Por Florencia Varas*

Conversar con Delfina, es siempre revitalizante, con su humor irreverente, sarcástico, que conserva intacto a sus 91 años.

Se sabe reír de sí misma contando sus historias, ya sean apasionados amores del pasado, comentarios políticos o dolencias presentes.

Me cuenta que de su vejez lo único que le molesta es la dependencia, habiendo sido siempre independiente y autónoma, hoy día se ve obligada a depender de otros y eso le cuesta mucho aceptar.

Después de un matrimonio convencional, se saltó todas las normas de su aristócrata familia católica al separarse, ingresar al partido comunista y hacer del teatro su profesión,

Lo que tuvo un costo alto ya que su primer marido ganó en los tribunales la custodia de sus dos hijos, al irse ella a vivir con un actor mucho más joven con quien tuvo dos hijos.

«La pasión de mi vida», dice, «ha sido el teatro y mis hijos», todos casados y divorciados, con muchas ex esposas que forman parte de la gran familia de Delfina, que ella quiere y protege .

Se inició trabajando en el teatro de la Universidad de Chile en Santiago. Después se traslada al teatro de la Universidad de Concepción. Era el centro de los movimientos estudiantiles de izquierda y Delfina se integró al partido comunista.

De regreso en Santiago, forman el teatro ICTUS con obras de teatro creadas de manera colectiva, constituyendo la parte más creativa y satisfactoria de su vida teatral. “Las sensaciones, la sensualidad que es tan importante en el juego escénico, me han relacionado con la realidad en forma mucho más completa. Ahora me es imposible entender la política como un sistema de ideas o la adhesión a un partido.”

«Cuando regresé a Santiago, mi vínculo con el partido comunista se desarmó solo y ahora mi manera de cambiar el mundo se realiza a través de mi labor en el teatro, dando lugar a mi militancia artística».

Vivir económicamente del teatro es imposible y eso hizo que Delfina después de treinta años trabajando en el ICTUS, emigrara en 1994 a la televisión nacional, interpretando muchos roles, lo que le atrajo una inmensa popularidad, la gente la reconoce donde vaya, le piden autógrafos, la abrazan.

Ha regresado al teatro nuevamente y dejado la televisión. En estos días estrena un monólogo titulado “Aliento” que trata sobre el derecho a morir, el personaje que interpreta es una anciana desesperada, pidiendo a su hija que se apiade de su soledad y le practique la eutanasia. Dice que esta obra le ha dado mucho que pensar y reflexionar sobre la muerte. «Yo, que he sido tan independiente y hecho en mi vida todo lo que he querido, me parece un derecho, elegir mi propia muerte».

 

*Florencia Varas es periodista, agregada cultural en Inglaterra desde 1990 a 1994, ex corresponsal de los periódicos The Times y Sunday Times, de Londres.