por Gabriel Bulgach

Desde el siglo pasado, comúnmente nos referimos a la Argentina como “el granero del mundo”, por su capacidad de producir alimento para 400 millones de personas.

Gran paradoja de estos tiempos y como resultado de las políticas neoliberales de los últimos 4 años en este país, un 40% de sus apenas 45 millones de habitantes están padeciendo de inseguridad alimentaria. Para los niños, niñas y adolescentes, la inseguridad alimentaria afecta a más del 50% de esa población.

El nuevo gobierno que asumió hace 12 días, acaba de impulsar el “Plan Argentina contra el Hambre”, con la intención de revertir este absurdo e inmoral estado de situación.

El plan busca garantizar la seguridad alimentaria de la población, favoreciendo el acceso a cantidad y variedad y calidad nutricional suficiente de alimentos. Reformulando la habitual entrega de “cajas” mensuales que se plantea como política alimentaria en muchos puntos del país y que contienen alrededor de 10 productos, el nuevo enfoque del Plan continúa en la línea de los programas de transferencia monetaria condicionadas.

Esto implica el aporte del Estado en dinero para que los beneficiarios decidan cómo, cuándo y en qué gastar esos montos. Las condicionalidades quedarán inicialmente vinculadas a otros programas ya que los beneficiarios serán un conjunto de un universo anterior: en un principio estará destinado a padres y madres  con hijos e hijas de hasta 6 años de edad que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH). También a embarazadas a partir de los 3 meses que cobran la Asignación por Embarazo y personas con discapacidad que reciben la AUH.

Se implementará de modo automático por cruces de información entre la agencia de seguridad social y la base de datos de AUH. Los beneficiarios recibirán la TARJETA ALIMENTAR que se recargará automáticamente los terceros viernes de cada mes con el monto que vaya a definirse y que podrá ser utilizada para la compra de todo tipo de alimentos (salvo bebidas alcohólicas).

El plan incluye también revalorizar a los actores de la economía popular, las cooperativas y la agricultura familiar, creando y fortaleciendo mercados populares, entendidos como espacios de comercialización que promueven precio justo y consumo responsable a partir del encuentro entre productores y consumidores, sin intermediarios.

También se instrumentarán créditos a tasas bajas e incentivos a la economía social y agricultura familiar: préstamos a tasas que no superen el 2 o el 3% y que están destinados a la compra de herramientas y maquinarias.

Paralelamente se crea el Consejo Federal contra el Hambre y el Observatorio Argentina contra el Hambre, quienes estarán a cargo de la gestión e implementación y del monitoreo, seguimiento y evaluación del Plan respectivamente.

No sólo el “granero del mundo” requiere de un plan específico para resolver la Emergencia Alimentaria. Al mismo tiempo, el nuevo gobierno ha decretado la Emergencia Sanitaria y se ha promulgado una ley de Emergencia Económica, con la intención de revertir el gravísimo cuadro de crisis social y económica que tuvo como consecuencia de 4 años de neoliberalismo en Argentina.