Por Evelyn Michelle Jaramillo

A finales del 2019, el gobierno ecuatoriano anunció el recorte presupuestario para evitar el incremento de embarazos en adolescentes y para la ejecución de la Ley para Erradicar y Prevenir la Violencia Contra la Mujer.

En lo que va del 2020 han ocurrido 17 feminicidios en Ecuador, en donde el 71,1% de los agresores son los convivientes, cónyugues o parejas de las víctimas y la mayoría de estos casos permanecen impunes, sin contemplar una reparación integral por este delito.

Frente a la violencia sistémica que sufren a diario nuestros cuerpos y territorios, este 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, marcharon diferentes movimientos, organizaciones y colectivos de mujeres que se tomaron las calles del centro histórico de Quito para recordar que aún persisten brechas de género en diferentes espacios y que es necesario movilizarse mientras sigan vulnerando nuestros derechos.

En ese sentido, la movilización convocada por el Parlamento Plurinacional y Popular de Mujeres y Organizaciones Feministas, estuvo organizada por tres bloques que denunciaban: las condiciones de trabajo sin retribuciones justas, la inoperancia del Estado y la revictimización frente a todos los tipos de violencia, el despojo y control de la tierra y de los cuerpos, y la  criminalización a las mujeres diversas y su derecho a decidir.

Las calles se llenaron de música, performance, impactantes consignas y de un ambiente que inspiraba hermandad, de sentirnos libres, seguras, sin miedo, reivindicando una lucha histórica que no ha terminado.