Luego del ataque bélico de EEUU que produjo la muerte de un alto general iraní y sus acompañantes el pasado dos de enero, el clima mundial está más convulsionado, con incertidumbre y escozor frente a la brutal violencia desatada. En un año electoral, con un juicio político en su contra, Trump pone en vilo a la humanidad al generar una escalada belicista en Medio Oriente. El poder iraní no se hizo esperar, atacando bases militares estadounidenses en Irak presionado por un preocupante sentimiento de venganza en amplias franjas de su población.

 

En el mapa geopolítico internacional actual se juegan fuertes disputas de intereses, con una potencia estadounidense desesperada por recursos naturales y por generar movimiento en su maquinaria militar-industrial, pero que encuentra contrapesos como Rusia y China, que deberán jugar un rol central hoy, ya que son las únicas potencias capaces de generar una progresión hacia la paz y a bajar la tensión en Medio Oriente.

 

Hoy se están trazando nuevas correlaciones de fuerza, en un contexto donde EEUU ve puesto en juego sus intereses en la arena internacional, la OTAN ya no le responde como antes, y otros actores con fuerte potencia económica y militar como Rusia y China le pueden hacer frente, lo que muestra que se trata de un imperio en su fase de decadencia, que suele ser su momento más cruel y violento.

 

El presidente estadounidense parece estar dando “manotazos de ahogado” para salvar su poder al interior de su país y en el mapa internacional, generando severos daños a otras culturas y países, sobretodo en su objetivo de apropiarse de recursos naturales, como el petróleo y los minerales, que necesita para mantener su caudal económico-financiero. Parece que esta línea errática será una continuidad durante este año para Trump, principalmente hasta las elecciones en ese país, continuándose la línea de acciones desestabilizadoras en distintas partes del mundo.

 

Es un panorama complejo tanto para la economía internacional como para el medio ambiente en la casa común que está en peligro, por tanto se ponen en juego seriamente las condiciones de vida del ser humano en todas las latitudes. Es entonces que los pueblos tienen la posibilidad de ir potenciando su conciencia no violenta rechazando la guerra, que junto con la conciencia ecológica frente al desastre natural y el cambio climático son la salvaguarda para el futuro de la humanidad, presionando a los poderosos para generar políticas en favor de la vida humana y de la vida en el planeta todo, en un momento crítico para nuestra civilización planetaria.

 

Hoy las potencias militares nucleares tienen la posibilidad de hacer estallar el planeta 20 veces, al menos. Frente a esa capacidad destructiva, la conciencia humana planetaria con 7500 millones de habitantes, trata de protegerse frente a un poderío militar-industrial-financiero altamente demoledor. En ese sentido, las señales que se den en una dirección no-violenta y de paz tanto de los pueblos como desde los gobiernos y los organismos internacionales son de una impostergable necesidad.

Desde los pueblos del mundo podemos generar entonces una fuerte conciencia no violenta, un potente clamor de paz, un rechazo a la guerra, ya hay atisbos mismo dentro de Estados Unidos donde más de la mitad de su población no apoya esta escalada bélica. Nos encontramos parados en una delgada línea, en la cual un paso en falso puede generar un exterminio masivo, aunque aún puede encontrarse lejos, es una situación que nadie debería desatender. Presionar a quienes deciden para que se manifiesten y accionen a favor de la Paz y de la integración multilateral en paridad e igualdad, buscando justicia para sus pueblos, es una urgencia crítica, tratándose en definitiva de la única salida si queremos un futuro para el ser humano.

 

Columna en FM Radio Gráfica, Abramos La Boca, jueves 09 de enero: