Esta mañana me despertaron las alumnas del colegio que está a la vuelta de la esquina de mi casa. Iban gritando algo de que los territorios se vuelvan feministas… antes de las 8 de la mañana no alcancé a tomarles ninguna foto.

En un café de la comuna de Providencia me reuní con Rosa Moreno (64) −feminista, exiliada política y ex directora de Greenpeace− quien preside este nuevo partido político constituido tras el estallido social del 18 de octubre, tal como otras 19 fuerzas más. Pese a que el descrédito político es enorme y que las encuestas no dan más del 2% de aprobación a las organizaciones de este tipo, la cientista política confía en que lograrán el total de afiliaciones solicitadas por el Servicio Electoral antes de abril. Son nada menos que 6.200 firmas en la Región Metropolitana, 1.800 en Valparaíso y unas 800 en la IV o VI Región.

Es que tienen la resolución de llegar a la Convención Constituyente. “Es la primera vez que se escribirá una Constitución en Chile a partir de una hoja en blanco y creemos que el feminismo puede definir un nuevo tipo de sociedad, organizada desde la base social, desde los territorios, con participación real y paritaria, fundada en principios como la inclusión, la no-violencia, la no discriminación y el respeto por el medio ambiente” dice Rosa y le brillan los ojos de entusiasmo, “dando respuesta a las nuevas exigencias de la ciudadanía”.

Nos relata que la idea de formar un partido surgió una semana después de realizada la performance del colectivo feminista “Las Tesis” frente al Estadio Nacional, conocida como Las Tesis Senior, en diciembre pasado. En la primera asamblea que tuvieron, donde participaron más de 70 mujeres, coincidieron en que era necesario conformar un partido feminista, con un objetivo claro: tener incidencia en el proceso constituyente que está en curso, e impulsar candidaturas para la Convención Constituyente. Ese fue el puntapié inicial para la conformación del Partido Alternativa Feminista (PAF).

Señala que se trata de una orgánica en la que los cargos duran un solo año y tienen posibilidad de ser reelectas una única vez, sin posibilidad de asumir otro cargo, usan el mecanismo de revocación de mandato internamente y todas las resoluciones se generan por acuerdo asambleario. Dada la concepción patriarcal de los reglamentos del SERVEL para la organización interna de los partidos, han debido evadir los circuitos forzados entregando prerrogativas a las asambleas.

“Pero nuestro principal objetivo es poder influir en la Asamblea Constituyente con una mirada feminista, con nuestros principios. Sabemos que será una instancia paritaria – por la aprobación de la ley – y es una oportunidad única para hacer cambios profundos en el país, creando las bases para un nuevo tipo de sociedad”

Le consulto sobre las alianzas posibles que ven, para octubre, tanto para la elección de constituyentes como de consejales y alcaldes.

“Nos hemos propuesto tener al menos un 30 por ciento de los constituyentes entre los 20 partidos nuevos que se encuentran actualmente en proceso de legalización y que responden a una nueva sensibilidad. No queremos aliarnos con ninguno de los ya existentes porque nos han producido decepción y no tenemos ánimo como para relacionarnos con ninguno de ellos”, sostiene. “Las chilenas que viven en el exterior nos están apoyando y hemos tenido muy buena aceptación. Por cierto que no alcanzaremos a participar de la franja para el plebiscito de abril, pero crearemos nuestros propios spots que difundiremos por redes sociales. El uso de las tecnologías es nuestro gran aliado y vamos en esa dirección”.

¿Cómo van a participar este 8 de marzo?, pregunto.

“Haremos una performance temprano en la mañana, convergeremos tipo 11 am en algún punto y nos iremos sumando a la marcha hacia el medio día, integrándonos entre el grueso de la gente, ni encabezándola ni ubicándoos atrás, y pondremos un stand a unas cuadras de Plaza Dignidad para que quienes quieran, puedan afiliarse a nuestro partido”, dice y promete hacerme llegar las convocactorias.

Salgo del café hacia el Metro, pero encuentro cerrada la estación Manuel Montt. Camino hacia la siguiente, Pedro de Valdivia, que también está cerrada. Es que vienen, ocupando toda la avenida, las estudiantas secundarias marchando por Providencia. Han detenido al tráfico y orgullosas gritan consignas feministas, contra Piñera, con un barullo extraordinario que me hace sentir muy viva, están llenas de energía, de ritmo, de rebeldía.

Más abajo, en la Alameda también hay esta mañana manifestaciones espontáneas, performances, frente a la casa central de la Universidad Católica. Son otras estudiantas, desnudas, más osadas todavía, que representan la represión con muñecos que simulan a Piñera y a Carabineros.

Así, en muchos barrios, en tantas ciudades del país, las mujeres – especialmente las más jóvenes – están en ebullición, manifestando su rechazo a este sistema violento y opresor.

Me pregunto si estas jóvenes, con toda la fuerza de su rebelión generacional, se interesan por militar en partido alguno, aunque sea feminista. Son las paradojas de estos momentos.