Las elecciones norteamericanas representan un importante juego de ajedrez en el tablero geopolítico internacional. El ganador o el vencedor comandará el estado más poderoso del mundo.

Una prueba del impacto de la contienda se encuentra en la victoria de Donald Trump, el republicano se sumergió en la ola «antipolítica» y ha arrasado el mundo como un gran tsunami cuyos daños todavía no han sido evaluados. Las nuevas armas de persuasión fueron las redes de noticias falsas, la desinformación masiva, un modus operandi que influyó en otros conflictos en todo el mundo y colocó a la extrema derecha en posiciones de poder, fortaleciendo a los partidos con agendas extremadamente problemáticas en todo el mundo. Desde movimientos que niegan el cambio climático y sus impactos en el medio ambiente, hasta la antivacunación y los terraplanistas.

Bernie Sanders se destaca en el medio demócrata norteamericano (lo que podría llamarse la izquierda, si pensamos en un espectro político) por defender propuestas como los impuestos a los superricos, y un gobierno que vela principalmente por el rescate del pueblo, en lugar de los grandes bancos. Los planes del experimentado senador son ambiciosos, como salud pública para todos, inversión en grandes obras y generación de 20 millones de empleos.

A pesar de la derrota inicial en Iowa frente al candidato Buttigieg por solo un delegado, el senador promete agitar el debate político en todo el mundo.


Traducción del portugués por Erika Rodriguez