre ricos y pobres es de vida o muerte>>.

Vale la pena tomar este asunto con seriedad. Si comenzamos a ser conscientes y a ponernos en el lugar de los demás, podremos empezar a comprender el comportamiento de nuestro gobierno frente al mundo y así poder salir de esta pandemia, y tener la oportunidad de ser mejores seres humanos.


Mike Ferner es un escritor nacido en Ohio y ex presidente de Veteranos por la Paz. Puedes contactarlo en mike.ferner@sbcglobal.net

El artículo original se puede leer aquí