Durante decenas de miles de años, el sumidero de carbono del Ártico ha sido una poderosa dinámica en la funcionalidad del sistema terrestre. Sin embargo, esa funcionalidad tan importante se ha visto paralizada y podría ser cortada permanentemente. De acuerdo con nuevas investigaciones basadas en observaciones de campo realizadas entre 2003 y 2017, se ha producido un cambio en las emisiones de carbono a gran escala en el sistema de la Tierra.

Todo el «Ártico» emite ahora más carbono del que absorbe, un hecho que sólo puede describirse como algo peor que una mala noticia. «Dado que el Ártico ha estado absorbiendo carbono durante decenas de miles de años, este cambio a una fuente de carbono es importante porque pone en evidencia una nueva dinámica en el funcionamiento del Sistema de la Tierra», dice Susan Natali en el Centro de Investigación Woods Hole en Massachusetts (Fuente: El descongelamiento del permafrost ha convertido al Ártico en un emisor de carbono, NewScientist, 21 de octubre de 2019)

El estudio de 14 años mostró que se emitieron 1.66 gigatoneladas de CO2 anualizado de «todo el Ártico» frente a 1.03 gigatoneladas absorbidas. Es un importante punto de inflexión en la historia del paleoclima, un giro escalofriante para peor que amenaza 10.000 años de la maravillosa era del Holoceno de «ni demasiado caliente, ni demasiado frío». Desgraciadamente, ese espectacular clima de Ricitos de Oro, un entorno perfecto para la vida en el planeta, es ahora un recuerdo del pasado.

Con el tiempo, traerá a su paso estilos de vida desafiantes y difíciles en todo el mundo, en todo el planeta, a medida que la vida se vuelve onerosa y muy probablemente peor.

Cuando los científicos investigaron el permafrost a lo largo de los años, encontraron algunas regiones aisladas que pasaron de ser sumideros de carbono a fuentes de emisión, pero esta nueva «investigación muestra ahora que el fenómeno se ha producido en toda la región en su conjunto», Ibid.

Mientras tanto, 25.000 personas se reúnen, del 2 al 13 de diciembre, en Madrid para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019, conocida como COP25. Sólo recientemente, la conferencia se vio obligada a mudarse desde Chile debido a las incontrolables e inéditas «protestas en las calles». Las protestas chilenas son mega-números de ciudadanos extremadamente enojados que se pusieron en acción por un simple aumento en las tarifas de transporte, demostrando que el mundo es una vez más un polvorín similar al de julio de 1914.

Los 25.000 asistentes a la COP25 deberían prestar atención a una ciudad entera, Santiago, cerrada por ciudadanos enojados de un millón de habitantes. Ese persistente escenario puede ser tan importante como los datos climáticos que analizan, porque las manifestaciones masivas chilenas no son más que el reflejo de un fenómeno mundial que tiene todo que ver con el fracaso del neoliberalismo, ya que proyecta su oscura sombra sobre la mitigación del clima.

Según Amnistía Internacional: En los últimos meses se ha producido un aumento aparentemente masivo de protestas en todo el mundo. Desde las calles de Hong Kong hasta La Paz, Puerto Príncipe, Quito, Barcelona, Beirut y Santiago, hemos sido testigos de una enorme ola de gente que sale a las calles para ejercer su derecho a la protesta y a exigir un cambio a los que están en el poder. La organización ha documentado indicios de abusos y violaciones en las protestas que tuvieron lugar en Bolivia, Líbano, Chile, España, Irak, Guinea, Hong Kong, Reino Unido, Ecuador, Camerún y Egipto sólo en el mes de octubre.

La gente se siente cada vez más frustrada por el fracaso abyecto de las medidas de austeridad del neoliberalismo que destruyen los programas sociales, incluyendo el colapso casi total y/o la evasión de las políticas climáticas proactivas. Al contrario: «Los gobiernos mundiales planean producir 120 por ciento más de combustibles fósiles para el año 203o», según un nuevo informe de las principales organizaciones de investigación y la ONU. (Fuente: Stephen Leahy, Dangerous Levels of Warming Locked in by Planned Jump in fossil Fuels Output, National Geographic, 20 de noviembre de 2019)

Curiosamente, uno de los logros más celebrados del neoliberalismo, Chile, el parangón del neoliberalismo, sólo ha servido para marcar en la mentalidad del mundo un vasto abismo de desigualdad, ya que Chile se caracteriza por tener uno de los peores niveles de desigualdad de ingresos del mundo (Estudio Económico de Chile de la OCDE). Un claro recordatorio de que el neoliberalismo divide a las sociedades en «los que tienen» y «los que no tienen» casi tan eficazmente como los preceptos monárquicos que se remontan a 5.000 años en Egipto y Sumeria.

El continuo fracaso del neoliberalismo va en contra de las mejores intenciones de la COP25 y del acuerdo climático de París de 2015. Este fracaso se explica en un documento titulado «Globalización, neoliberalismo y cambio climático» del profesor Liu Cheng, un experto laboral de renombre mundial, profesor de derecho y política en la Universidad Normal de Shanghai, por ejemplo:

«Durante treinta años, las economías globales y nacionales han sido guiadas por políticas de desregulación neoliberal, a menudo conocidas como el «Consenso de Washington». El neoliberalismo ha sido desastroso para los trabajadores en la mayoría de los países, enfrentando a los trabajadores entre sí en una carrera hacia el fondo y haciendo casi imposible la protección de los intereses de la clase trabajadora. Ahora existe un consenso creciente de que el Consenso de Washington ha sido un fracaso». (Cheng)

«También existe un creciente reconocimiento mundial de que estamos en medio de una crisis climática sin precedentes. Listo o no, esa crisis está afectando a cada nación, cada localidad y cada trabajador. Sus efectos ya son graves y, a menos que se adopten medidas mundiales decisivas para contrarrestarla, pronto serán catastróficos. La falta de regulación neoliberal, al desmantelar los medios de dirección pública de la sociedad para satisfacer las necesidades sociales, también ha hecho casi imposible corregir la crisis climática mundial». (Cheng)

«Estas dos realizaciones gemelas, el fracaso del neoliberalismo y la crisis climática, definirán la lucha por los intereses de los pobres y los trabajadores para el próximo siglo. Al mismo tiempo, la necesidad de contrarrestar el cambio climático puede brindar una oportunidad para abordar los problemas más amplios de la desregulación neoliberal». (Cheng)

«Este artículo sostiene que sólo haciendo retroceder el neoliberalismo podremos proteger los derechos de los trabajadores a nivel mundial y resolver la crisis del cambio climático». (Cheng)

Mientras continúan las protestas masivas en todo el mundo, la COP25 se abre con el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, declarando las negociaciones como «la plataforma de lanzamiento para una acción significativamente mayor», enfatizando el hecho de que los mayores emisores del mundo » no están poniendo presión».

Sin embargo, tal vez la COP25 necesite estudiar el impacto del neoliberalismo como un desincentivo primordial para la mitigación del cambio climático. Después de todo, según el profesor Cheng: La desregulación neoliberal, al desmantelar los medios de dirección pública de la sociedad para satisfacer las necesidades sociales, también ha hecho casi imposible corregir la crisis climática mundial.

Por lo tanto, los cientos y miles de datos científicos y modelos climáticos de la COP25 son rehenes de las tácticas de tierra quemada del neoliberalismo. La única manera de que la COP25 salga de este profundo agujero neoliberal es mediante la condena abierta, alertando así a la atención del mundo sobre el origen del cambio climático con un mensaje «arréglenlo».


Traducción del inglés por Nicolás Soto