Recorrer en la mañana las calles de Santiago, horas antes de que las diversas expresiones que va tomando la protesta social se manifiesten, es como abrir un libro y leer en las paredes el alma misma que anima a esta presión popular, sostenida ya por 44 días seguidos.

Cada día muta la forma y hasta quiénes están en las calles. Ayer fueron las feministas con su performance en contra del patriarcado y también los cientos de miles de manifestantes pacíficos que inundaron la Alameda para festejar el sexto viernes en que la Plaza de la Dignidad se llena de cantos, caceroleos y luces de laser, gracias a la protección que otorgan quienes están en la primera línea y la asistencia que prestan los voluntarios de salud.

Pero esta mañana todo amanece en calma y las paredes de Santiago reflejan, como espejos, lo que vamos sintiendo, pensando y queriendo hacer. Tratamos de comunicarlo en este foto-reportaje: